No sé por qué he aceptado venir con Evie al bar del pueblo. Pero bueno, se ve que por mucho que me niegue, Evie consigue arrastrarme a cualquier plan. Y encima como si fuera poco, me entero de él está aquí. Y además, borracho
- Tía, necesito que me hagas un favor – me dice Evie.
- ¿Cuál? – pregunto, desconfiada.
- Cuida de mi primo un rato, porque me tengo que ir y él…bueno se ha pasado un poquito con las copas
Me quedo mirándola, anonadada.
- ¿Disculpa? ¿Y por qué yo?
- Porque confío en ti y además, eres la única que puede con él cuando se pone así – me responde con una sonrisa traviesa antes de desaparecer entre la gente.
Genial
Voy hacia donde está y lo encuentro sentado en un taburete, con los brazos apoyados en la mesa de la barra y los ojos entrecerrados. Cuando me acerco, levanta la vista y sonríe de esa forma torpe que solo aparece cuando alguien ha bebido de más.
- Holaaa… - dice, arrastrando las palabras.
- Hola – respondo, intentando ser natural – Bueno, creo que ya va siendo hora de que tomes agua, ¿no?
Me mira como si le hubiese dicho algo imposible.
- ¿Agua? Eso es aburrido.
Resoplo y le pido un vaso al camarero. Después se lo pongo delante.
- Pues sí o sí vas a beberla, porque si no, mañana no vas a poder ni levantarte.
Él suelta una risita, como si mi tono serio le hiciera gracia.
- Mmm…me gusta cuando te pones mandona.
Siento que las mejillas me arden. Desvío la mirada y le acerco el vaso con más insistencia.
- Bebe, anda
Y para mi sorpresa, lo hace a tragos pequeños, mirándome de reojo como si yo fuera lo más interesante del bar.
Cuando termina, pongo una mano en su hombro para que se mantenga recto.
- Vamos, te llevo fuera. Estar aquí dentro no te está ayudando.
Me mira unos segundos y entonces dice:
- Eres muy buena conmigo.
Trago saliva, nerviosa
- Solo estoy cuidando de ti, nada más.
- Ojalá no fuera “nada más” – dice muy bajito.
Mi corazón empieza a latir muy deprisa. No sé que decir, así que me dedico a guiarle hacia la puerta, y lo dejo sentarse en un banco tomando el aire. Él cierra los ojos un momento y yo me quedo a su lado, vigilando para que no se quede dormido de golpe.