Mi version de ti

19

Era la noche. Lo presentía. La Kate que me devolvía la mirada en el espejo era una de mis versiones favoritas de los últimos meses. Me sentía realmente bien.

Había elegido un vestido azul oscuro de tirantes que me hacía una silueta mil veces mejor de la que tenía, junto con un maquillaje suave y el pelo liso habían conseguido que me viera guapa como nunca. No solo me veía guapa, me sentía aún mejor.

Estaba haciendo lo que quería, sin esconder nada de nadie ni tener miedo a equivocarme. Estaba conociendo a un chico que cada día me gustaba mas y la presencia de Enzo ya no era razón suficiente para hacer que me temblara el cuerpo entero. Era como si hubiera empezado a abrir los ojos y ver mi mundo mas allá de unos ojos grises.

—Menudas tetas heredaste hija mía —oigo a mi madre en el umbral de la puerta de mi habitación.

—Mamá por dios —me avergüenzo y le doy la espalda.

—Oye ya le gustaría a muchas ser la mitad de guapa que mi hija.

Se acerca y me aparta el pelo de la cara. Era fácil sentirse tan bien teniendo una madre que te lo decía cada dos por tres. Le doy un abrazo apretado.

—Me alegra mucho verte así de feliz, sea por quien sea —me susurra y sé por qué lo dice —Pensé que aquello iba a hacer tan difícil que tú...

—Mama olvídalo y quédate tranquila, soy una Young, un hueso duro de roer —me hago la dura pero solo pretendo evitar que salga el tema.

Me mira como una madre, con ojos tiernos y una sonrisa que le sale del fondo de su corazón.

—Te quiero, pásalo bien y vuelve tarde —me besa la mejilla y nos despedimos.

Tenía demasiadas razones para ser feliz, por eso pasar por aquello no pudo hacer que me viniera abajo.

Salgo por la puerta y Javi ya me espera fuera del coche. Sobraba decir que se veía espectacular. Camisa verde caqui y pantalones chinos negros.
¿Desde cuando solo hacía que juntarme con pivones?

—Estoy empezando a plantearme hasta cambiar de equipo —me dice mientras con una mano me da la vuelta entera.

Me rio a carcajadas algo tímida. No estaba acostumbrada a los piropos si venían del sexo contrario.

—Y aún no he empezado a intentar convencerte —le digo.

Me planta un beso en la mejilla. Mas cerca de lo esperado haciendo que le sonría involuntariamente.

—Demasiado sutil ¿no? —le pincho y me aparto un poco.

Me agarra la mano y me planta un beso en los labios dejándome poco margen para reaccionar. No recordaba lo dulce que sabía y lo bien que besaba. Le devuelvo el beso con las mismas ganas.

—Puedo ser mucho menos sutil si lo prefieres —añade y me acompaña hasta el lado del copiloto.

Abre la puerta y entro. Ese chico también sabía lo que se hacia.

El restaurante de Ricard Camarena era uno de los mas exclusivos de la ciudad. Un lugar que destilaba elegancia por cada rincón. Los combinación de tonos marrones y negros, los techos de madera, la piedra en la pared y los enormes ventanales hacían que ese espacio abierto fuera como entrar en otro mundo.
Los camareros, tanto hombres como mujeres, vestían un traje impoluto y se movían como si de la coreografía de un baile se tratara. Era una de las experiencias gastronómicas mas demandadas de toda la ciudad. Yo no había ido nunca, pero al parecer los hermanos Montgomery eran habituales en aquel lugar, ya que nada mas entrar la chica de la puerta recibe a Javi con una sonrisa y sin cruzar ni una palabra nos lleva a una de las mesas mas apartadas.

Nos sentamos y con un gesto le pido agua a la primera camarera que se acerca a nosotros. El momento beso con Javier me había dejado la boca seca.
Al cabo de un rato llegan Lila, Aster, Enzo y Sol. No me sorprende ver que Marina había desistido de venir. Tal y como estaba me había hecho mas bien un favor.

Lila se sienta al lado de su hermano, Aster le sigue y Sol, decide sentarse al lado del pelirrojo en lugar del mío. Lo hace tan rápido que deja pocas opciones a Enzo, que me mira y levanta los hombros con gesto inocente. Evito mirar a Javi pero noto como acerca un poco mas su silla a la mía. Los hombres y su instinto incontrolable de marcarlo todo.

—Estas muy guapa —murmura Enzo demasiado cerca para mi gusto y se sienta.

Carraspeo nerviosa, Javi entabla conversación con Aster y no presta mucha atención.

—Gracias Enzo, amigos ¿Okey?

Pone los ojos en blanco. Llevaba una camisa azul cielo y pantalones marrones, dos colores que como todos, le sentaban de maravilla.

—Empiezas a sonar repetitiva.

—Tu empieces a parecer sordo.

—Sordo si, ciego no —Y clava su mirada sin ningún disimulo en mi escote.

Le pego en el hombro.

—¿Los amigos no se miran las tetas? ¿Cómo funciona esto entonces? —se hace el tonto y no se porqué pero este Enzo divertido no me disgusta.

—Pues mira los amigos hablan —le explico como si fuera un niño pequeño — Pueden quedar para tomar algo, ver una peli o compartir algún hobby.

—¿Quieres compartir un hobby conmigo Katherine? —me pregunta y sus palabras no suenan en absoluto inocentes.

—Creo que no Enzo.

—¿Segura? —susurra mucho mas cerca de mi que antes.

Inmediatamente mi cabeza me trae de golpe el recuerdo de su coche. Su mano, su boca... Noto un cosquilleo que me sube por todas partes y veo que me esta mirando. Pasa el dedo por su labio haciéndome mirar instintivamente, me suelta una risita complacido. Sabe perfectamente en que estoy pensando y le encanta.

—Enzo...—intento sonar enfadada aunque no puedo.

—Si tu puedes ir vestida de esa manera yo puedo hacer alguna que otra broma ¿Es justo no?

—¿Quieres que me vista de otra manera? —le pregunto.

Ahora soy yo la que juega pero no puedo evitarlo.

—Kate cuando un león esta dormido no aconsejan despertarlo —me amenaza

Su tono enciende algo en mi. Algo que solo él sabe encender.

—A menos que sea su domadora ¿no?

Suelta una carcajada de satisfacción.

—Empiezo a verle el lado positivo a esto de ser amigos —me dice y aparta un mechón de mi pelo.




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