JULIETAS BAJO EL RÍO 2

CAPÍTULO 2: Inquietantes Señales.

Al principio, todo era hermoso y cómodo, pero luego apareció Robert, al inicio, cuando se presentó, no había nada que me hiciera sospechar de él. sin embargo, con el tiempo, comenzaron a aparecer pequeñas señales y mi intuición empezó a despertar. A pesar de mi ocupado horario laboral, empecé a notar ciertas actitudes inquietantes hacia Julieta, nuestra querida hija de 12 años.

Robert solía acercarse a Julieta con invitaciones "inofensivas", como ofrecerle una bebida o proponerle jugar algún deporte juntos. Al principio, esto parecía una simple amabilidad, pero algo en su mirada y su tono de voz me hacía sentir incómodo. Sus palabras y gestos eran sutilmente inapropiados.

No quería alarmar inmediatamente a Anna, mi esposa. Le mencioné casualmente las interacciones con Robert, esperando que compartiera mis inquietudes. Sin embargo, ella descartó el comportamiento extraño pero inofensivo. Me aseguró que Julieta era una niña inteligente y sabría pedir ayuda si algo salía mal. Aunque confiaba en la perspicacia de nuestra hija, no podía ignorar mi instinto protector.

Con el paso de los días, las invitaciones de Robert se volvieron más frecuentes y persistentes. Empezó a buscar cualquier excusa para interactuar con Julieta, siempre encontrando una actividad en la que pudieran participar juntos. Sus palabras se volvieron más persuasivas, intentando convencer a nuestra hija de pasar tiempo a solas con él.

Cada vez que presenciaba estas interacciones, mi corazón se aceleraba y un escalofrío recorría mi espalda. ¿Qué pretendía realmente Robert con estas "inocentes" invitaciones? ¿Por qué buscaba tanto la compañía de Julieta? Estas preguntas comenzaron a atormentarme y una sombra de preocupación se instaló en mi mente.

Comencé a investigar discretamente a nuestro vecino, buscando cualquier información que pudiera arrojar luz sobre sus intenciones. Me sumergí en una investigación silenciosa, observando sus movimientos, hablando con otros vecinos y recolectando cualquier detalle que pudiera ayudarme a entender su comportamiento. No estaba dispuesto a quedarme de brazos cruzados mientras mi hija estuviera en riesgo.

Mi horario laboral agitado se volvió aún más desafiante al tratar de equilibrar mis responsabilidades profesionales con mis preocupaciones como padre. Sin embargo, Julieta era mi prioridad y haría todo lo posible por protegerla de cualquier amenaza, incluso si eso significaba enfrentarme a mi vecino y a mis propias dudas.