Microcuentos de terror

30

El asesino apretaba el puñal con rabia.

—¿Dónde está el tesoro? —rugió—. Contesta o te mataré.

No contestó. Ya no importaba. La otra noche que dijo que en su casa tenía un tesoro, no se refería a oro y joyas. Hablaba de su esposa y de su hija.

—¿Dónde está el tesoro? —La puñalada entró en su estómago.

No contestó. Para qué. Su tesoro yacía a sus pies, las dos sin vida.




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