—¡mamá!, ¡ya llegué! —gritó el joven al llegar a su casa.
Se fue directo a la cocina. Allí, sobre la mesa, vio un plato de comida.
—que hambre tengo— dijo, mientras se sentaba en la mesa.
Al terminar de comer…leyó un papel pegado en el refrigerador, que decía:
<<hijo, esa comida que está en la mesa, se la das al perro del vecino, tiene veneno>>.