ChenMin | 498 palabras.
MinSeok vio cómo dejaban las cajas de la mudanza dentro del que sería su nuevo hogar, frunció el ceño y caminó con lentitud evitando resbalar por la nieve esparcida. Él era un niño de nueve años bastante mimado y no le gustó que su mami no tomara en cuenta su opinión respecto al cambio; de hogar, de país, de amigos.
—China ya no era para nosotros, bebé. Verás que Corea te encantará. —Su mami se lo había jurado y ella no hace promesas falsas.
Los días fueron pasando un poco tortuosos para el menor, Seúl no se parecía en nada a lo que su progenitora le contó. Sin embargo, él no perdía la esperanza.
—¿Por qué no vas al parque a jugar? Podrás conocer a los demás niños del vecindario.
MinSeok iba a negar, ¡era terco como mula! No quería conocer a nadie, él ya tenía amigos, ¡los quería a ellos!
Pero él la quería tanto que le era imposible negarse. Entonces, se encontraban caminando de la mano hacia el parque.
—Yo me sentaré aquí, solo no te vayas lejos de mi vista. —Su madre advirtió y le dio una palmadita para que pueda ir a corretear con los demás infantes.
MinSeok miró a su alrededor, ¡no tenía la menor idea de a dónde dirigirse! Solo veía una muchedumbre de niños abarrotando los juegos y no, él no iría para allá. Mientras buscaba un lugar tranquilo para jugar se topó con un muñeco de nieve y la curiosidad lo hizo acercarse velozmente.
Min quedó parado delante del hombre de nieve, se sacó su gorro negro y lo colocó encima. Se giró a ver los alrededores y cuando regresó la mirada al hombre de nieve, frente a él estaba un niño más alto que él, retrocedió unos cuantos pasos olvidándose del hombre de nieve y el gorro. Ese niño tenía una apariencia peculiar y extrañamente parecía estar sudando, habría jugado mucho supuso Min.
—Soy Kim JongDae, ¿quién eres tú?
—Soy MinSeok.
No hay que mentir, esa tarde Min la pasó bien junto al otro niño y las demás tardes que se vieron fueron igual de estupendas. Lo único malo era que a JongDae solo podía verlo en el parque, a pesar que hizo mucho aegyo para convencer a su menor de ir a su casa, ése se resistía.
Pasaron las fiestas al igual que el invierno y se abría paso la cálida y radiante primavera. Últimamente los amigos se habían frecuentado poco, así que, MinSeok preparó unas galletas de chocolate con su mami; las comerían mientras juraban amistad.
Sin embargo, aquella tarde en el parque JongDae le dijo que esa era, probablemente, la última vez que se verían; él era alérgico al sol y no podría salir hasta el próximo invierno, MinSeok pensó que eran mentiras; ¡el sol siempre está presente!
Pero, lo que sus ojos vieron no era mentira. JongDae le entregó aquel gorro que se le había perdido, luego, se puso pálido como nieve y se deshizo.
Holi.
Espero les guste uwu.
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Editado: 25.06.2022