—¿Quién eres? —preguntó Phemphit y colocó un mechón de cabello rosa encima de sus orejas.
—Me llamo Cooper —respondió sin apartar su mirada del mar frente a ellos—, pero deben conocerme como Guyana.
—¿Guyana? —preguntó Shixed.
—¿Eres parte de esos vigilantes con nombres de países? —preguntó Phemphit con asombro.
—Ese mismo —asintió Cooper y la vio de reojo con una sonrisa dibujada en sus labios.
—¿Hemos sido salvadas por ellos? —Phemphit colocó ambas manos en sus mejillas.
—Realmente solo vine a buscarte a ti, Shixed fue un efecto secundario.
Shixed entrecerró sus ojos llenos de recelo.
—No creo que un grupo de personas vengan a salvarnos —Shixed se cruzó de brazos.
—Lo que no sabes es que ella es importante —Cooper ladeó su cabeza en dirección a Phemphit.
—¿Qué? —Phemphit no podía creerlo.
—Pero basta de mí, quiero saber de ustedes —Cooper continuó con su mirada en el camino.
—Pues, yo me llamo Phemphit —respondió, su voz era tan baja que era difícil de escuchar—, y ella es mi amiga Shixed. Lo siento por haberte involucrado en esto, es que ella tenía que salir de allí.
—Está bien —Cooper se encogió de hombros—, todo esto iba a suceder con o sin Shixed.
—Espera, espera —Shixed alzó ambas manos para ser el centro de atención esta vez—, ¿A qué te refieres con que Phemphit es importante? ¿Puedes aclarar?
Phemphit y Shixed eran totalmente distintas y Cooper lo podía ver. Desde su aspecto físico hasta su forma de hablar. Shixed era más intrépida, menos empática, recelosa y desconfiada, mientras que Phemphit era más empática y dulce, no le gustaba llamar la atención por lo que hablaba muy bajo, su mirada siempre estaba en el suelo y se sonrojaba muy fácilmente.
Cooper suspiró.
—Phemphit ha estado siendo vigilada por Lebanon, vio un gran potencial en ella —Phemphit tragó saliva—. Ella es bondadosa y buena persona a pesar de lo que ha vivido y eso fue lo que más nos llamó la atención. Phemphit no merecía estar encerrada en un lugar así, así que Lebanon pensó «Hey, ¿qué tal si la unimos a nuestro equipo de suicidas para matar gente mala?» —Cooper, al notar que nadie reía, se detuvo—, es un chiste. Solo queremos saber si quieres ser parte de nuestro equipo.
—Yo… —Phemphit no sabía qué decir al respecto. Su rostro debía estar rojo como un tomate, agradecía que fuera de noche para que no lograran verla.
—También puedes elegir, no es una obligación.
—No, no es eso —Phemphit vio sus manos delgadas y pálidas—, ¿ustedes me notaron? ¿Por qué? Yo no he hecho nada especial.
—¿Estás segura? —preguntó Cooper—, porque en lo que a mí respecta, Lebanon tiene un buen ojo para estas cosas y puedo apostar a que has hecho más bien que mal en esta estúpida sociedad.
—Solo he hecho… —Phemphit se percató de que su voz era casi inaudible, incluso para ella, habló más fuerte—, solo he hecho lo que se supone que debe hacer una buena persona.
—Eso lo hace una muy buena respuesta, Phemphit —dijo Cooper con una media sonrisa.
—Pero no sirvo para hacer lo que ustedes hacen —dijo Phemphit, Shixed la observó con sorpresa, no esperaba que Phemphit fuera tan noble—, ustedes son hombres de acción, pero yo nunca he peleado, por nada.
—No te preocupes por eso —Cooper se encogió de hombros—, después le sigues el hilo. Igual, aún puedes pensarlo.
Phemphit asintió.
De repente sintió frío en todo su cuerpo, sus manos estaban heladas. Nunca pensó ser tomada en cuenta para una misión tan grande.
—Está bien, Phemphit —dijo Shixed y colocó una mano encima de su hombro.
—Ha sido una noche larga —habló Cooper—, si quieren descansar pueden dormir en los camarotes de abajo. Hay camas, toallas por si quieren darse una ducha, en el refrigerador hay comida si tienen hambre. Son libres de hacer lo que quieran.
—¿Lo que queramos? —preguntó Shixed anonada.
Nunca había escuchado esa palabra. De ningún modo había sentido la libertad, ni siquiera en su nacimiento, incluso antes de estar en ConAbe.
—Menos escapar, señoritas —Cooper alzó un dedo con las manos aún aferradas en el timón—, aún tenemos cosas pendientes para evitar que ConAbe las agarre de nuevo ¿Entendido?
—Sí, señor —Shixed colocó los ojos en blanco.
Al menos era un poco de libertad.
Shixed que la primera en dirigirse a los peldaños, mientras que Phemphit continuaba con la mirada en el suelo, se detuvo en seco al pisar el primer peldaño.
—Gracias —dijo a su vez que miraba a Cooper.
Cooper observó sus ojos esmeraldas. Eran como dos rubíes brillando entre la oscuridad. No había notado lo grandes que eran sus ojos y lo pálida que era su piel.
Cooper se limitó a asentir y sonreír. Phemphit continuó bajando los peldaños, Cooper la divisó hasta que la perdió de vista.
Twyla abrió los ojos y se sintió desorientada por un momento. Estaba acostada en su cama, pero recordaba dormir en el sofá con su amigo. Ella frotó sus ojos, la luz de la ventana daba contra su cama, eso fue lo que la despertó en primer lugar. Twyla se sentó apoyando el peso de su cuerpo en sus brazos. Cerró los ojos por un momento y recordó haber visto a Alan tomarla en brazos como una niña pequeña y la llevó hasta su cama con cuidado, como si de una muñeca de porcelana se tratara, la abrigó y Twyla dijo unas palabras que no lograba recordar. Después de eso escuchó el cierre de la puerta.
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Editado: 19.11.2024