Me dirán loca, pero desde la confesión Taylor ayer, hoy decidí visitar a Umer.
Fui al bosque sola, que tal vez no fue la mejor idea que pude tener.
Porque sentía demasiados escalofríos y ojos puestos en mí.
¿Soy una mala persona?, por no hacer caso a Christian.
¿Es hipócrita que antes lo acosara y ahora ni lo quiero ver?
Tal vez si o tal vez no.
Frote mis brazos.
Que frio hace.
Mi vida es un caos total, cada vez hay más secretos y peligros cerca de mí.
Puede ser que yo misma pueda resolver todo esto y volver a ser o intentar ser la de antes, aunque sea difícil.
Pero, en este momento no tengo una buena solución.
¿Y si Umer no me ayuda que voy a hacer?, ¿Seguir escondiéndome y viviendo preocupada mientras Taylor intenta arreglar las cosas?
No es justo, para nadie lo es.
Pero claro, la vida no es justa, eso lo tengo confirmado.
¿Qué va a pasar conmigo si logro alejarme de esto?
Taylor tenía reputación de ser un chico popular, uno de los mejores futbolistas del equipo, y rompe corazones.
Porque jamás salía con ninguna chica.
Es atractivo, no lo puedo negar.
Pero tampoco puedo decir que me gusta, porque sería mentir.
Claro, eso no quiere decir que alguien me guste en este momento, y menos Christian.
¿Le tengo miedo a Christian?, si, y mucho, pero no se lo voy a demostrar.
Ese miedo no es común, y menos es mí, ¡Nunca le había tenido miedo a alguien!
Bueno, creo que a veces pienso demás.
Seguí pasando entre las rocas y ramas hasta que sentí que alguien me jalo e hiso caer de para atrás.
Mi cabeza se golpeó contra una de las piedras.
Comencé a ver borroso.
-Vaya, vaya, pero, ¿Quién tenemos aquí? - Una voz masculina hablo.
Sentí su respiración cerca de mi cuerpo.
Pero no podía moverme.
Definitivamente fue pésima idea venir sola.
-Una linda presita para divertirme un rato- Dijo con voz divertida.
Mierda.
Puse mi mano en la parte trasera de mi cabeza y la sentí húmeda.
Estoy sangrando. ¿No podría ser peor?
El desconocido, supongo que un hombre lobo, comenzó a pasar su dedo por mi cuello.
-Bueno, bueno, te ves…deliciosa- Dijo con tono macabro.
Trago grueso.
No estaba consciente del todo.
Podía escuchar que hablaba, pero no le entendía.
Espero no dia nada importante.
¿Por qué siempre me tienen que pasar este tipo de cosas?
¿No puedo tener una vida normal sin tragedia alguna?
Sentí dolor por todo mi cuerpo.
Escuche un gruñido de lobo bastante fuerte.
Tengo la extraña sensación de que la caigo mal al universo o al destino...tal vez a ambos y se unieron contra mí.
Sentí que algo se clavó en mi abdomen.
Un grito desgarrador salió de mi garganta.
Lagrimas comenzaron a salir de mis ojos.
Duele, duele de la peor forma.
Sentía ardor y la sangre salir de ese lugar.
No lo podía creer.
Cada vez que gritaba sentía mi garganta arder.
Sentía que todo estaba dando vueltas.
Mis manos temblaban.
-P-Para- Fue lo único que pudo salir de mi boca.
Cerré los ojos quedando totalmente inconsciente.
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Abrí los ojos lentamente.
Estaba en mi habitación.
Me senté en la cama apoyando mis brazos en el colchón.
Sentí dolor en mi abdomen.
Levante mi camiseta y debajo de esta tenía lo que parecía ser una venda.
Fruncí el ceño.
-No hagas fuerza, mejor solo recuéstate- Escuche una voz en la entrada a mi cuarto.
Del susto pegue un corto brinco.
- ¿Taylor? - Dije confundida.
-Si- Dijo sonriendo y acercándose a mí.
Estaba sin camisa.
Se podría decir que está más bueno que Christian.
¡Concéntrate!
- ¿Cómo te sientes? - Dijo sentándose en la orilla de mi cama.
-Bien- Dije asintiendo.
-Lamento todo lo que te paso- Dijo soltando un suspiro.
Negué.
-No es tu culpa…por cierto, ¿Cómo llegue aquí? - Dije mordiendo el interior de mi mejilla. Bajo la mirada.
-Un lobo, de la otra manada, te ataco en el bosque, y yo pues de milagro iba pasando y aunque fue difícil, logre traerte aquí casi sana y salva- Dijo encogiéndose de hombros.
- ¿Por qué me ataco? - Le dije.
-Atacan a cualquier humano que se les atraviese- Dijo restándole importancia- Tu Alice, tuviste suerte de no ser devorada.
Mordí mi labio inferior nerviosa.
-Gracias- Dije sonriendo.
Asintió.
-No hay problema Ali- Dijo observando mi abdomen.
Río.
- ¿Qué te causa tanta gracia? - Le dije.
-No es nada…solo que…nada- Dijo negando.
Prefiero no insistir para no hacerlo enojar.
Y para mí es muy difícil no preguntar.
Creo que la mayoría de cosas que me pasan son por mi jodida curiosidad.
-Taylor, ¿Cómo puedo recompensarte?, me has ayudado tanto, y protegido- Dije sonriendo- Me has salvado la vida.
Rasco su nuca.
-No quiero ninguna recompensa por haberte ayudado, lo único que quiero es que estés bien- Dijo nervioso.
Sonreí.
-No seas tan modesto, debe haber algo que pueda hacer- Dije tomando su mano.
Negó.
-Nada Alice, no hagas nada- Dijo mordiendo su labio- Es mejor que descanses.
-Pero- Me interrumpió.
-Descansa- Dijo dando un beso en mi cabeza.
Se levantó y antes de salir dijo en un susurro.
-Debes descansar, más tarde hablaremos.
Y se fue.
No quiero estar sola.
Pero ya es tarde para pedirle que se quede conmigo.
Espero que todo se pueda resolver.
Necesito que se resuelva.
Me acomode en mi cama y recosté de nuevo dispuesta a descansar.