Mi mente se está volviendo loca
Su voz resonó en la cabina, resguardada en aquellas cuatro paredes. Tan atrayente como siempre, interpretando perfectamente aquella canción de amor.
Tu voz no me deja dormir
Toda la noche preguntándome en vela
¿Qué me has hecho para solo pensar en ti?
Una voz hermosa, o más bien, un hechizo de sirena que te atrae con su canto, al borde del abismo. Aun así, lentamente podría perderse en aquella melodía. Saltaría al abismo sin pensarlo si eso lo alejaba de su realidad.
Tal vez un hechizo maldito
¿No es algo cruel?
Toda la noche en vela
No puedo dejarte ir.
— Alto, alto— Alguien interrumpió la grabación, lo que le hizo volver a la realidad de golpe— Markus, no estás sincronizado con nosotros hoy— Dante le señaló.
¿No lo había estado? Imposible, la música era para él un estado natural, jamás se equivocaba. Alejó sus dedos de las cuerdas.
— Yo… — No supo qué responder, había estado distraído últimamente. Su mente estaba simplemente en otro lado.
— Será mejor tomar un descanso— Diana sugirió, en un intento por salvarlo de aquella conversación— Llevamos horas grabando. Es normal que nos pase factura.
— Apoyo la idea del descanso, me gustaría refrescar mi garganta— Keid respaldó, no sin antes darle una mirada discreta al chico de cabellos castaños. Ser distraído no parecía ser una de sus cualidades, aparte de ser un amargado, algo estaba ocurriendo.
— Bien, descanso— Dante aprobó.
Newt desactivó los micrófonos. Continuarán más tarde.
Una vez fuera, Diana no dudo en tomar el brazo de su hermano y llevarlo a un lugar más alejado para confrontarlo.
— ¿Qué te está ocurriendo? — Fue directa al preguntar— Jamás te distraes de esa forma y menos en un ensayo.
— ¿Ocurrirme algo? No, nada, todo está bien— Este negó, claramente mintiendo.
— ¿Tiene algo que ver con la misión de esta noche? — Diana fue más perspicaz.
— ¿Cómo sabes?
— Estaba despierta cuando recibiste la llamada de los superiores anoche— La chica de cabello azul explicó— Debe ser algo importante ¿Es muy peligroso?
— No, lo de siempre, solo objetivos que cazar.
— ¿Objetivos? — Ella se alarmó ante el plural de la palabra— ¿Cuántos?
— Debo evitar la venta de unos artículos de interés. Habrá algunos peces gordos, es todo— Él le quitó importancia.
— Markus, se oye arriesgado, necesitarás apoyo. Iré contigo— Diana se ofreció.
— No— El chico fue serio, y tomando por los hombros a la chica le aseguró— No volverás a este mundo, Diana, jamás. Primero muerto.
— Pero…
— Nada de “peros”. Yo puedo solo— Aseveró— Y no está a discusión.
Keid quien los había seguido sin que se dieran cuenta, escuchó toda la conversación desde su escondite. Así qué, el mayor de los Kenway tenía una misión importante esa noche, sería el momento oportuno para llevar a cabo su plan, pensó el demonio.
Esa noche, inventó una excusa para deshacerse de Dante unas horas, algo sobre volver al infierno y resolver asuntos administrativos. El chico solo tuvo que creerle, mentirle era fácil, lo complicado vendría a continuación. Seguir a Markus sin que este se diera cuenta.
Afortunadamente era lo suficientemente sigiloso por naturaleza. Así que solo esperó oculto en la oscuridad de la noche, a que el chico de ojos verdes hiciera su movimiento.
Antes de que el reloj marcara la medianoche, lo vio salir de su hogar. Diana lo despidió desde el pórtico, su rostro denotaba preocupación.
Observó como el chico de cabellos castaños se colocaba un casco negro y se subía a una motocicleta de igual color. Keid ya había previsto que algo así pudiera pasar, por lo que había tomado medidas adicionales. Pidió un auto por una de las aplicaciones móviles, mientras comprobaba la ubicación del chico, a través del rastreador implantado en su moto. Demonio precavido, vivía para otra batalla.
Terminó en un lado muy poco amable de la ciudad, donde incluso tuvo que sobornar al conductor de la aplicación, para que lo acercara a su destino. Cuando bajó del vehículo, pudo divisar una especie de gran almacén. Cuyo logo principal era una tonta mascota inventada.
Aunque eso último no le interesó, sino el pequeño cartel de peligro sobre la valla eléctrica. Se acercó a este último, tenía una corazonada, apuntó las letras impresas con su reloj, proyectando una especie de luz ultravioleta, entonces un símbolo ocultó apareció. Era un corazón, atravesado por una daga.
Markus no sabía dónde se estaba metiendo.
Pudo encontrar una brecha en su seguridad, gracias a la información otorgada por sus superiores. La misión era simple, nada que no hubiera hecho antes, solo asesinar escoria demoníaca. Aunque esta vez, había sido advertido, de que uno de los suyos estaba involucrado en el trato. Un ángel traidor que vendía las reliquias de los suyos al mejor postor, él era su verdadero objetivo.
Colocó un dispositivo de escucha cerca de unos contenedores, sus objetivos no tardarían en llegar y reunirse para la transacción. Se escondió detrás de unas cajas, camuflándose y esperando la mejor oportunidad para actuar. Sin saber que él también estaba siendo espiado.
Keid había optado por un terreno más alto, recostado sobre una de las vigas de metal del techo del lugar. Tendría una visión privilegiada de los acontecimientos que se llevarían a cabo a continuación.
La hora de reunión no tardó en llegar, dos grupos se presentaron en el viejo almacén. Encendiendo las luces. Estos no ocultaron sus esencias, por lo que el chico pudo deducir rápidamente las razas de los involucrados.
Pudo reconocer sin pensar a uno de los grupos, “Golden Dagger”, gánster demoníacos involucrados en todo tipo de delitos ilícitos en Terra, cuyo símbolo representativo era un corazón atravesado por una daga, eran los dueños de aquel territorio.