Mi Vida (saga 1 Demonios)

Capítulo XXVIII: Pleitos tontos

 

Alexander

 

- Se le ve terroríficamente glorioso ¿Seguro no has querido tener la vaga idea de adquirir el trono? - indica Nilium apareciendo de la nada en aquella sala. Reposo en un sillón situado en aquellos altos escalones que van vía a una pequeña tarima de la que me encuentro, y quizás ahora el único lugar libre de barullos.

- Ser rey tiene sus desventajas y ambos sabemos querido demonio que convertirse en rey se arrastra enemigos y guerra. Y tú más que nadie conoce el hecho de que detesto vayan en contra de mis demandas, terminaría por exterminar a toda mi raza si alguno se atreviese a oponerse sobre mi mandato... Además, reconoces que no deseo ser un rey, deseo ser algo más que eso, más que un Dios, más que un supremo. Mucho más superior que todo. 

Sonríe con malicia.

- Lo sé, no te importa esas cosas banales... tu sangre real corre desde mucho antes de tu existencia. Después de todo, eres el primer príncipe rojo, el primero creado por el rey oscuro... El primero en la línea de tomar de nuevo el orden o el mandato si el mundo de lo sobrenatural colapsa; pero eso no importa . La madre de tu sobrina ha llegado, por cierto - informa cambiando el tema.

- Que su camino no se cruce con este... ordenale a Charles que la situe al final de la mansión, es demasiado grande, no quiero a ninguna Greco en mi campo de visión. 

- Descuida, ellas saben su posición - posa los brazos tras su espalda.

- Espero, no me encuentro de humor y la mano no me picara el poder azotar a cualquiera. La pequeñita debe saber exactamente eso, que no soy un juego. De lo contrario que recuerde sus días en las mazmorras.

- Ellas se mantendrán sumisas, aunque tu hijo, ya sabes...

- Mi hijo es mi hijo y ella... es un ella. Una Greco más.

- La sangre se sigue mezclando, denotando el mismo linaje, el mismo insufrible insesto - sonríe a medias. Termino de contemplar el color acaramelado de sus ojos. Su piel es exhorbitantemente pálida, cuando se le fue otorgado dicho cuerpo adquiría una tonalidad canela un tanto bronceada. Esto mayormente denota lo enfermo y lo débil que cada día absorbe si sigue persisitiéndose en aquel mundo. 

- No lo digas frente a mi hijo... sabes que ellos nunca pudieron verse como familia, como primos. 

- La maldición ¿no? - suspiro hastiado a ese hecho. 

- La maldición - afirmo - la belleza de una Greco debilita a cualquier hombre.

- Ya me he cansado de todos los Coletti que han caído por una, claro, solo hay uno que nunca, pero nunca quebrará su temple. Ni sus bellezas han podido con el gran Alexander... ¿habrá alguna vez una?

Agrega buscando poner un chiste en burla ante ese hecho. 

- La mataré antes de que llegue - bufa negando.

- Sé que será así, te conozco... el hecho es que me gustaría conocerla. Me rendiré ante ella, mis rodillas no volverán alzarse aferrandose a ese suelo una vez aparezca. Si nunca sera una Greco ¿Quién podría ser? 

- ¿Sabes algo que yo no? - alzo una ceja no dichoso de saber a donde pueden dirigirse sus palabras.

- Caso perdido - aparece mi hijo Charles - de tener la más mínima sospecha estaría aquí. Incluso ya hubiera averiguado si Nilium tiene un pequeño conocimiento. 

- Sabes que no soy profético - rueda los ojos - ¿Hasta cuando debo informarlo? Necesitan a una medium y cuando mucho se las podría encontrar.

- No - indica Sebastían apareciendo - lo último que necesito es una fanática del futuro. Por cierto, Briels ha pedido con "amabilidad" claro, que se dirijan al cerezo. Ha encontrado una mera pista o eso creo suponer.

- ¿Ya sabe quién sera ella? - pregunta Charles a lo que su tío niega perezosamente. 

- No, solo hay que estar preparado para hoy, dice que volverá atacar a Sia- agrega Nillium.

- Y así es como una estúpida alma nos roba el tiempo - digo posando la mano en la mejilla.

- ¿Algo más que desee su señoria de distracción? - murmura Sebastian con un deje de ironía - después de todo no inicias con nada.

- ¿Tú crees? Mir los esta entrenando.

- Querrás decir descontrolando hermano.

- Eso - le señalo aburrido - acabando con lo que una vez tenían, humanidad.

- Iré con Briels - indica Charles no gustándole a donde se dirige aquella conversación. 

- Eso de ser hermanos gemelos posee conexión ¿no? - pregunta Nilium -. Ambos tienen un humor... nada afectivo hoy. 

- Ciertamente hay una razón nacer igual bajo el mismo amanecer - agrega mi hermano. 

- ¡Ay no! - el rostro de Nilium cambia drásticamente a una expresión amarga llevándose las manos a las orejas - otra vez.

Y de la nada se escucha un grito demasiado ensordecedor, denotando así lo más obvio. Lo vuelto a suceder y por lo que me encuentro fuera de alcance. 

- Sus gritos me causan migraña - gruñe el demonio.

- ¿Qué ha pasado? - pregunta mi hermano mirando los alrededores. Como si algo de la nada fuese capaz de cruzar los muros para atacar.



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En el texto hay: asesinatos, vampiros, amor

Editado: 21.11.2022

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