Bienvenida
Después de tener un agradable dormir, aunque podría decir que escuché algunos aullidos durante mi descanso, froto mis ojos al sentir la luz proviniente de la ventana filtrarse a través de la fina capa de tela.
Me levanto mientras pienso en mi vida al enfocarme en la maleta al final de la habitación. El olor hace que despierte de mi trance y frunzo levemente el ceño ante su olor, caramelo quemado? De nuevo?
Pienso por un segundo hasta que decido caminar a la cocina.
-En está circunstancia me gustaría tener una gallina para que ponga huevos -suelto mirando el pequeño estante vacío-
Miro los pocos ingredientes que había traído conmigo, todo es para hornear...joder, no quiero nada dulce y hacer algo salado, tardará, probablemente solo pueda hacer algunos pancitos mañaneros.
Tomo la harina, el polvo de hornear, sal, y empiezo a mezclar mientras tomo el sartén y lo dejo calentarse en la cocina.
Mientras la mezcla queda uniforme, voy formando pelotas, palitos, o lo que sea pero se va al sartén recientemente engrasado. Al tener cocinados algunos, me siento en la silla de ma pequeña mesita del comedor.
Sin espera alguna alrededor de una hora después, tocan la puerta y quedo helada mientras metía el primer trozo de pan a mi boca.
Me levanto y me dirijo a la puerta donde tomo un respiro antes de tomar el pomo y abrir, para poder mirar a la persona que se reflejaba antes solo que ahora con claridad.
Con cada paso y al abrir la puerta es como si estuviera abriendo un horno con pan recién horneado relleno de caramelo, solo que se me ha pasado un poco con respecto a su cocción.
Caramelo quemado?
Al verle mi corazón se acelera incluso más con la anticipación, mi mente se llena de paz y a su vez de emoción.
Porqué? Me gustaría saberlo también.
Mis ojos se encuentran con la persona y antes de poder hablar, ya ha hablado primero. Su voz suena como si hubiera una paz que no he sentido en años, es tranquila y serena, pero a su vez ronca y grave.
-Buenos días, dormiste bien? -dice un chico sonriendo con sus pálidas mejillas levemente sonrojadas y sus verdes ojos, brillando bajo la luz de la mañana. El aroma se hace más intenso y evito no fruncir el ceño aunque el olor no me desagrada.
Dios? Me estás mostrando al amor de mi vida?
Sonrío internamente creando escenas en mi cabeza ante la idea de vivir mi amor cliché literario, es muy lindo.
-Buenos....días? -digo con mi corazón acelerado ante el susto de no saber quién es y que hace por acá. Lo analizo un poco y mis ojos bajan a sus manos dónde tiene a dos gallinas apretadas a sus costados y nuevamente mis ojos suben a los suyos. Sus mejillas se sonrojan aún más y se le ve nervioso.
-Yo....lamento la interrupción -dice con nervios notables y luego me extiende las gallinas lo cual instintivamente doy un paso hacia atrás- Son para ti, bienvenida.
Abro mi boca y luego la cierro sin saber que decir.
Miro como una gallina logra escapar de su agarre y cae al suelo, el chico empieza a correr por los alrededores e inmediatamente la persigue.
-Oh..no es necesario..-trato de hablar pero le veo corretear a la gallina y..joder...cayó de frente tratando de agarrarla y se le escapa la otra. Frunzo el ceño mirando confundida la escena frente a mi.
Puedo notar como su cabello negro y ondulado se mueve ante sus movimientos y la leve brisa que hace, creo que su cabello esta en un largo normal, ni idea. Llega debajo de sus orejas.
-Está bien? -pregunto mientras sigue corriendo detrás de las gallinas- Puedes..está bien si dejas de perseguir a las gallinas.
Él me mira y siento el olor a caramelo quemado más intenso como si estuviera dentro de mi nariz.
Sus pasos se apresuran hacia mi y me mira fijamente, desde lejos se aprecia la intensidad de su mirada.
-Son bonitas? Bueno no tanto cómo tú pero quiero decir...son de tu agrado? -pregunta curioso.
De que habla? Será de las gallinas?
-Oh...son bonitas si
Él sonríe aliviado y no desvía su mirada, parece un tipo demasiado dulce aunque su cuerpo...es un poco brusco para su personalidad.
-Tendrán muchos huevos para ti, compré las mejores que ví en el pueblo -su rostro se contrar y su sonrisa se desvanece- lo siento mucho, no me presenté antes -coloca su mano derecha en su pecho- Soy Mark Forest, tengo 25 años, trabajo y cuidaré de ti y me aseguraré de darte todo lo que necesites o desees. -dice con firmeza y una sonrisa orgullosa en su rostro.
Eh?
Eh?
Ehhhhhh?
-Mucho gusto...soy Pamela Ames y tengo 22 -digo lentamente para presentarme también- entonces....eres mi vecino? Si fuera el caso, no es necesario que cuides de mi.
Trato de sonar amable pero su rostro se entristece.
Que...expresivo y fácil de leer.
-No quiero sonar grosera y con mala intención -digo inmediatamente- solo...no me gusta incomodar a nadie.
-No lo haces, amaría poder cumplir con tus deseos.
Eso...me siento mareada, sus palabras y el olor a caramelo están llenando lo profundo de mi ser.
Porqué dice esas palabras?
-Nunca imaginé cómo sería mi mate, pero eres.. más hermosa que el cielo estrellado, o al amanecer incluso al ponerse el sol, cada gota de lluvia que cae en cada flor. Eres más preciosa que el reflejo de la luna que llena la oscuridad de color.
Le miro fijamente, un poco incómoda y avergonzada a su vez, sin la menor idea sobre lo que debo decir simplemente asiento y entro de nuevo cerrando la puerta tras de mi.
Que fue todo eso? Coloco mi mano en mi pecho.
Dios, no me llenes de locos te lo ruego.
Eso fue muy grosero..
Me asomo por la cortina y le veo allí aún parado y un poco petrificado pero decepcionado.
Tomo un respiro y abro de nuevo.
-Disculpa.. tenía algo en la cocina -miento.
Sus ojos se elevan al verme de nuevo y sonríe leve.