¿alguna vez había llorado frente de alguien? Supongo que enfrente de mamá o papá. Incluso también frente a mi hermano. Pero no recuerdo que llorara con otra persona. Probablemente es la primera vez que lo hago. Es nuevo para mí que alguien me acune en sus brazos y me limpie las lágrimas que ruedan por mis mejillas. Nadie aparte de mi familia me decía en ese momento que todo estaba bien, que todo pasaría.
Y ya lloré suficiente. Tengo que calmarme. Ya saqué lo que debía y es momento de levantarme. Así que muevo mi cabeza escondida y le observo. Me mira con ternura. Es relajante. Me siento querida por él. Es extraño. Pero deberíamos hablar de otra cosa. Sólo hemos hablado de mi y es suficiente. Quiero saber más cosas sobre él.
-deberíamos hablar de ti -le sugerí.
-está bien, ¿qué quieres saber? -me preguntó sin cambiar su mirada. Entonces me zafé de sus brazos y me senté en el mueble. Él también se sentó. En su rostro había confusión-. ¿qué pasa?
-nada, sólo quiero saber cosas sobre ti, estoy curiosa de ti -le sonreí. - Pero entonces pongámonos más cómodos, ¿no crees?
Estaba indecisa. ¿deberíamos quedarnos en el mueble o ir a la cama de una vez? Cuando miro el reloj en la pared, marca las 11:47 pm. Creo que sería mejor hablar en la habitación. Por si nos quedamos dormidos, ya estaremos cómodos y abrigados.
-vamos al cuarto de una vez. Es casi media noche y si nos dormimos pues ya estamos allí –agregué.
Al entrar él se sienta en mi cama. Yo no sé si dejar que duerma en mi cama, o sacar la colchoneta. Pero la verdad es que está haciendo demasiado frio para enviarlo a dormir al piso. Así que mejor por ahora solo dejaré las cosas así.
Entonces acomodé las dos almohadas y me acosté detrás suyo. Me miro, también se acostó y quedamos ambos mirando hacia el techo.
-cuéntame sobre tu familia.
-bueno. Tengo mis dos padres y un hermano. Vivo con ellos. Somos unidos afortunadamente. Mi papá es abogado y mi mamá era contadora. Decidió dedicarse más a sus hijos.
- ¿tienes buena relación todos? –pregunté.
-sí. Confianza también. Por eso pude quedarme en tu casa.
-me alegra que sea así. Realmente ni a mi peor enemigo le deseo lo que yo pasé con mis padres. ¿tu hermano es mayor o menor?
-menor. Dos años.
- ¿Cuántas novias has tenido? –le pregunté y volteé a verlo.
-ninguna –me miró también.
-no te creo.
-en serio, ninguna. Sí me han gustado como dos chicas, pero me decepciona la manera en como son. O sea, pretenciosas y creídas. Así que no he tenido una novia.
-no puedo creer que no hayas tenido ninguna, pero confiaré en ti porque la historia de las mujeres es cierta –le respondí riéndome-. ¿alguna historia triste?
-Ani. ¿has escuchado cosas sobre mí? –se dio vuelta quedando boca abajo y me miró.
-que eres un galán de la facultad de ingenierías –confesé con una risa picara.
-no de eso –se rio-, sobre otras cosas. Y no me considero un galán.
-tienes modestia. Y no he escuchado sobre otras cosas.
-también cometí errores Ani, de los cuales me arrepiento.
-todos los tenemos. Y como me dijiste, de ellos aprendemos –traté de decírselo tiernamente-. Quiero escucharte.
-fue un mes desastroso. Tuve un grupo de amigos que pasaba los fines de semana en discoteca. Así que yo también estaba con ellos. Me enloquecí. Mis hormonas se alborotaron. Durante ese mes, me acosté con dos mujeres que conocí en las discotecas. Una de ellas continúo buscándome. En una ocasión intentamos tener sexo. No pude –entonces bajó la cabeza. Su voz era baja y se oía con dolor-. Era bonita y con buen cuerpo, pero no podía. No la quería ni tenia deseo de ella. No había nada que hiciera que quisiera estar con ella.
Se quedó en silencio. Deben ser recuerdos tristes para él. Y de los cuales no está orgulloso.
-en ese momento me di cuenta de que no estaba haciendo bien las cosas –continuó-. Dejé ese grupo, traté de permanecer en casa e incluso fui al médico. Tuve miedo de alguna enfermedad. Pero solo era eso, miedo. Todo estaba bien conmigo y volví a mi yo de antes. Aunque más sabio –se rió.
-pues que te digo señor sabio –bromee-. No es que lo espere de un hombre, siento que eso puede suceder a menudo. Y no significa que este bien. Pero decidiste no seguir ese camino. Es lo que cuenta, hiciste un bien para ti.
-sí. Lo sé, el daño hubiera sido para mí –suspiró-. Pero quiero aclarar que antes y ahora no soy así. No voy por ahí como bombero comunitario. Tampoco soy mujeriego. Nada de eso. Solo en esas ocasiones hice cosas estúpidas. Aunque no te negaré que soy un poquito problemático.
-vale, te creo –me reí-, yo no insinué nada. Te pusiste a la defensiva sin motivos. Pero, ¿problemático en qué sentido?
-lo siento. Es que varias chicas creen que como hice eso, pueden venir a mí de manera pretensiosa, y otras piensan que soy un mujeriego. Yo no quiero que pienses eso de mí. Tu opinión sobre mi es importante –hizo una pausa y suspiró-. Y he causado algunos problemas. No me gusta cuando hay hombres que tratan de cierta manera a las mujeres. Soy algo así como un defensor de las mujeres cuando lo amerita.