Estaba saliendo en un pequeño pueblo de solo unas calles con mi nueva amiga Geraldine. Ella fue mi guía por hoy.
Vamos caminando por un pequeño camino de tierra una al lado de la otra. Era tan estrecho que apenas podíamos caminar con ella a mi lado.
Al girar mi mirada a unas preciosas montañas en una de las colinas veo 7 o 8 personas rodeando una fogata, vestidos de negro mientras bailaban y cantaban. Yo giro mi mirada a Geral y ella me dice:
—A si, siempre lo hacen.—le resta importancia encogiéndose de hombros.
Antes de irme ella me da una muñeca pálida, vestida de negro y con pelo de lana. Me susurra una palabra al oido y en ese momento me despierto.
—Hija, tu nueva vecina te regaló una muñeca.—dice mi mamá entrando a mi habitación dejando una muñeca con un vestido negro, pálida y de cabello negro.
F.S