Taylor va a retar a Christian y lo más probable es que alguno de los dos se termine matando.
Christian va a marcarme quiera o no, ahora voy a ser “suya”.
Camila no ha vuelto a aparecer, no sé nada de ella.
Tengo más de 100 mensajes y llamadas perdidas de Hannah, Sofia y Lorena, pero no les puedo contestar, no las voy a poner en peligro.
Christian mato a mis padres, a pesar de no ser los mejores los amaba.
No tengo memoria de mi niñez, esta modificada.
Temo por mi vida cada vez que salgo.
Siento demasiadas cosas, y de ninguna estoy segura.
Todo esto pasó demasiado rápido, no estaba preparada para todo esto, ni aun lo estoy.
Ya no quiero aguantar esto, no sé cómo manejarlo, es demasiado para mí.
Me siento deprimida, en algunos casos ansiosa, y con demasiado estresada.
No quiero más…no puedo más.
Me dirigí a la terraza lentamente.
¿Estoy segura de esto?, ¿El suicidio es mi única escapatoria?
Si.
Merecía morir y con dolor por hacer sufrir a tantas personas.
Me puse en la orilla del balcón a pesar de sentir mi cuerpo temblar tanto.
Lagrimas salieron de mis ojos sin control alguno.
-¡¿Por qué?!- Grite al cielo- ¡¿Por qué mierda me haces esto?!
Sentía un gran dolor en el pecho.
Realmente dolía.
Escuche extraños ruidos en la casa pero decidí ignorarlos, no se escuchaba bien desde el cuarto piso.
Estoy lista, o tal vez no, pero debo hacerlo.
Me abracé a mí misma dejando libres mis últimas lágrimas.
No más dolor.
No más depresión.
No más tristeza.
Nada de eso.
Ya es hora.
Pase mis piernas alrededor del barandal de seguridad quedando expuesta a caer libremente, solo sujetándome con mis manos.
Esa era mi intención.
Quite mis manos de forma lenta.
Aquí voy.
-¡Alice!- Escuche un grito a mis espaldas.
Haciendo caso omiso me solté completamente.
-¡No!- Reconocí la voz de Taylor.
Pensé que caería, pensé que moriría, pero no fue así.
-Por favor no lo hagas- Murmuro tomándome firme por la cintura.
Oí sus sollozos y sentí sus lágrimas en mi cuello.
Este es todo el daño que causo.
-Déjame por favor- Dije poniendo mis manos sobre las suyas.
Él negó jalándome sobre el barandal.
Me derrumbe en el suelo sin parar de llorar.
Taylor me abrazo por detrás llorando en silencio.
-Sin ti mi vida no es nada Alice- Susurro casi inaudiblemente.- No sabes cuánto te necesito.
Asentí recostando mi cabeza en su hombro.
-Te admiro- Dijo regalándome un leve sonrisa aun con sus ojos llorosos y sus labios hinchados.
-¿Por qué?- Dije confundida.
-Trataste de suicidarte, lloraste sola, tenías depresión…me tienes a mí, ¿No es suficiente?
Asentí rápidamente.
-Claro que sí, pero lo que no me deja tranquila es sentirme culpable de muchas cosas- Dije aguantando mis lágrimas de nuevo.
Taylor acaricio mi cabello.
-¿Cómo llegaste tan rápido?- Pregunte.
-Por suerte venía a visitarte, cuando llegue no te vi, así que me preocupe hasta que escuche tus gritos, y luego gracias a mi velocidad pude evitar que te fueras- Dijo entrelazando su mano con la mía.
Sentí un nudo en la garganta.
-Mmm... Pues creo que gracias por salvarme- Dije desanimada.
-¿Crees?- Dijo confundido.
-Si…por alguna razón yo si quería irme.
No dijo nada más.
-Si te sientes así puedes hablar conmigo, de lo que sea, no importa la hora o el lugar- Dijo intentando animarme.
Asentí.
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-Debes dejarlo ir- Una voz sonó en la nada.
Estaba en un lugar oscuro, no veía nada.
-¿Quién eres?- Pregunte con miedo.
-Nadie querido…solo déjalo ir.
¿De quién habla?
¿Dónde estoy?
-Podrías ser más específica- Dije molesta.
-Deja ir al lobo.
¿Qué?
-¿Cuál lobo?- Dije sintiéndome algo mareada.
-Al que te ama, cuida y protege.
Me senté en la cama rápidamente.
Sentí mi corazón late demasiado rápido.
Otra vez esa voz…esa que constantemente me atormenta en mis sueños.
-¿Estas bien?- Dijo Taylor algo adormilado.
-S-Si- Dije asintiendo.
-Tranquila, solo fue una pesadilla.
Solté un suspiro.
Que suerte que se quedó a dormir conmigo esta noche.
Taylor me miraba desde su lado de la cama con preocupación.
Estaba durmiendo a mi lado, y sin camiseta.
-¿Quieres seguir durmiendo o que quieres hacer?- Dijo bostezando.
Me fije en el reloj a mi lado.
Son las 11:57pm no es justo para Tay.
-Creo que prefiero seguir descansando- Dije sonriéndole.
Yo que creía que los lobos no dormían.
Él asintió.
Me recosté en la cama de nuevo quedando frente a frente con el chico.
Sentía su respiración en mi rostro.
Me abrazo por la cintura y yo recosté mi cabeza en su brazo.
-Solo descansa tranquila, yo estoy aquí- Dijo dando un beso en mi cabeza.
Asentí.
Cerré los ojos lentamente hasta volver a dormir.
-Deja ir al lobo- De nuevo esa voz.
-¡Ya basta!- Grite- ¡¿Quién eres?!
Se escuchó como un vidrio se rompió.
-Soy el ser que sabe por todo lo que has pasado, de cómo te sientes.
Trague grueso.