Siento la brisa del aire en mi cara y como hace volar a mi pelirrojo cabello y veo el hermoso Sol que se despide de mi para volver mañana estaba tan concentrada en mis profundos pensamientos que no me doy cuenta que el celular empieza a vibrar, rápidamente contesto y veo que tengo cuatro llamadas perdidas de mi madre.
¡Mia quien te crees que eres donde has estado más te vale que no te estés escondiendo por que si es así te prometo que iré a buscarte y te llevare de los pelos!-Grito su madre por el teléfono y luego esta colgó.
Mia suspiro y se despidió del sol con una mirada de tristeza de la tristeza que sentía por tener que decir adiós a este hermoso atardecer y luego rápidamente se fue corriendo hacia su hogar.
Debí haberme ido con Tasha-Decía Mía nerviosa ya que estaba oscureciendo y estaba en un callejón muy peligroso y de pronto sin que Mía lo hubiera notado oyó una rama rota rápidamente y sin pensarlo dos veces corrió, corrió lo más rápido que pudo como si su vida dependiera de eso que de echo así era.
Chocó con varias personas en un mercado incluso tumbó una canasta de naranjas o peras pero a ella no le importaba lo que fueran o con que o quién hubiera chocado ella siguió corriendo hasta que milagrosamente llegó sana y salva a su casa.
Su corazón latía tan fuerte como un tambor, las trenzas que se había echo estaban desposadas, estaba sucia sudando como loca y estaba más roja que un tomate.
Mia por un momento logró calmarse pero eso le duró poco ya que su madre la estaba esperando en una silla.
¿Donde estabas?-Pregunto su madre
Comiendo un helado con Tasha-Dijo Mía con el poco aliento que le quedaba.
¿Ha si? ¿Entonces por que pareces como si hubieras corrido el maratón de tu vida?-Dijo su madre con una mirada de intriga.
Estaba oscureciendo, estaba en el callejón en donde se juntan todos los delincuentes y entonces escuché un ruido como si alguien hubiera pisado una rama y entonces corrí tan rápido como pude-Dijo Mía sentándose bruscamente en el sillón .
Bueno báñate, cámbiate con ropa cómoda y has tu maleta puedes cuatro para poner todos tus libros,- Dijo su madre mientras subía por las escalera- y por cierto creo que será mejor que antes de hacer suposiciones mires debajo de tu zapato.
Mia extrañada y confundida miro debajo de su zapato y se encontró con una rama dividida pegada con goma de mascar lo único que hizo Mía en el momento fue hacer cara de asco, después decirse a si misma tonta y tirarse al sillón con las manos tapándose los ojos.