Microcuentos de terror

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¿Sientes mi aliento en la nuca? ¿Notas una sombra en el límite de tu visión, perenne, pero cuando te vuelves no hay nada? Empiezas a preguntarte si estás enloqueciendo. Tienes miedo. Lo sé. Lo huelo. Lo palpo. Lo disfruto.

Y no, no estás enloqueciendo. Soy yo, aquel al que hace un año atropellaste mientras conducías en estado de ebriedad. Luego te marchaste indiferente.

Pero sabes, una vez al año se abre un portal para que los muertos visiten en espíritu a sus parientes. Y mi espíritu vino cargado de odio y venganza. Y no vine a visitar parientes. Vine por ti.




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