No me cansare de verte sonreír y de descubrir cada misterio que se esconde en tus luciérnagas carmesís. Te veo conversar con tus amigas en la distancia, no sé de qué hablan y no me importa porque pareces feliz. Y si, por casualidad, tú eres o lo estás, yo también lo estoy o lo seré. Yo disfruto observarte tal cual eres, brillando entre los cuerpos muertos de esta sociedad tan caótica y disfuncional. Y esto no lo desconoces, puesto que sabes que el amor es bidireccional y tiende hacer completamente divertido. ¡Lástima que tus sentimientos no son como los míos!