Mi Vida (saga 1 Demonios)

Capítulo IX: Nawed

 

Selene

Polonia era sumamente hermoso, aun no entendía porque mi abuela había decidió emigrar a Escocia teniendo tan bello lugar. Sabía que mi bisabuela Selen, huyo después de enterarse en la abominación que su hermana se había convertido, pero dejar todo aquello, debía tener una buena explicación, huir no ha sido fácil, pero según mi madre ella me había explicado que la abuela vivió en tantos lugares antes de asentarse por fin en Escocia.

Tal vez fue cazada o perseguida por muchas personas y de solo pensarlo me hace temer que algo así ocurra con mi familia, aunque el alivio que ahora poseo es que Jodiel los custodia y el rey si se llega a enterar que alguien ha tocado lo único que le recuerda a su esposa, una guerra se desataría y estaba muy segura que nadie esperaba provocar al rey.

Después de aterrizar, decidí alojarme en un hotel no demasiado excéntrico, Jodiel me había dado la dirección de uno que estaba lo más cerca de su amiga. No quería arriesgarse me fuera a otro rumbo de mi destino.

Aunque claro era de saber que no me quejaba, aunque la madera crujiera mucho con cada pisada y hubiera ya roto el picaporte de la puerta del baño, por lo demás me encontraba bien. Había dormido tan bien esa noche, incluso me había aventurado a conocer los lugares, sé que no estaría allí por mucho tiempo, pero debía quedarme en el hotel hasta que pudiera conseguir al demonio, de lo demás buscaría desaparecer a como dé lugar. O al menos hasta que los cinco días pasaran y tuviera que esperar a mi tía, que a según experiencia y paranoia de mis padres les hizo convencer de buscarme.

Aún me sorprendía que me hubieran dejado viajar sola hasta aquí sin ninguno de ellos resguardándome.

La señal era un poco mala para no decir pésima, desayune lo más rápido que pude y regrese al hotel con la disposición de esperar a la mujer justo antes que segundos después escuchara varios golpecitos.

Me levanto de golpe y abro cruzando los dedos porque sea ella. Aparentemente es una chica quizás de veinticinco años, un poco desgarbada y con demasiadas pecas como las mías, pero su mirada transmite tanta dulzura que sonrío sin pensarlo.

- ¿Tú eres Selene? – trata de hablar en un inglés que medio entiendo, pues el Polaco no se me da del todo en específico.

Afirmo.

- ¿Tú eres Priscila? – ella afirma alzando los dedos.

- Entiendo perfectamente el inglés, pero mi pronunciación es algo… pésima - vuelvo a afirmar – Jodiel y yo nos conocimos… quiere que te lleve con Nawed ¿verdad?  

Me hace señas para que la siga de inmediato, confusa no sé si hacerlo, pero si ahora mismo debo enfrentar a ese demonio, deberé hacerlo. Corro hacia las maletas buscando el collar de jade para luego seguir a Priscila.

- Jodiel me explico que quieres trabajar ¿verdad?... con él.

- Así es, quisiera poder conocerlo – finjo lo que sea haya tenido que Jodiel mentirle. Después de todo de nota a leguas la chica es humana como yo.

- Encontrar a Nawed es difícil, solo esperemos este allí, aunque le informé a uno de sus amigos que tú lo buscas – la miro preocupada – no te preocupes, él es ¿Cómo decirlo?

- ¿Peligroso? – digo de inmediato.

- ¡No! - se echa a reír.

- Muy extraño, supersticioso y reservado… también serio, pero si deseas modelar estoy seguro que con él surgirás.

Abro los ojos dándome cuenta de la excusa que le abra puesto Jodiel a  esa chica.

- ¿Tú y Jodiel se conocen de hace mucho?

- Fuimos amantes – me quedo helada de repente y por un momento me muerdo la lengua por preguntar -. Pero Jodiel es tan extraño y reservado como Nawed que decidí terminarlo, para no decir que es muy rarito.

Me río con incomodidad.

- Si… es así – murmuro reconociendo que incluso Jodiel tiene cuidado con los humanos, más que todo con sus amantes, y a pesar de que odia las reglas se apega a una de ellas por mantener su identidad en secreto.

El frío de la mañana pega más incesante, tanto que aferro la chaqueta cuando Priscila nos lleva a un edificio que casi puede caerse a pedazos de lo desgastado que se encuentra. Me asusto al instante de donde esa chica debió traerme, pero el interior una vez nos adentramos no se parece en nada a lo que me otorga de simple vista, es sencillo, limpio, incluso sofisticado.  Priscila se acerca a alguien y en Polaco le habla sobre cosas que no entiendo, hasta que esta se vuelve hacia mí y me sonríe indicándome con señas que debemos ir al ascensor hacia el último piso, que imago son veinte para ser específicos.  

Con cada minuto que presiento acercarme, mi corazón se acelera con cada latido cuando siento que ese demonio y yo nos encontraremos. La piedra de jade incluso escose entre las palmas de mis manos que tanto lo apretujo por miedo a que las cosas no salgan a como Jodiel me las indicó.

Temo que ese demonio succione mi alma y de ser así, huir no habría servido de algo si tengo que morir a manos de alguien más. Específicamente de un demonio llamado Nawed.

Priscila se acerca a una puerta donde escuchamos cientos de barullo, quisiera poder decirle que me he arrepentido, pero mi cobardía no es lo que me ayudará a descifrar mis dudas, menos a responderlas. Alguien en particular segundos después abre la puerta y la chica le indica algo en polaco, cosa que después de hacerlo veo como le cierra la puerta en sus narices.

Primeramente me quedo helada al ver eso, creo que no ha funcionado del todo y cuando trato de hablarle a Priscila, la puerta se vuelve abrir cuando el mismo hombre, un poco pasado de edad y rechoncho nos permite el paso.

Priscila hace prácticamente todo el trabajo, habla con demasiadas personas que para ser exactos son muchas las que se encuentran allí, la decoración es un poco pasada de moda pero versátil para ser exactos. Busco entre todas las personas una razón de que uno de ellos sea el demonio, pero son tantos que me confunden.



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En el texto hay: asesinatos, vampiros, amor

Editado: 21.11.2022

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