Mi Vida (saga 1 Demonios)

Capítulo XXII: Sus asuntos ahora son mis asuntos

 

Selene

- ¿Ese incidente tiene explicación? Porque dudo que hayan venido a por mí - rompo el silencio de la nada. Llevábamos ya una hora en carretera.

No había dicho nada de lo que había hecho en la laguna y en alguna parte agradecía no soltará el tema de ser así. Tampoco es que debía importarme mucho, Vladimir me había provocado de todas las maneras, por lo que aquella jugarreta no sería distinta.

¿O no? Sin embargo no quise rebanarme el cerebro con algo tan tonto como eso.

- Así es, vienen por mí. 

- ¿Qué hiciste? - ambos nos miramos.

De alguna manera sostenerle la mirada se ha vuelto incomoda, y no me había sentido así mucho antes con eso.

- ¿Qué crees? Ocultarte - detallo que se ha cambiado la camiseta, ahora ni siquiera hay sangre por ver -. Como Lemerie, mi deber es estar al lado del rey para servirle hasta que se dicte lo contrario. Cuando te encontré no dije nada, y desaparecí de la noche a la mañana, ahora me están buscando.

Su cabello húmedo hacen que algunas hebras de su cabello sean oscuras, dándole una mezcla entre dorado y café.

- El que casi me quería atacar... - digo buscando ahondar en el tema.

El que me esté dando una explicación hace un avance a mayores.

- Tuve que medio lastimarlo para alejarnos, pero atacarlo se considera traición si lo haces sin ninguna justificación - disminuye la velocidad del auto y se interna en otro camino empedrado -. Ahora vienen a por mí, creen que los traicione. 

- ¿Y lo hiciste? Tu, los... ¿Mataste? - me mira como si fuese bruta y de alguna manera me siento así. 

- ¿Qué parte de aniquilar a uno de los nuestros se convierte en traición no entendiste? - hago la mirada a un lado. Su leve insulto hacía mi persona regresaba, al menos no todo había cambiado -. Escucha, al comienzo fuímos a Costwold para cazar a un vampiro. Su nombre es Angelo Coletti - indica y con eso hace que todas mis alarmas se activen -. Así es, razones por las que deseaba conocer del porque estabas allí, el hombre ha cometido varios asesinatos, al parecer los Coletti han estado experimentando con nuestra especie de alguna forma. Por eso me pareció muy sospechoso el toparme contigo, cuando se sabe que un Greco y un Coletti no se llevan...

- Espera... ¿Coletti? Pero se supone es una casta extinta, ninguna línea de sangre debe aún perdurar.

-Seria un alivio de cierta manera.

-Por eso querias.. - susurro entendiendo un poco más la situación - hubiera sido más fácil si me lo fueras explicado ¿no?

Me mira sin gracia.

- Lo hice - escupe nada a gusto. Me cruzo de brazos negando ese hecho - en fin, tuve que alejarte cuando te encontré, pero mi equipo siguió en la búsqueda, la razón es que te traje a este lugar sin avisar al reinado o al consejo mismo... ahora creen que he hecho algo malo. 

- ¿Van a seguir cazandote? - afirma - pero yo no he hecho nada...

- Lo sé, por eso debes contactar a tus padres, tienes que regresar a tu hogar.

¿Hogar? 

¿Realmente podía volver a casa? ¿Me dejaría libre? Lo mire de hito en hito.

- ¿Me iré a casa?

- Hay cosas que no entiendes Selene... Y lo comprendo. Pero tus padres deberían considerar que condenar tu destino por secretos nunca lleva a buenos lugares.

***

 

- Servicio - escucho la voz de la mujer de la recepción que nos antendió una vez Vladimir nos trajo hasta este lugar fuera del pueblo y luego se largo augurando que no demoraba, por lo que en su ausencia me atreví a pedirle un poco de comida a la chica ya que mi sueño era algo que posiblemente no iba a ocurrir debido a los acontecimientos que estaban sucediendo. Por suerte, la mujer muy amable se había ofrecido a buscarme algo y aunque no tenía mucho apetito tenía que buscar fuerzas para lo que podía avecinarse.

Estar débil no suponía una opción favorable. Mucho menos si se trataban de ciertos sempiternos.

Me dirijo a la puerta y permito su entrada, pero lo que veo me deja helada... Allí, frente a mis ojos se encuentra la chica y no es su presencia lo que me alerta, sino las líneas negras que de sus ojos corren por sus mejillas debido al llanto, o en mejor perspectiva a causa de alguien quien la sujeta del cuello con fuerza. Vislumbro un hilillo de sangre en la comisura de su boca, debieron haberla golpeado. 

Busco cerrarles la puerta para tratar de correr, pero el hombre empuja a la pobre chica lastimada que encontrando su salvación huye del lugar cuando aquel vampiro cambia su agarre tomándome del cabello para tirarme con brusquedad sobre la cama.

Sus ojos grises son lo primero que captan mi atención, ese gris luminoso que me escruta, su cabello tiene cierto tono a caoba y sus facciones son medio perfiladas, lleva la chaqueta larga que hace muchas horas atrás ví, por lo que intuyo deben ser uno de esos vampiros que trato de atacar a Vladimir.

- ¿Dónde está? - me sujeta del cuello acorralándome sobre la cama. 

Su voz es como un aumerio de peligro y advertencia.



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En el texto hay: asesinatos, vampiros, amor

Editado: 21.11.2022

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