Durante los siguientes días para Lucy vivir en su casa fue un infierno. Esme la trataba mal, la miraba mal, y todo enfrente de su madre. Era completamente una desconocida para Lucy, siempre habían tenido la mejor relación pero Esme se había transformado en una enemiga de la noche a la mañana. Lucy trataba de no enojarse cuando la agredía, de no responderle a sus insultos. Trataba de arreglar las cosas, de pedirle perdón, de que al menos la comprendiera. Trataba de no enojarse demasiado, trataba y trataba.
Pero el colmo de los colmos se lo llevó cuando entró en su cuarto y se encontró a Esme sentada en su cama con su celular en la mano.
-¿Qué estás haciendo?- le preguntó enojada.
Lucy se acercó e intento arrebatarle el celular. Pero Esme corrió la mano.
-¿Con qué derecho invades mi privacidad? Dame mi celular, no tienes por qué entrar a mi cuarto y tocar mis cosas.
Esme ni se molestó en levantarse.
-Xavier te estuvo llamando- avisó.
-Dame el teléfono- pidió Lucy tratando de no chillar.
-Lo que más me duele- dijo Esme sin hacerle caso-. Es que yo te creí. Te hacías la pobrecita, la buena... Y todo para quedártelo. Cuando yo venía llorando y tú me consolabas era todo una farsa. Ahora lo entiendo.
-Ya te he dicho mil veces que las cosas no son como crees.
-Y yo ya te he dicho mil veces que no te creo nada de lo que dices-Esme se puso de pie y le mostró el celular a Lucy-. Todos los mensajes son de él, todas las llamadas de él ¡Odio que sea así!- gritó y estroló el celular contra la pared.
-¿QUÉ HACES?- gritó Lucy.
-¡No lo entiendo! ¡Pudiendo estar conmigo te elige a ti! ¡No entiendo que es lo que ve en ti!
Lucy recogió los restos de celular del suelo.
-Veté- dijo con bronca-. Sal de mi cuarto.
Agarró a Esme del brazo y la llevó hasta la puerta. Tenía ganas de sacarla de los pelos, pero hacía un esfuerzo sobre humano para no estallar de ira.
-¡No me toques! ¡Yo saldré de aquí cuando se me dé la puta gana!
-¡Es mi cuarto y vas a salir cuando yo te lo diga! ¿¡Quién te crees que eres para romper mi celular!?
-¿¡Y tú quién te crees que eres para decirme lo que tengo que hacer!?
La madre de Lucy escuchó los gritos y subió a ver qué pasaba.
-¿Qué ocurre? ¿Por qué se gritan?- preguntó.
-¡Rompió mi celular!- le dijo Lucy mostrándole el teléfono con la batería a fuera y la pantalla rota.
La madre de Lucy abrió la boca con asombro y miró a Esme.
-Lo hice porque se lo merece tía. Mira como me está echando de su cuarto. Es una desubicada.
-Estoy recurriendo a echarte porque te metiste sin permiso. Y no sólo eso, sino que también rompiste mi teléfono- le discutió Lucy.
-¡Y lo volvería a hacer! ¡Haría lo que sea para que no te juntes más con él!
-¡Esme basta!- gritó la madre de Lucy, más calmada repitió-. Basta las dos. Son primas, casi hermanas. Es una vergüenza la forma en la que se están comportando. Ya son grandes, dejen de hacer berrinches y solucionen las cosas como las personas civilizadas que son. Esme no puedes entrar al cuarto de Lucy y romper su celular, no tienes ningún derecho.
-No puedo creerlo. Yo rompo su celular y soy la mala. Ella rompe mi corazón al robarse a mi novio, y nadie le dice nada.
Esme las miró con enfado y se fue.
Lucy suspiró y apoyó la cabeza en el marco de la puerta. Ya no tenía celular, y no tendría uno durante un largo tiempo.
-Ya veremos cómo arreglarlo- Le consoló su madre.
-No puedo creer que hayamos llegado a este punto- dijo Lucy mirando su celular-. No es tanto el celular lo que me preocupa, sino la actitud. No puedo convivir con una persona agresiva. Me siento como viviendo con el enemigo.
-¡Ay Lucy por favor! No armes una película de todo esto.
-En serio mamá. Siempre me está agrediendo. Aprovecha la mínima oportunidad para insultarme, y hasta para amenazarme. Y ahora no sólo se metió a mi cuarto sin permiso, sino que revisó y rompió mi celular.
-¿Amenazarte?-La madre de Lucy se rio-. Creó que Esme no es la única exagerada.
Lucy puso los ojos en blanco.
-De verdad mamá, ésta situación no es para mí.
-¿Y qué vas a hacer?- le preguntó su madre sin esperar respuesta.
-No lo sé- dijo Lucy.
Lucy y Xavier caminaban de la mano por la plaza. Ella le contó que Esme había roto su teléfono y que para poder recuperar su número tuvo que sacar el chip y ponerlo en el teléfono de Callie. Y eso no fue hasta dos días después. Esme no se sintió culpable en absoluto.
-Intento no enfadarme, pero es una tortura- le contó Lucy-. No es para nada agradable convivir con alguien que te odia.
-¿Y qué piensas hacer? ¿O qué quieres hacer?
-Lo ideal sería irme, por un tiempo. La mala energía que envía Esme me trae mala suerte, y además me deprime.
-Es una buen idea ¿Y a dónde piensas ir?-Xavier acercó a Lucy a él atrayéndola por la cintura.
-No tengo idea. Nunca trabajé en mi vida. Si le planteó esto a mi madre va a mandarme al diablo.
-Pero ya eres mayor de edad, y no necesitas permiso para irte de casa.
Xavier la miraba expectante.
-Ya lo sé. Pero no tengo como pagar un alquiler. No trabajo, y aun me falta mucho para recibirme. Además no encontraré muchos trabajos que paguen la cantidad que necesito para pagar un apartamento.
Xavier sonrió e hizo una mueca.
-Hay algo que estas olvidando.
Lucy lo miró sin entender.
-¿Qué?
-Yo tengo apartamento. Trabajo...
-Ni lo sueñes, No iré a vivir contigo.
Lucy se apartó.
-¿Por qué?
-Porque llevamos apenas un mes de estar juntos. Y porque no estoy preparada para tal cosa.
-Sólo sería un tiempo, hasta que tú y Esme dejen de estar peleadas.
Lucy negó con la cabeza.