Microrrelatos

#1

—Lo sé, lo sé, carajos no tienes que recordármelo—Samuel me señala con desesperación—Te amo—me río sínicamente—Samuel tu no me amas, no sigas, di la verdad, di que engañaste—Entiéndelo, no te engañe—Vas a seguir negándolo—ya estaba apunto de dejarlo ganar, pero se que me engañaba, lo vi, lo vi—Te vi—afirmo, deja la copa de vino en la mesa y se acerca—¿De que hablas?—retrocedo—Te daré la ultima oportunidad—niega—Vi como la besabas con tanta desesperación, estabas diciéndole lo bien que te la pasabas con ella, estabas apunto de llevártela a nuestra cama, Samuel, si no fuera por que ella se ofreció ir a su departamento, te la hubieras tirado en frente de mi—Camila, tu, tu eras —se le acorta la voz y sube sus manos a la cabeza—perdóname, perdóname te explicare—me toma las manos e inmediatamente me libro de el—Claro—¿De verdad?—Explicamé—se queda en silencio y juraría que mis lagrimas ya no aguantaban retenida—un joven llega al momento en que quería echarle ala cara todo—cinco años casados, Samuel, cinco y no pudiste decir que no me quería.

—Claro que te amo, cambiare— ya no—¿Qué?

—Ya no quiero intentarlo

—Es por ese chico —Señala al chico que acaba de llegar y yo trato de no reírme

—No soy como tú, no puedo seguir contigo, no puedo seguir con alguien quien no sabe lo que quiere y mejor aun con alguien quien no tienes las agallas de afrontar la verdad—Se percata de las maletas y niega

—Te vas—pude predecir recorrer una lagrima en su rostro

Salí por esa puerta, de mi casa, la que tanto luchamos, el corazón estaba echo pedazos, me eche a llorar, no por que lo dejaba, si no de coraje, de coraje por no hacerle sentir lo que yo sentí, de algo estaba claro, decidida a no volver, el taxista me llevaba a mi destino y yo, yo me preguntaba cuanto iba a durar este dolor. 




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