Microcuentos de terror

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La primera noche se sentó en el borde de la cama y le acarició el cabello. El niño se incorporó asustado y la miró, pero no la veía, solo veía oscuridad. Entonces empezó a gritar.

Tres veces intentó acariciarlo como hacía antes, y otras tantas veces el niño gritó. Llevaron un padre e incluso un pastor, y la adolorida madre decidió no volver a acercarse. ¿Cómo decirle quién era y que solo pretendía cuidarlo?

Ahora lo veía desde la distancia, para no asustarlo, y solo cuando el viento agitaba las cortinas y podía verlo en un atisbo. 




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