Las clases de matemáticas es muy interesante, es verdad que no soy muy bueno, pues hay cosas que no entiendo, pero siempre me esfuerzo y terminó en segundo lugar, el primero es James, un chico muy inteligente y extrovertido, ahora resuelvo unos problemas bastante faciles, son algoritmos, no me son tan difíciles pues ya los estudie tres veces en casa, pero estoy atrapado con el problema número 4, tomó un descanso y veo a mi alrededor, el maestro en su escritorio lee un libro, y todos los demás hacen cosas diferentes, Jonny no la pasa tan mal, se nota esta esforzándose y no tiene tanto problema, debe ser porque le estuve explicando este tema ayer, unas diez veces pero aprendió, pero Michael se está comiendo su lápiz de la desesperacion, Corin por otra parte no se ve la pase mal, otro chico le está haciendo el deber, mis ojos viajan por todo el salón viendo rostros: felices, desesperados, soñolientos y uno que otro por vencidos, hasta que finalmente llegó a una esquina de el salón, veo a Keira concentrada en el papel, su rostro sin expresión no despega la vista de la hoja.
Ella viste tennis, pantalones jeans, una camiseta negra y un suéter a rayas, es increíble que esa chica para nada agraciada, sin encanto y podría decirse masculina, sea la misma bailarina de el bosque: elegante, delicada y con gracia hasta para caminar.
Mientras me salto el problema cuatro para seguir con los otros, mi mente empieza a recordar las mariposas y las bayas, mamá ha quedado encantada, hizo mucha mermelada con ellas, ahora tengo mermelada de bayas, frambuesa, fresa, Mora y cerezas, también hizo pasteles, entre otras cosas, hoy para el almuerzo traigo batido de fresa, emparedado de mantequilla de maní y jalea de Mora, y galletas de vainilla cubiertas de glaseado de Cereza, creo que seré diabético.
Termine mi prueba menos ese ejercicio, pensé entregarlo así pero no quería, aún así no pude hacer nada, la campana sonó y debía entregar mi hoja casi terminada.
-Muy bien chicos, entreguen sus exámenes-
De mala gana todos se levantaron y dispusieron a entregar sus hojas, ya era hora de almorzar, no tenía muchas ganas, estos días he comido mucho dulce y no me apetece lo que traigo para comer, pero olvidé mi billetera en casa así que tampoco puedo comer las cosas de la cafetería, y para colmo, tengo mucha hambre por haberme ido de casa sin desayunar, voy a mi casillero y dejó las cosas que no necesitaré, solo saco mi almuerzo y voy con los demás.
Camine hasta la cafetería, la cual estaba repoblada, está lloviendo y toda la población estudiantil ha decidido comer en la cafetería, Jonny rápidamente ha encontrado mesa en el grupo de los populares con: Rod, Jaime, mi hermana y otras personas más.
Pero Michael, Lizzie y yo estamos de pie buscando mesa para sentarnos sin resultado alguno.
-Creo que comeremos de pie- comentó Lizzie
-No...creo que no- dije al ver a lo lejos cerca de una ventana una mesa casi vacía, y digo casi porque una persona solitaria estaba en esa mesa.
Empece a caminar y ellos me siguieron el paso, cada vez ellos iban más lento al ver a dónde me dirigía.
-Hola- salude a la chica en la mesa
-Hola-
-¿Podemos sentarnos?-
Keira no me respondió con palabras solo me hizo un gesto con la mano indicándome que podíamos, estaba apunto de sentarme cuando fue hallado por Michael.
-Amigo ¿Estás loco?-decía susurrándome al oído con sarcasmo y preocupación
-¿Quieres comer de pie?-
-Es Samara, quien sabe que nos pasara por comer con ella-
-Tranquilo, no muerdo- dijo la chica de suéter rayado-O ¿prefieres quedarte de pie a compartir la mesa conmigo?-
-No, es eso, solo- Michael no sabía qué decir
-Si me siento en la esquina, ¿Estarán más cómodos? Me iría pero no hay más mesas vacías-
Ellos asintieron con la cabeza, me molesto bastante su comportamiento, esperaba incluso que Lizzie fuera más racional pero no fue así.
Keira se movió hasta la orilla de la mesa, pegada a la ventanas acto de su pequeña maleta de color negro un recipiente con algo verde adentro, otro un poco más grande con algo amarillo y por último una botella transparente con un líquido rojo, verdaderamente inquietante.
Saqué mi empalagoso almuerzo y ellos empezaron a comer de sus bandejas, todos estaban muy callados, nadie quería hablar, en un punto fijamos nuestra atención en Keira cuando abría sus recipientes misteriosos, en el momento que abrió el pequeño todo parecía bastante bien, el recipiente pequeño tenía fruta verde cortada en pedazos grandes, y cuando abrió el segundo se despidió un delicioso aroma,en ese recipiente estaba guardado un Omelet dorado, la verdad envidiaba su almuerzo.
-¿No piensan comer?- preguntó sin expresión
-¿Qué es eso?- preguntó Michael señalando el almuerzo de la chica
-Omelet y mango verde con sal ¿Qué creíste que era?-
-Nada- dijo rápidamente el chico comiendo la albóndiga que tenía en su plato.
Mire mi almuerzo con un poco de desprecio cuando ella habló.
-¿No te gusta?-
-No, solo que estos días he comido mucho dulce-