Parte 1

Mi vida había dado un giro inesperado a la edad de 7 años, mi padre y yo sufrimos un accidente, en la cual solo yo sobreviví, aunque no quedé completamente bien de ese suceso, mi padre pudo salvarme la vida. Creí que después de todo ese sufrimiento, no tendría más sorpresas, pero estaba equivocada.

—¡CACHETITOS! — entró gritando a mi habitación, negué lentamente sin dejar de sonreír puse mi bordado a un lado de la mesita y la miré con interrogante — ¿Quieres ir al acuario?

—Porcupine — respondí severamente — ¿te olvidas que estas castigada?

—¿Y eso que tiene que ver con ir al acuario? — preguntó haciéndose la desentendida.

—Si mamá nos descubre, se enojará.

—Solo iremos al acuario, porfis — juntó sus manos haciendo un puchero —, no será divertido si voy sola.

—Bien, pero a que volver rápido — ella asintió y salió al pasillo a cerciorarse de que no hubiera nadie. Entre risas empujó mi silla de ruedas dirigiéndome al ascensor que habían puesto especialmente para mí.

Estábamos en la puerta de seguridad cuando escuchamos la voz de mi madre — ¡JINHYE! ¡JINHEE! VUELVAN EN ESTE INSTANTE — gritó mientras se apresuraba por alcanzarnos.

—¡Rayos! La bruja — bromeó y corrió empujando mi silla de ruedas — dashi run run — dijo riéndose.

—¡Woahhhhh~~~! — levanté mis manos al sentir el viento chocando en mi rostro. Era difícil salir para mí, si no fuera por JinHye, permanecería encerrada en esas 4 paredes. Sé que ella siempre era castigada por mi causa, nunca podría pedir una hermana mejor de la que tengo, aunque en el fondo quisiera que ella viviera su propia vida.

Una vez que escapamos de mi madre, llegamos al acuario, debo decir que siempre valía la pena escapar por un buen aire fresco — este helado esta rico — JinHye se encontraba sentada en una de las bancas que había en el acuario.

—Porcupine, pido cambio — sonreí e intercambiamos nuestros helados, siempre hacíamos eso con nuestros postres o comidas.

A lo lejos escuché la voz de mi madre — Sabía que estarían aquí — llegó hasta nuestro lugar y nos arrebató nuestros helados para luego tirarlos al suelo —. JinHye estoy cansada de tus tonterías, cualquier día me lograré deshacer de ti— mi madre tan amorosa como siempre.

—No te preocupes, cuando tenga oportunidad, nos iremos — JinHye se puso delante de mí en señal de protección —. No pienso dejar a mi hermana con alguien como tú.

—¿Crees que me quedaría con alguna de ustedes? Si no me sirvieran, te aseguro que estarían en un orfanato. Ahora deja tus idioteces y vamos, que tenemos una reunión.

—No pienso ir a ningún lado y tampoco lo hará Jinhee.

—Si me obligas a arrastrarte, lo haré — amenazó — ¿o prefieres que arrastre a tu hermana?

JinHye apretó su puño y se dispuso a empujar mi silla de ruedas rendida ante sus amenazas, mi madre sonrió victoriosa y caminó delante de nosotras. Luego de un breve viaje en el auto, nos detuvimos en una hermosa casa; mamá por supuesto bajó y se dirigió a la puerta mientras el chofer y JinHye ayudaban a bajarme.

Al adentrarnos a esa hermosa casa, nos recibieron una pareja de esposos, tenían casi la misma edad que mamá, pero a diferencia de ella, ellos si parecían ser buenas personas.

—Wow así que ellas son las hermosas JinHye y JinHee — dijo la señora —, debo decir que no exageraste al decir que eran hermosas.

—Claro que no, después de todo yo soy su madre.

JinHye bufó captando la atención de todos — sí, muy bella — dijo con sorna. Tapé mi mano con mi boca aguantando la risa al ver el rostro de mi madre.

—Emmm, ¿bueno les gustaría un poco de postre? Mi esposa cocina unos deliciosos pasteles que hacen subir de peso — bromeó.

—¿Pasteles? Me encantan los pasteles — mis ojos se iluminaron. Parecía que todo iba bien, aun no entendía porque mi madre nos había traído a este lugar, pero no tengo de que quejarme, ellos eran muy amables. Hasta JinHye se había relajado.

—Mi hijo vendrá dentro de unos minutos — comentó la señora Park —, espero que le disculpen por el retraso.

—Da igual, esto esta delicioso — JinHye comía otro trozo de pastel.

—Si sigues así, te convertirás en una bola — le dio un manotazo a su muñeca haciendo que dejara caer el pedazo de pastel —. Deja ya eso, ahora.

JinHye sonrió de lado, a pesar de que estaba rojo esa área y tomó otro pedazo — Seré una bola feliz — lo metió todo en su boca ocasionando la risa de los señores Park.

—Lo siento por llegar... — un chico pelirrojo entró al comedor y se quedó con las palabras en el aire al ver a mi hermana con un enorme pedazo de pastel saliendo de su boca.

—¡Oh! Hijo, llegaste — la señora Park se acercó y le dio un abrazo a su hijo. Por un momento envidie toda esa escena, la única persona que nos daba esa muestra de afecto era nuestro padre — Él es Park Jimin, ¿no es guapo?

—Ya lo creo — dijo mi madre sonriente. JinHye me miró y ambas entendimos que algo planeaba nuestra preciada progenitora —. Ella es JinHee... y ella... JinHye — mi hermana se limpiaba su rostro con su mano ocasionando una mirada incrédula del chico, yo no pude evitar reírme de la escena.

—Hijo, ¿no te parece hermosa JinHee? — indagó su padre.

JinHye levantó la mirada y entrecerró sus ojos como si estuviera escaneando a todos los presentes, al parecer ya se había dado cuenta de algo — Ehh, si, padre — contestó algo desinteresado.

—JinHee, sabe muchas cosas — comenzó a hablar mi madre detallando todas mis virtudes, lo más extraño era que sabía mis virtudes.

—Pareciera que vendes un producto — mi hermana se limpió sus manos esta vez con una servilleta —, ¿qué estas planeando?

—No me avergüences, JinHye — masticó sus palabras —. Guarda silencio, que los mayores están hablando.

—Tu hija es muy directa, eso me agrada — se rio — y ya que lo eres, también seré honesto. Jimin y tu hermana harían una buena pareja de esposos.

—¡QUÉ! — dijimos unísono.