Hace dos días no salgo de casa.
Siento que algo malo me pasara si decido salir.
Me sentía muy mal, una mezcla de enojo, tristeza, e impotencia.
Estaba tirada en mi cama, abrazada a la almohada, que por estos días había sido mi único apoyo emocional.
Golpearon la puerta.
Solté un suspiro cansado.
Me levante de mala gana y baje las escaleras.
Abrí la puerta lentamente, y no era nadie menos que Zoe.
-Oye, no es por nada, pero quiero estar sola- Dije tallando mi rostro frustrada.
Ella no tiene la culpa de nada…creo.
-Entiendo Ali, pero debo hablar muy urgente contigo- Dijo preocupada.
-B-Bien, entra- Dije dándole paso.
Zoe entro y fue directo a la sala.
Cerré la puerta y fui con ella.
Me senté a su lado del sofá.
-¿Qué pasa?- Dije echando mi cabeza hacia atrás.
-Sé que todo esto te está abrumando, sobre todo lo de tus padres, pero…quiero saber, ¿Realmente quieres a Christian?- Dijo seria.
Baje la mirada.
-Es difícil, ¿sabes?, realmente lo quería, a parte del acoso, siempre me atrajo, y por alguna razón sin hablar antes con él, me encariñe mucho, pero ahora, ya no estoy segura, la verdad…ya no.- Dije sincera.
Asintió.
-No quieres estar con él, ¿verdad?- Pregunto.
Negué.
-Ni ahora, ni nunca- Dije encogiéndome de hombros.
-Ali, realmente te quiero ayudar, porque no sé qué le está pasando a Christian, se comporta demasiado extraño, y no entiendo por qué- Comenzó a explicar.
Asentí.
-Si no quieres estar con él, hay una forma de alejarte- Dijo nerviosa.
Abrí mis ojos sorpresa.
-¿De verdad?- Dije formando una leve sonrisa.
Asintió jugando con sus manos.
-Sí, pero primero, debes…-El sonido de la puerta la interrumpió.
-Dame un segundo- Dije levantándome a abrir.
Nunca me sentí tan aliviada.
Abrí la puerta.
Debe ser una broma.
-¿Qué quieres?- Dije enojada.- No tienes nada que hacer aquí.
Christian sonrió de manera orgullosa.
-A ti, tu eres lo que quiero tonta- Dijo acercándose a mí.
Él cerró la puerta detrás de sí mismo.
Se siguió acercando más, y yo solo retrocedí.
Me acorralo contra la pared.
-Vete Zoe- Ordeno.
La chica llego donde estábamos nosotros y lo vio mal.
-Luego nos vemos Ali- Dijo saliendo.
Trago grueso.
-No sabes cómo te necesito.- Dijo pegando su rostro al mío.
-No sabes cómo te odio idiota- Dije moviendo mi cara.
Él tomo mi mentón y me obligo a verlo.
-No me odias, te hice un favor, créeme- Dijo con un tono que me causo escalofríos.
-¿A, si?, creo que me perdí el favor- Dije molesta.
-Tus padres ya sabían de nuestra existencia, por eso viajaban tanto, para alejarse del peligro, porque sabían que eras mi Mate, y su plan era entregarte a mí, a la fuerza.
Mis ojos se cristalizaron.
-No es cierto- Dije negando- ¡No es cierto!
-Lo lamento Alice, pero es cierto, y hasta Umer lo sabe- Dijo sonriendo levemente.
Negué.
No podía ser verdad, ellos nunca me hubieran hecho eso.
Lagrimas comenzaron a salir de mis ojos.
-Estas mintiendo- Dije herida.
-No miento, solo piensa lo distantes que eran, lo misteriosos y fríos que se portaban…analízalo bonita, tu sola te darás cuenta- Dijo encogiéndose de hombros.
Cerré los ojos.
-Tal vez…si.- Admití triste.
Sonrió de medio lado y acaricio mi mejilla.
-No te sientas mal por eso, ellos no te valoraron, es diferente…porque yo si lo hago- Dijo acercando su rostro de nuevo a mí.
Me separe de él, de forma brusca.
-No voy a dejar que aproveches la situación estúpido- Dije viéndolo mal.
-Bien, como quieras- Dijo tomando mi cara a la fuerza.
-¿Q-Qué haces?- Dije nerviosa.
-Lo que tú has querido durante todo este tiempo-Y si esperar nada me beso.
Si fuera otro momento, me hubiera gustado, pero no ahora.
Me das asco Christian.
Intente quitarlo o empujarlo pero no podía.
Tomo mis piernas y las enrollo en su torso.
Su beso era bastante fuerte, me estaba dejando sin aire, en cierto modo, doloroso.
Se separó un momento para tomar aire, y se volvió a pegar a mí.
Sin darme cuenta, supongo que con su velocidad, estábamos en mi habitación ya.
Me tiro en la cama y se acomodó sobre mí, sin romper el contacto de nuestros labios.
-No quiero, no ahora- Dije separándome como pude.
Mi respiración y la de él estaban agitadas.
Sus ojos estaban oscuros, no eran el ámbar de siempre, sino negros con el iris un poco rojo.
Sus colmillos ya habían salido.
-No me lo vas a negar, tú quieres- Dijo acariciando mi pierna.
Negué.
-No, no quiero Christian, y menos ahora- Dije quitando su mano.
Soltó un gruñido.
-Eres muy terca- Dijo levantándose de la cama.
-¿Qué intentabas hacer realmente?- Le pregunte.
-Marcarte como mía preciosa, solo mía- Dijo pasando su lengua por su labio inferior.
¿Marcarme?, ¡¿Enserio?! no soy un objeto.
Lo vi mal.
-Lo ibas a hacer a la fuerza Christian, no está bien…yo nunca seré tuya- Dije seria.
Río amargamente.
-No digas cosas de las que puedas arrepentirte Alice, porque no me gusta que me hablen así- Dijo apretando los puños.
-No voy a hacer algo que no quiero- Dijo sentándome y cruzando los brazos.
-Tu terquedad es…fascinante- Dijo mordiendo su labio inferior.
Vaya, ahora es bipolar.
-No puedo creer que enserio te resistas, sé que desde hace mucho, querías eso conmigo- Dijo asintiendo.
-Claro que no- Dije negando.
-Eso decía tu diario tonta, no me engañas, y no te esfuerces en negarlo.
Le saque el dedo del medio.