"Me quedo contigo."
Fue todo lo que dijiste y saliste a la baranda a fumar. Como si esas palabras no tuvieran mayor trascendencia. En cambio, yo quedé inmóvil, sentada en la mesa de la cocina observando la puerta por la que saliste, tratando de asimilarlas.
Pero, ¿qué significan esas palabras?
¿Que te quedas porque así lo decidiste?
¿Que pudiendo estar en mil lugares mejores y con otras personas quisiste quedarte aquí, conmigo?
¿Que no tuviste el valor de hacer tus maletas e ir hacia donde tu corazón quiere estar?
Muchas preguntas me bombardean queriendo salir. Quisiera ir a confrontarte y hacerlas todas, pero no puedo. No me siento segura... y tengo miedo sobre cuáles sean tus respuestas porque, cualquiera sea, no estoy preparada para ninguna. No estoy preparada para lastimarme con la verdad. Así que las ignoro, tratando de olvidarlas y quedarme con este momento, sin pensar en más. Sólo tratando de ser feliz hoy, y aprovecharte mientras pueda. Tomando todo lo que pueda de ti, de tu tiempo y cariño, al menos por el tiempo en que dure esto.
En el fondo lo sé, no quiero estar sin ti. No quiero estar sola.
Con movimientos lentos me levanto y camino hacia donde estás. No me oíste llegar. Estás apoyado con los brazos en la baranda observando más allá de los edificios que nos rodean mientras el humo te envuelve. Aprovecho este momento y te observo, tan despreocupado, con tu porte usual y seguro de ti mismo que estoy segura podrías comerte el mundo, yo incluida en él.
Con un suspiro final me acerco y con movimientos torpes rodeo tu cintura, descansando mi cabeza en tu espalda, y finalmente las palabras salen.
"Está bien."
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