Microcuentos de terror

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Era una caja de madera, vieja y de aspecto tétrico, de un metro cúbico. De inmediato me causó aversión. Y la pregunta era ¿qué hacía en el porche de mi casa? O bien ¿qué contenía?

Había ido al trabajo y al volver me estaba esperando, cuadrada, fea, ominosa. Tenía el presentimiento de que su interior no guardaba nada bueno. Lo peor era que parecía llamarme, seduciendo mi mente para que la abriera.

¿Qué hacía? ¿La abría? Admito que la tentación era terrible. Sin embargo, me contuve al recordar el mito de la caja de Pandora. La subí a mi coche y fui a tirarla.

Ahora, tiempo después, todavía me pregunto qué contenía en su interior.




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