—¡Hijo mío! —susurró la mujer con emoción.
—¡Mami! Lo siento mucho. No era mi intención defraudarte.
—No has defraudado a nadie.
—Te prometí que comería mis vegetales, que obedecería a papá, que estudiaría mucho, que seguiría mi sueño…
—No sigas. No es tu culpa.
Madre e hijo se fundieron en un abrazo cargado de lágrimas y sentimiento. Que estuviera allí con ella se explicaba de una sola manera: su hijo también había muerto.
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fantasmas y presencias, demonios y dolor, muertes; leyendas; suspenso; terror.
Editado: 02.12.2023