— Genial ¿Qué le pasó al novato ahora? — Markus no comprendió lo sucedido cuando Keid salió corriendo del estudio.
— Parecía enfermo— Diana expresó su preocupación— Alguien debería ir a verlo.
— Yo voy— Dante dejó sus baquetas de lado y salió a su encuentro sin dudarlo.
— Genial— El castaño volvió a decir, fastidiado.
— No tienes derecho a reclamar, tú llegaste tarde, Markus— Su hermana le recordó.
— Bien. No reclamaré— Este alzó sus brazos en señal de paz.
— Por cierto, tienes…— La chica le hizo una señal en dirección a su rostro.
Markus pasó su mano por el lugar indicado, encontrando una gota de sangre. Mierda, debía ser más cuidadoso para la próxima.
Dante buscó al demonio por todas las instalaciones, encontrándolo finalmente en uno de los baños individuales cercanos del estudio. Tocó la puerta, recibiendo a cambio un par de sonidos nada agradables del otro lado. El chico parecía estar vomitando.
— Keid ¿Estás bien? — Preguntó preocupado ante este hecho.
— De maravilla— Este respondió con sarcasmo y más sonidos desagradables le siguieron a continuación— Estoy viviendo el sueño.
— ¿Qué sucedió ahí? ¿Algo te enfermó? Quizás los panqueques de la mañana…
Dante se sintió culpable por ello, después de todo él los había cocinado.
— ¡Solo vete! — El demonio gritó impaciente, tirando de la cadena, para luego apoyarse contra la pared.
Se sentía horriblemente enfermo, pero sabía a la perfección que el vómito había sido una reacción biológica pura, ante lo horrorizado que se había sentido al percibir el olor a sangre demoníaca en la ropa de Markus.
Pero ¿Por qué? ¿Por qué aquel humano olía de aquella forma? ¿Acaso había?... No, es tan solo un humano ¿No?
Pero el olor, el olor no podía mentir, si algo le había hecho destacar esos años, aparte de su predilección hacia los tratos demoníacos, era su olfato, y este jamás le había fallado.
Solo quedaban tres opciones, y todas apuntaban a cosas oscuras, la primera y la más inofensiva es que el chico tuviera un o una amante demonio, la sangre se explicaría si se hubieran puesto creativos, pero aquello vendría acompañado de otras “esencias”, por lo que lo descartó. Además, el chico parecía aseado, sin embargo, la sangre de su especie era difícil de quitar.
La segunda era una pelea entre él y un demonio, quizás no sabía que era un demonio, había muchos como él en Terra estaba seguro de ello, pero también la descartó, los demonios son mucho más fuerte que los humanos, simplemente Markus no habría salido bien librado de aquella situación como para venir a ensayar como si nada, además no tenía ninguna herida a la vista, aunque debía admitir que no tuvo momento de apreciarlo ante las náuseas repentinas.
La tercera y la que más le hacía sospechar, era que Markus no era quien aparentaba, y por descarte, su hermana Diana tampoco ¿Cazadores de demonios? No, la mayoría habían sido extinguidos en el “renacimiento”, y los últimos que quedaban eran prácticamente obsoletos e inútiles.
Lo que lo llevaba a una sola verdad, aquellos hermanos no eran humanos. Sujetó con fuerza el collar de rubí en su pecho, que hasta ese momento siempre ocultaba entre sus ropas. Era un objeto mágico que ocultaba su esencia demoníaca y lo hacía parecer normal para los mortales. Solo esperaba que fuera suficiente por ahora. Si esta teoría era cierta, ellos deberían tener un objeto similar que ocultaba lo que eran realmente y uno no muy bueno, a decir verdad, si pudo percibir la sangre de los suyos.
Aunque espero que la corazonada sobre la verdadera naturaleza de Markus, fuera solo eso, una corazonada y no la verdad. Pero, las probabilidades eran bajas, solo existía una criatura en las ocho dimensiones conocidas, que era lo suficientemente fuerte y rencorosa para darle caza a los suyos. Y no eran de su agrado.
¿En qué se había metido? Debió ser más precavido, haber investigado a sus compañeros y no dejarse guiar por sus caprichos ¿Qué es lo que haría ahora?
Podía renunciar… Sin embargo, cantar y ser parte de una banda, aún era una idea atractiva en su mente, no quería volver a su monótona vida aún ¿Entonces?
— Keid… me preocupas.
La voz de Dante lo sacó de sus pensamientos, entonces se preguntó si el pelirrojo ¿Sabía algo al respecto?
Abrió la puerta, luego de lavarse el rostro. Encontrándose con los ojos ambarinos y preocupados del chico.
— Dante yo… — No, imposible, Dante no sabía ni siquiera lo que era un demonio cuando lo invocó, por lo que no tendría idea de la naturaleza de sus actuales colegas, no era una fuente fiable— Olvídalo, me siento mejor.
Optó por actuar normal. No cambiaría su actitud ni decidiría nada hasta obtener toda la información que necesitaba de aquellos hermanos.
— ¿Seguro? Si quieres puedo ir a dejarte a casa para que descanses— Este propuso.
— No, no voy a arruinar los ensayos, además creo que fue por comer demasiados panqueques, me moderaré la próxima vez— Inventó una excusa convincente.
— Te haré algo más ligero cuando volvamos a casa— Dante prometió.
— Claro— Keid asintió y juntos volvieron al estudio.
El demonio no pudo evitar arrugar la nariz cuando pasaron junto al abrigo de Markus en la entrada, apestaba a sangre demoníaca, pero él era el único que notaba este hecho. Fingió ignorarlo.
— ¿Te sientes mejor, Keid? — Diana preguntó preocupada cuando volvieron a la cabina.
— Sí, solo, desayuno pesado— El chico de cabellos oscuros le quitó importancia— Pero ya estoy bien, retomemos el ensayo, ahora que nuestro guapo líder se dignó a llegar.
— Lo dice el novato que sale corriendo apenas llego— Markus rodó los ojos.
“Porque tus actos me repugnan” Quiso agregar, pero en vez de eso solo le guiñó el ojo juguetón. Debía seguir actuando como siempre.
— Bien, entonces vamos a ello, Keid quería compartirnos sus ideas para las letras de nuestras canciones— Dante informó— Debemos crear doce canciones decentes para finales de este mes y hacer nuestra propuesta del álbum.