Scorpion y Shaper salen del edificio viendo como la ciudad se ve peor desde su habitación. De cerca las calles estaban más sórdidas, las personas corrían y huían de los Aberrantes, llevaban maletas en mano y caminaban hasta una zona segura, si es que aún había una zona segura. A ninguna de las dos les gustaba lo que veían. Era un caos, las personas gritaban, los Aberrantes igual pero solo para acaparar la atención del reto y señalar una posible víctima. Estaban robando.
La basura estaba en llamas y era la única forma de que hubiera luz en esta ciudad. Aún no habían señales de que la electricidad llegaría pronto ¿Como podían saberlo? Si la televisión estaba apagada y los teléfonos no reviven. Scorpion cubrió su boca con su mano observando con terror el lugar, mientras que Shaper permanecía inmovil.
—¿Y ahora qué hacemos? —Preguntó Scorpion y se acercaron en medio de la calle.
El asfalto continuaba destruido y los coches no funcionaban por lo que podían estar de pie allí por un largo tiempo.
—Tenemos que iniciar.
—¿Dónde? —Preguntó Scorpion con voz átona.
Fueron interrumpidas por el sonido de las aspas de un helicóptero. Estaba en un punto justo donde el domo del pulso electromagnético no lograba tocarlo. Unos golpecitos en el suelo lograron despertarlas y vieron cómo un grupo de caballos se acercaban a ellos. Eran policías uniformados. Uno de ellos habló a través de un parlante.
—Se ha iniciado el toque de queda —ordenó el hombre—, las personas que se encuentran fuera de sus hogares serán llevados a la comisaría y serán liberados al día siguiente. Por favor, vuelvan a sus hogares y así evitaremos la violencia y apoyaremos la buena ciudadanía.
Uno de los aberrantes no parecía estar de acuerdo con el hombre por lo que comenzó a correr contra la manada de caballos, un grupo lo siguió y así hasta que una cantidad de Aberrantes estaban listos para pelear. Shaper y Scorpion permanecían de pie viendo como se iba a desatar el desbarajuste.
Antes de que los aberrantes lograran desatar su ira, el helicóptero que continuaba revoloteando liberó unas pequeñas granadas. No eran granadas, eran bombas lacrimógenas. Estas bombas comenzaron a esparcir una espantosa cantidad de humo. Ya no era solo el humo del fuego sino estas bombas lacrimógenas. El grupo se detuvo en seco y comenzó a toser descontroladamente. No podían respirar.
Una de las bombas había caído a los pies de Shaper por lo que ambas sabían lo que estaban sufriendo el resto de su grupo. Los policías se mantuvieron firmes observando como los aberrantes caían al suelo. El humo logró disiparse en el viento y los jinetes bajaron de sus corceles para poder esposar a los aberrantes.
Shaper tomó la mano de Scorpion para acaparar su atención. Le costaba respirar, le costaba hablar. Tenía náuseas. Era como una cantidad de pimiento atorado en tu garganta, no podía respirar, querías liberar algo inexistente de tu cuerpo pero al hacerlo solo te embargan de náuseas.
—Elimina las bombas —rogó Shaper y Scorpion la veía con los ojos entrecerrados—, envía el gas...
No logró terminar su frase cuando continuó tosiendo. Scorpion creó un portal de gran tamaño, se había esforzado en hacerlo. El óvalo era de 10 metros de altura, el viento guiaba la neblina dentro del círculo y Scorpion extendió su brazo creando la otra entrada encima de los policías haciendo que el gas los envolviera. Ahora ellos eran los que tosían, rogaban por su vida, no podían respirar.
Ambas no se habían recuperado en su totalidad pero debían tomar provecho de esto. Scorpion notó como el hombro soltó el megáfono y logró crear otro de sus portales para que el megafono llegara a ella. Un pequeño círculo se formó encima de ella y tomó el parlante en el aire mientras se colocaba de pie. Los Aberrantes continuaban tosiendo aunque lograron recomponerse poco a poco.
—Gana su confianza —murmuró Shaper.
Scorpion asintió. Debía hacer esto por ambas, por ellas. Verla de esta forma le recordaba a cuando se encontraron en el orfanato. Eran unas niñas sin saber que hacer para ganarse la vida. Quería dinero y fama, la única con las bolas suficientes para hacer un plan fue Shaper. Había dado todo por ella, ahora ella tenía que dar más por ambas.
De nuevo formó un portal a sus pies y se desvaneció apareciendo encima de uno de los coches en la carretera. Había aparcado en el lugar perfecto; entre los aberrantes y los policías malheridos. Encendió el megáfono y habló todo lo que los Aberrantes habían callado.
—No nos dan la oportunidad para hablar, para caminar cuando ya nos están fulminando con bombas, no podemos hacer nada porque siempre ante sus ojos seremos unos monstruos. Yo digo "no más". Basta de ser ridiculizados desde que nacemos hasta que morimos. Estoy cansada de ver a mi gente, mi raza, a mi familia siendo atacados y siendo callados. "No puedes usar tus poderes", "No puedes salir así a la calle", es lo primero que nos dicen antes de salir a la calle. No podemos ser quienes somos porque si no iremos a prisión. La policía no nos cuida, nos mata.
»Yo digo que estoy cansada de ver esto. Estas calles están llenas de personas normales y nosotros jugando a las escondidas. No podemos ser quienes somos y no nos sentimos a gusto siendo alguien más. Me he cansado de que me digan que ser aberrante es malo cuando es lo mejor que has podido ser. Tienes putos poderes, eres un jodido hombre. Tus placas no te hacen mejor que yo, tus armas no te hacen mejor que yo.
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Editado: 19.11.2024