Microcuentos de terror

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Recuerdo que estábamos de cacería. Nos dispersamos y creo que algo me atacó. Desperté a la mañana siguiente, desorientado. Busqué a mis amigos y los encontré fácilmente por el olor. También oí que gritaban mi nombre. Les respondí en un grito que estaba bien y fui en su busca.

Sin embargo, echaron a correr en cuanto me acerqué. Aun cuando me vieron siguieron corriendo; a pesar de mis gritos no se detuvieron.

Fue al pasar por un riachuelo que lo comprendí. El que gritaba no era yo, sino un monstruo antropomorfo. Seguramente tampoco oían mi voz, acaso algún rugido aterrador.




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