Mi vida intentando ser social

CAPÍTULO XLVII La graduación

Martes, 12 de diciembre. En la tarde del día anterior mi mamá había contratado a una vecina llamada Paola de 19 años, para hacerme un cambio de estilo en mi cabello. Ella estudió en una academia hace poco y era sorprendente que ya tuviera experiencia en peluquería. Me hizo un peinado de una trenza especial para la fiesta promoción. También ya habíamos hablado con mi madre de hacerme unos rayitos en el cabello de color gris perla, pues como mi cabello es castaño claro, se vería muy bien con ese color.

A la mañana siguiente, ella llegó dispuesta a hacerme un peinado de otra trenza para el día más esperado del año: la ceremonia de graduación. Duré sentada desde las 7:00 hasta las 10:00 a.m., soportando la desenredada, el cepillado, la plancha y el peinado. Éste último fue un poco complicado para Paola, pues mi cabello no es tan fácil de manejar, a pesar de la suavidad que lo había dejado el cepillado. Mi mamá le ayudó a retener mi cabello que no quedaba a un solo lado.

Una vez que terminó el peinado, me maquilló. El cambio ahora sí era extremo. Casi nunca me he embellecido y ese fue el primer día donde me maquillaron profesionalmente. En pocas palabras, quedé irreconocible. Yo misma les decía a mis padres que no era Anyuli. Luego de que la chica hiciera el siguiente trabajo de planchar el cabello a mi madre, se fue dejándonos a ambas lindas para el evento. Con mi padre y mi madre salimos de la casa alrededor de las 10:45 a.m., un poco tarde, según mi madre que decía que teníamos que llegar temprano para tener puestos disponibles. Ese no era problema para mí ya que tenía el mío asignado previamente.

Cuando llegamos orientándonos por la gente que nos guiaba, ya había estudiantes e invitados esperando a que los dejaran entrar al edificio de la Gobernación de Cundinamarca. Un fotógrafo me tomó una foto ya que era estudiante. Al principio mi madre puso problema porque no sabía si era autorizado por el colegio para tomar la foto. Sin embargo, luego de que una señora le avisara a ella que el fotógrafo era legal, dio permiso para tomar esa, y otra foto con mis padres incluidos.

Supe pronto de una fila y me quedé allí con mis padres. Viendo todo a mi alrededor, al primer compañero que observé fue Jerson, mi ex competencia. No vi a nadie más cuando llegué, pero tiempo después, vi a Josué y por sorpresa, me invitó a tomarme una foto con él. Su padre que la tomó poco sabía del uso del celular, así que reí cuando preguntaba cómo enfocar la cámara. Al fin, luego de explicarle Josué y esperar, salió la foto, muy natural por cierto ya que me notaba muy, muy maquillada. Regresé a mi puesto, al lado de mis padres. De pronto, escuché mi nombre. Observé al otro lado desde donde había escuchado y vi al amigo de Elian que me saludó en su sitio, diciendo hola con su mano. En ese instante, Elian se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla.

—Estás muy bonita.

—Gracias. Por eso te dije que era sorpresa.

No tuve más opción que presentarle a mi madre y después a mi padre. Con este último fue normal, pero con mi madre, fue algo muy gracioso para mí y miedoso para él. Elian se presentó y le dio la mano a ella lo más caballeroso posible. Lentamente mi madre con una expresión seria le recibió y pronunció su mensaje «mucho gusto, Gloria». Elian se fue con sus amigos, no sin antes avisarme. Pasó el tiempo y mi madre me preguntó si yo ya había visto a Sol, mi compañera. En ese momento le dije que no y le pedí que me diera permiso para buscarla, si es que estaba por allí. Caminé hacia adelante y no la vi. A quien sí pude encontrar, fue a Elian de nuevo que desde la distancia ya me esperaba.

—Oye… ¿Has visto a Sol?

—No.

—Ah ya. Bueno, no importa.

—Allí va tu padre.

—¿Mi padre?

Entonces, vi como mi padre se acercaba rápidamente a donde yo estaba. Así que fui corriendo, y cuando lo alcancé, me dijo que ya estaban entrando. Llegué al lugar donde estaba mi madre para recibir la bolsa con el traje de graduación. Entré y vi a Josué más adelante. Fui a donde él estaba y pasé cerca de Juan Daniel (el de 1102 de la tarde) y sus amigos. No pude evitar acordarme cuando él me gustaba, y también, cómo ese mismo día me había mirado al poco tiempo que llegué.

Me quedé con Josué en la plaza principal, esperando a donde tocaba dirigirnos. Definitivamente, era hermoso el lugar. Desde fuera parecía enorme y por dentro muy majestuoso y elegante. Hasta tenía una gran plaza, estaba sorprendida del lugar donde en poco tiempo recibiría mi diploma de bachiller. Aun recordaba cuando pensaba que quedaba fuera de Bogotá. —¡Qué vergüenza! No conozco muy bien mi ciudad natal.



#11746 en Joven Adulto

En el texto hay: jovenes, colegio, sociabilidad

Editado: 14.04.2019

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