Mid [#2 Aberrantes]

Capítulo 22 ~ Una experiencia extraordinaria

El grito de las personas perturbó el aura de tranquilidad que habían formado. Todos salieron del callejón solo para asomarse a ver el motín de personas corriendo en dirección al banco.

—¿Qué ocurre? —Preguntó Enrique aun oculto en la penumbra del callejón.

El hedor continuaba sofocándolos. Estaban alrededor de basuras y rastros de comidas echadas a perder. Las ratas corrían a ocultarse por su presencia.

—El banco —habló Blue Velvet—, se está cayendo.

—¿Cómo lo sabes? —Preguntó Twyla.

—Quebré gran parte de la estructura sin contar con que derrumbé unas columnas —respondió Blue Velvet sin apartar la mirada de los disturbios—, no era una sorpresa que se cayera como una casa de cartas.

—Tengo que ir a ver —murmuró Alan. La mitad de ellos logró escucharlo.

—Alan, no por favor —intervino Melissa tomándolo del abrazo acercándolo más al callejón. Era el único lugar seguro por los momentos—. Te acabo de encontrar ý este día ha sido una pesadilla. No sabes lo que la policía te haría si…

—Mamá —Andron tomó el brazo de su madre con ternura liberándose de su amarre. Su mano comenzó a aliviarse dejándolo libre—, hice una promesa con las personas, que los ayudaría, que estará para ellos y para hacerles saber que los Aberrantes no son lo que ellos dan a entender.

Andron la observaba con devoción y Melissa podía notar como su niño ya era un adulto. Siempre lo había sido pero lo veía como un hombre, lo que su padre siempre quiso que fuera. Un luchador por el bien. Melissa se mantuvo de pie reflejando su desconsuelo en los ojos. No quería perder a su único hijo.

—Yo iré —respondió Andron acercándose más al borde de la costanilla donde estaba Blue Velvet—, tu cuida de ellos. Ya vuelvo.

—Yo me puedo cuidar sola —reprendió Twyla acercándose a ambos con fiereza.

—Twyla —Blue Velvet se limitó a alzar una ceja. Sabía que le estaba recalcando lo que había pasado en casa de su tío.

Twyla apartó la mirada. Recordar como esa mujer la tomaba en sus manos como si fuera un insecto la hizo estremecer. No era tan dura y fuerte como pensaba.

—Tu ve —anunció Blue Velvet—, yo me encargo.

Andron asintió sin antes ver a Twyla por última vez. Deseaba saber que había pasado allí.

Corrió un tramo corto para él y logró dar contra el banco. Se detuvo en una esquina apartado del disturbio de personas para que no lograran distinguirlo. La construcción si se había derrumbado excepto que había quedado la mitad de esta en pie. Las personas exclamaban y soltaban gritos ahogados. Andron no lograba entender lo que decían, no se le daba muy bien el francés.

Observó a los policías como se reunían entre ellos mientras que otros calmaban a la multitud. Los hombres reunidos se montaron en sus patrullas se marcharon, los autos iban en dirección del callejón.

Andron volvió con sus amigos y familia en un parpadeo. Las hojas de periódicos saliendo volando una vez que llegó a la costanilla.

—Los policías pueden venir para acá —notificó Andron. Blue Velvet no estaba con ellos. Sin embargo, todos estaban a salvo—, ¿Y Blue Velvet?  —Preguntó de inmediato.

—Aquí estoy —enunció ella a sus espaldas. Andron se sobresaltó, no la esperaba detrás.

—Te dije que…

—Que los cuidara y están bien —informó ella y se ocultó de nuevo en la penumbra—, frescos como lechugas. Fui a recargare un momento la batería mientras ibas y venías y sé que sonará muy cliché pero, que rápido fue eso.

—¿Escuchaste lo que dije? —Preguntó Andron.

—Ya está todo controlado —argumentó Blue Velvet y de nuevo su aura azul la convirtió en lo que realmente era, una Lissa de cabellos castaños oscuros y piel blanca como la nieve. A veces todos olvidaban que esta chica tenía ojos negros y grandes como botones además de esos azul celeste que tanto cautivaban.

—¿Cómo? —intervino Twyla.

—Acabo de llamar a un Uber —chilló Lissa y se encaminó a las calles de París—. Dice que llegará en 10 minutos. Pero antes tenemos que hacer algo con esa ropa.

Lissa señaló a su amigo que continuaba con su “disfraz”. Todos comenzaban a caminar detrás de la chica de cabellos oscuros como si ella supiera lo que estaba pasando. Melissa continuaba desconcertada aunque Shawn la cubría con sus brazos para mantenerla segura.

—Espera —Andron se puso a su costado y se retiró su antifaz encolerizado. Odiaba esa mascara porque parecía comprada en una piñatería, aunque así fue—, ¿A dónde vamos?

—Aprovecharemos este tiempo para ir de compras —Lissa le arrebato su antifaz y lo observó de arriba abajo lo giraba en sus manos con desinterés—, ahora eres un héroe, una persona que cambiará al mundo con sus acciones, no un hombre vestido del fantasma de la ópera.

Lissa lanzó la mascarilla por los aires haciéndola caer al suelo. Andron vaciló en si recogerla o no, decidió continuar adelante. Mientras más caminaban, las personas eran más apacibles, no estaban enteradas de lo que estaba ocurriendo a unas cuadras más abajo.

—¿Acaso tienes una Visa europea? —Preguntó Alan.




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