Suga lo observa un par de segundos, y luego vuelve a recostarse despreocupadamente sobre el escritorio, dormitando descaradamente ante los ojos atentos del profesor.
La clase, matemáticas para variar, transcurre como cualquier típica clase de matemáticas, aburrida, tensa e inútil, o al menos eso piensa Jungkook, quien nunca ha sido bueno en esa materia. Cada cierto rato mira de reojo a sus compañeros, intentando hacerse una opinión de cada uno, y concluye que en realidad tuvo mucha suerte al quedar sentado junto a Suga, se nota que el chico es de lo más interesante que hay en la clase y eso es un punto a favor.
—Odio matemáticas… —susurró, intentando llamar la atención de su compañero.
—Mmm…apesta, como todas las otras clases —respondió Suga, sin levantar la cabeza del escritorio en ningún momento.
—Ya, es obvio que todas son una mierda, pero está en particular es la peor, te juro que para mí es como si hablaran en otro idioma, no entiendo nada —Jungkook vio como el chico se encogía de hombros, y pasaba olímpicamente de sus intentos de conversación, pero antes de que siguiera avergonzándose, alguien más salió en su ayuda.
—Yoongi, no seas imbécil, estás incomodando al nuevo —exclamó un chico que estaba sentado justo detrás de ellos—. Por cierto, soy Hoseok.
—¿Y qué, se supone que soy el jodido comité de bienvenida? No me jodas, quieres.
—Pero con qué hijo de puta tuve que sentarme —exclamó Jungkook, mostrándose totalmente seguro, aunque por dentro moría de nervios—. Para ser un enano con cara delicada, eres bastante amargado.
—Oh, el chico tiene cojones, me gusta! —exclamó Hoseok.
—Cállense, déjenme dormir en paz —gruñó Suga, sin prestarle mayor atención a lo dicho por Jungkook.
Muy bien, nos quedan 15 minutos de clase, interrumpió el profesor, pueden terminar los ejercicios en casa y los revisaré mañana. Ahora le daré el pase a su compañero Jimin, quien tiene información sobre los extraprogramáticos que compartir con ustedes.
Jungkook vio caminar hacia el frente a un chico bajito, con lentes redondos y la camisa abotonada hasta el final, todo muy pulcro y con cara de estreñido, que solo se disminuía un poco gracias a una brillante cabellera roja que no se perfilaba mucho con la imagen de nerd que Jungkook le estaba atribuyendo.
—Hola! —exclamó Jimin algo apenado, moviendo su manita frente a toda la clase con la intención de llamar la atención.
—Solo veo a uno de los cuatro ojos ¿Dónde está el otro? Ustedes siempre están pegados —Rio burlón Suga, corroborando así la primera impresión de Jungkook, Jimin definitivamente era uno de los raritos del instituto y su compañero de puesto era de los que llevan las riendas en la clase.
—Tae no pudo venir a la clase, por eso me corresponde, como segundo delegado, informarles que deben inscribirse en al menos dos talleres extraescolares. Tengo los formularios y les dejaré uno a cada uno para que se decidan, tienen hasta este viernes para entregarlos.
Jimin comenzó a entregar las hojas a todos los estudiantes, y por algunos minutos Jungkook no pudo evitar observar al chico con atención, en primer lugar le sorprendió la manera olímpica en que ignoró a Suga, y en segundo lugar y mucho más importante, jimin era jodidamente atractivo, y Jungkook tuvo que golpearse mentalmente para dejar de observarlo.
—Nuestro chico nuevo parece muy interesado en el delegado —escupió Suga entre dientes.
Y Jungkook quiso llorar... No llevaba ni un día completo en su nueva escuela y alguien ya lo había calado... Jungkook es gay, pero gay de closet, y de esos bien escondidos, llegando al punto de tener siempre una chica a mano para evitar habladurías.
—Amigo, ya cálmate, estás asustando al chico nuevo —interfirió nuevamente Hoseok.
—Por Dios! ¡Ustedes son tan delicados, a veces no sé cómo soporto ser su amigo! —gruñó Suga.
—No puedes vivir sin nosotros, y Jungkook no te preocupes, Suga en el fondo es un mamón sensible que se esconde en ese pequeño cuerpo gruñón —rio Hoseok.
Jungkook optó por seguirle el juego a Hoseok, y se unió a las risas que los chicos compartían, sabía que debía tener cuidado si quería que su secreto siguiera oculto, así que puso toda su fuerza de voluntad para no volver a observar a Jimin.
Al cabo de unos minutos el pelirrojo había terminado de entregar los formularios, y Jungkook notó que no se había acercado a ellos con los papeles, por lo que supuso que temía a Suga, y aunque se lamentaba por no ver más de cerca al guapo chico, se sintió aliviado por esta acción.