Mi Vida (saga 1 Demonios)

Capítulo XV: Alma del destino

Alexander

 

A lo lejos sigo detallándo ese cerezo, en primavera sus flores abundan, amparando ese tono a rosa pálido que las caracteriza, conforme al atardecer es como si ese rayo contrastara con cada rama, iluminando su lugar, dandole una especie de vitalidad y belleza. Me pregunto cuanto habrá esperado Charles, cuanta dedicación y armonía debió ponerla en aquel árbol para que creciera glorioso, cada vez que lo contemplo me pregunto lo mismo. Y aunque muy en lo profundo sé que no es para mi, no deseo ser grosero ante su obsequio.

Al fin de cuentas se supone que es para ella... una mujer que no anhelo nunca exista.

- Imagine ya no estarías - comento cuando siento los pasos de Briels dirigirse hasta donde me encuentro, fuera de la mansión apoyado en una esquina detallándo dicho regalo.

- Sia aún desea quedarse. 

- No puede estar aquí - le informo. 

- Comprendo - se posa a mi lado para detallar el ambiente -. Pero los amantes desean perdurar su encuentro, permite que pasen estos días para su seguridad. Solo desea saber bien a su esposa.

- Su estadía no es mi problema. 

- Es de tu hermano, comprendo la situación. Por eso te permito puedas relajarte - dejo ese tema zanjado sin la intención de discutirlo más a fondo porque a fin de cuentas haga o diga algo, Fabricio siempre la seguirá a ella.

- Mir se ha ido - le informo.

- Con los siglos, se me es aún más difícil hablar con tus hermanos, hacerlos entender. 

- ¿Qué debes hacerles entender?

- Reconozco cuales son tus decisiones Alexander, sé a donde deseas llevar esto. Pero Mir no es consciente, su vanidad, su ferviente oscuridad, su apabullante sed de poder solo lo arrastrará a malos hechos... temo por él o por lo que pueda causar. 

Suelto un suspiro. 

- Ya causo un desastre inimaginable. Dudo que haya algo más grande que pueda cometer.

- Temo que cause otro daño más grave del que puedan ser arrastrados todos ustedes. A cambio de ti, sé que los siglos endurecieron tu odio, tu dolor... pero en él, ese dolor solo es llevado a más odio irracional. 

- Te culpa por la muerte de su madre - le hago saber. 

- Han pasado quinientos años y lo sigo considerando demasiado joven para que pueda entenderlo. Su madre era una mujer inigualable, como lo fue la tuya... pero amar y retener son cosas tan distintas que por más anheles no pueden llevarse de la mano. Ellas fueron felices y las ame de la manera que podía ser correcta y a pesar de eso, ellas también se amaban, amaban su vida, su mortalidad, su tiempo, sus momentos y hasta allí ellas lo desearon. Lamentable es algo que tu hermano no pudo comprender...

No digo nada, simplemente observo a la nada.

- Tampoco puedo hacerlo entender Briels... - afirma como si nada, llevando su vista a donde se dirige la mía - el plan sigue en pie ¿Cómo esta todo?

- Todos duermen... las rocas siguen siendo vigiladas, distraerlos a todos es lo más esencial que debes hacer.

- Lo sé - amplio mis oídos para saber que nadie escucha - tus has tu trabajo y yo haré el mío. 

- Charles me comentó la razón de ese cerezo - cambia el tema, su expresión se suavisa grato por el detalle del árbol.  

- Es algo que no puedo darle - él me sonríe. 

- Yo tampoco deseaba darle a tu madre un hijo, temía fuera el peor de los castigos - se ríe - considero que ese castigo se me fue devuelto - lo miro -. Por el hecho de que ustedes me odien. 

Sonrío para mis adentros. 

- Jamás te odie Briels. 

- No siento sea así... al menos me alegra que los tuyos te aprecien más de lo que pude haberme imaginado - se gira -. Fabricio se dirige hacía acá, me retiro. 

Lo veo alejarse y saludar a Fabricio en la lejanía. Me pregunto cuantas veces más debemos equivocarnos para enmendar nuestros errores... por mi parte, jamás desee algo así, pero lamentable comprendo que nuestros actos serán llevados por un karma y una justicia divina. Solo anhele una familia y por culpa del equivocado amor, ese sentimiento fue capaz de arrastrar con todo. 

Fabricio no dice nada cuando se acerca... sé que espera diga algo porque de seguro reconoce que ya lo sé todo. Había tenido mis sospechas desde hace tiempo, pero no creí fuera capaz de cometerlo. 

- El amor es algo tan destruible - informo.

- Lamento que eso sea lo único que te haya enseñado - le sonrío a medias.

- Te equivocas, somos nosotros quienes lo hacemos de esa manera - empiezo a caminar - puedes ir con ella.

- De hecho vine a confesarte algo. Sia regresará con Briels dentro de unos meses, yo me quedaré - eso me sorprende. Desde su matrimonio, ninguno ha tenido la intención de separarse por mucho tiempo. Aún así espero continue con su explicación -. Pero cuando todo esto acabe, nos iremos. 

Me detengo. 

- Sé lo que dirás... y antes de que puedas informarlo. Necesito que comprendas que no puedo quedarme para presenciar esto... Nos iremos muy lejos, padre. 



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En el texto hay: asesinatos, vampiros, amor

Editado: 21.11.2022

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