—Todavía no puedo creer que David y yo estamos juntos —dice Karah emocionada mientras se sienta en una de las sillas frente a mi escritorio.
—Lo sé, ya pasó una semana y aún sigues hablando de eso —respondo ligeramente exasperada.
No me malentiendan, realmente me encanta el romance y todas las cosas dulces y tiernas, pero cuando no dejan de repetir la misma cosa una y otra vez llega un punto en el que simplemente te cansas.
—Es que fue tan lindo —continua Karah—, cuando me quito la venda de los ojos y descubrí la oficina de Sebastian repleta de flores y velas con olor a vainilla, y el…
—Discurso tan emotivo que te dijo que hizo que lloraras mientras él te abrazaba —finalizo por ella mientras ruedo los ojos—. Ya lo sé, no te cansas de repetirlo.
—Parece que alguien esta celosa —dice Karah con tono cantarín.
— ¿Celosa yo? —Pregunto incrédula—. Por qué habría de estarlo si Sebastian es el hombre más romántico que conozco.
Sinceramente no entiendo en que estaba pensando Patricia cuando decidió engañar a Sebastian, si él es el hombre más dulce, considerado y romántico que he conocido. Siempre está mandándome notas, regalándome chocolates y lo más importante de todo, genuinamente se interesa por mí y las cosas de las que hablamos. Solía pensar que los hombres así no existían pero entonces Sebastian Ferrer entró a mi vida y me demostró que estaba equivocada.
—En eso tienes razón —concuerda Karah—. Sebastian es imposiblemente dulce.
—Lo sé —digo sonrojándome—, aunque David también es muy dulce.
—Verdad que si —exclama contenta—. Nunca pensé que podría sentirme de esta manera por alguien, es realmente asombroso.
— ¿Ves? Te dije que todo valdría la pena —digo sonriendo.
—Hablando de cosas que valen la pena —dice Karah con curiosidad—. ¿Grecia te ha dicho algo de tu libro?
—Si, dijo que haría que un experto lo leyera y luego de que este diera su opinión podíamos comenzar con todos los trámites para publicarlo.
—Perfecto —dice Karah contenta.
Paso gran parte de la mañana leyendo un manuscrito que me enviaron, y cuando llega la hora para ir a almorzar me despido de Karah pues mientras ella va a comer con David; Henry, Elías, Rissa y yo comeremos juntos.
No sabiendo donde esta Sebastian para despedirme, me dirijo hasta el vestíbulo donde Rissa se encuentra esperándome y luego de saludarnos, comenzamos a caminar hacia el restaurante donde nos esperan los chicos. Los divisamos sentados en una mesa hablando tranquilamente y luego de intercambiar saludos nos sentamos para luego ordenar la comida.
—Es lindo ser nuevamente solo nosotros 4 almorzando —dice Elías luego de que la camarera se aleja con nuestro pedido.
—Es cierto —concuerdo sonriendo—, debido a los preparativos finales de mi último libro estas últimas semanas han sido un poco locas.
— ¿Ya te dijeron si van a publicarlo? —pregunta Rissa con interés.
—Aún no, creo que hoy me dicen si lo publicarán o no, aunque estoy siendo optimista.
—Estoy seguro que van a publicarlo —dice Henry—. Por lo que me has contado realmente parece interesante.
—Gracias —digo feliz.
—Chicos hay algo que quiero decirles —dice Elías mientras juega nerviosamente con su servilleta.
— ¿Embarazaste a Alguien? —pregunto con curiosidad.
— ¿Mataste a alguien? —Pregunta Rissa—. No importa que tan culpable parezcas, yo puedo evitar que vayas a la cárcel.
— ¡Chicas! —Exclama Henry—. Dejen que Elías hable.
—Gracias —le dice Elías a Henry—. Lo que quiero decirles es que Amy quiere conocerlos.
— ¿Amy tu novia? —pregunta Rissa.
—Esa misma —responde Elías.
— ¿Por qué quiere conocernos? —pregunto con curiosidad.
—Tal vez porque son mis mejores amigos —responde Elías sarcásticamente.
—El sarcasmo no es necesario —reprocho señalándolo.
—Como sea, estaba pensando ir a cenar este viernes así que por favor infórmenle a sus novios —dice Elías mirándonos a mí y a Henry para luego dirigirse a Rissa—. Y a lo que sea que tengas.
—No le diré a Richard que vaya —responde Rissa escandalizada—. No quiero que se conozcan.
— ¿Por qué no? es que te avergüenzas de nosotros —dice Henry fingiendo tristeza.
—Para nada, es solo que lo mío con Richard no es algo serio y no quiero que lo conozcan si al cabo de 1 mes vamos a separarnos —contesta Rissa encogiéndose de hombros.
— ¿No crees que vayan a durar? —pregunto curiosamente.
—Estoy segura que no duraremos mucho, somos demasiado parecidos —afirma Rissa—. Además tú sabes que yo nunca duro mucho en una relación.
—Nunca digas nunca Rissa —exclamo sonriendo—. Puede que la vida te sorprenda.
—No lo creo cariño, pero me encanta tu optimismo.