Estaba viendo el sol perderse en el horizonte. No podía pensar, no podía hablar, no podía moverme. La pena no me dejaba hacerlo. La pena de haberte perdido. La pena de haberte confiado mis más lúgubres secretos. La pena de amarte. ¿Y todo para qué?. Para recibir la traición de tu parte. Sucia, tramposa, sombría, traición de tu parte.
Yo confíe en ti. Dormí en tu pecho sintiéndome protegida, amada, esperando, al despertar, besos de tu parte. Pero mira con lo que me encontré. No me pude aguantar, no pude aguantar más a tu lado. No estoy dispuesta a seguir viviendo de tu veneno, dejar que te alimentes de mi dolencia. Simplemente salí de allí. Si tú no eres capaz de quererme ¡Pues perfecto!, Me amaré yo misma.
Ya no somos dos. Soy yo. Yo solita, contra al mundo, yo solita, contra el viento que sacude mi cabello, yo solita, contra el dolor que contamina mi corazón, yo solita, contra tu amor.
Ya no lloraré más por ti. Seré la mujer que quiero ser, fuerte y decidida, y lo mejor. Sin un hombre a mi lado.
Ya no soy tu esposa, ya no soy tu amante, tu juguete, tu sirvienta.
Ahora, y por siempre, solamente seré yo misma. Una mujer.
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