Midland

Capítulo 1

A continuación mi primera novela, espero que les guste y que puedan seguirla hasta la última de esta gran historia

Un cielo azulado se aparecía frente a sus ojos, unas palmeras o lo que parecían sus hojas, un grupo de aves más arriba, la luz del sol bloqueada por dichas plantas, la arena en su pelo, John se da cuenta que las aves están graznando a lo lejos, el mar, los insectos, los sonidos aparecen poco a poco en su mente cuando pasan los segundos, como si a medida que pasara el tiempo se “despertara” y estuviera más consciente de las cosas, mira a su alrededor, nota que la blanca arena está húmeda en algunas zonas, trata de levantarse, respira hondo, el sonido de la playa lo abruma, el sol quema, el aire es fresco, su cuerpo adquiere consciencia de lo que está a su alrededor, mira a su alrededor y los árboles espaciados le dan una idea de lo que hay alrededor, el mar está cerca, pero no sabe dónde, la luz es intensa, trata de concentrarse, mira bien, esperando adaptarse a este entorno distinto, un grito, o algo parecido. Trata de acomodarse, bien sentado trata de mirar bien las sombras y las figuras que no dejan de correr de un lado a otro, más bulla, pero ya no es sólo el mar o los animales salvajes, ya no son las aves e insectos volando, escucha, atento, son gritos humanos, reconocibles, lo ve bien, una estructura, algo que una vez fue un barco, mira con terror el escenario, dos personas arrastrándose en el piso, una enterrada bajo los escombros, un niño gordito gritando, una niña de pelo negro, un par de jóvenes, un adulto con el brazo ensangrentado, una mujer arrastrándose desde la orilla. Gritos, desesperación, una gran preocupación, muerte, agua de mar, el sol hirviente, la arena ensangrentada, todo, como si fuera un sueño, como si fuera real, mira a las cuarenta personas en peligro mortal, tan vívido tan real; todos gritan, desesperados, aterrados, corriendo de un lado a otro, hasta el aire estaba viciado, trata de serenarse, trata de pensar en otra cosa, trata de concentrarse en lo que tiene que hacer más tarde, la fiesta, la escuela, las chicas, los estupefacientes, todo lo que tiene que hacer este chico salido de las telenovelas cuando logre “despertarse”, cuando esta horrible situación por fin se acabe y los gritos y desesperos pasen a la frivolidad y a la normalidad que conforman su feliz y triste vida.

Sábado 6 de Setiembre del año 2011. Av. Rousseau, San Borja; Lima, Perú. 10:37 a.m. Un joven de unos 15 años se despierta. Se da cuenta que está destapado, a los segundos siente el frío. Desea sumergirse nuevamente en sus sábanas para olvidar el mundo que le tocó vivir. Recuerda que esto no es tan sencillo. Mira su reloj en la pared, antiguo, analógico. No tiene deseos de levantarse y cierra los ojos, ocultándose del sol. Mira de nuevo su reloj y recién allí se da cuenta de la hora. “Hoy será un día diferente”, piensa. Se pone de pie. Después de salir del baño mira de nuevo el reloj pero sin ver la hora. De repente el tic tac es lo único que percibe. Cuenta hasta tres, cuatro, cinco. Ahora sí está realmente despierto. Pasa al cuarto de baño y se queda allí menos de diez minutos antes de salir medio apurado. Agarra su ropa y se cambia rápidamente mientras recuerda la actividad de hoy día. Su habitación está en el segundo piso, casi al costado de la de sus padres, vaya espectáculos, ya vestido baja las escaleras. Su nombre es John, el segundo de tres hermanos. La madre sale de su habitación, tiene el pelo desordenado y un olor fuerte. Intercepta a su hijo, le dice que tome su desayuno. Él hace una mueca, no tiene tiempo para esas tonterías, va a la cocina, saca de la refrigeradora una botella de vidrio con agua y un pedazo de carne que le quedó de la cena la noche anterior. Cierra el electrodoméstico y es sorprendido por Ashley Fight, su hermanita de 5 o 6 años, ni él está seguro de su edad, quien está detrás de él quién sabe desde hace cuánto. La niña le dice al chico que la tía murió, la mamá, que caminaba muy cerca, oye de repente y se sorprende de lo que dice su “muñequita”. Le corrige su acción, acercándose raudamente, le pide que nunca repita esa clase de cosas. John termina sus bocados aprovechando la distracción, riéndose por dentro de la ridiculez de esta gente. Aparece de pronto el hermano mayor quien estudia en una universidad privada reconocida en este país; se acerca y raudo saluda con un beso a su madre, carga por unos segundos a su hermanita, esta siente que vuela, ignora a su hermano por unos segundos. Se retira el mayor de los tres, John sonríe, él también andaba evitando a su hermano, no era algo unilateral. No se llevaran mal ambos parientes, solo tuvieron una insignificante pelea días atrás, cuestiones irrelevantes. El universitario, el mayor de los Fight, se parecía mucho a su padre, en el carácter y el físico, hecho que desencadenaba ciertas tensiones, peleas, hecho que provocaba a veces la furia del chico del medio, el “incomprendido” de la familia.

John Fight, es un muchacho relajado, muy sociable, con cualidades de líder según sus profesores, pero con dificultad en matemática y química, como la gente “normal” del colegio en el que estudia. Cursa el décimo grado, lo que equivale a cuarto de secundaria, o tal vez uno de los últimos años del High School, está en el colegio particular Antonio Ruiz de San Borja, la comuna o distrito donde vivió toda su vida. Su cabello es de color castaño muy oscuro, a la distancia podrían decir negro, pero en el verano se vuelve más claro de lo esperado, es “alto”, según estándares diversos, superando el metro setenta de estatura y con posibilidades de seguir aumentando y crecer un poco más, si no atenta contra su propia genética y fisiología; de nariz respingada, ojos casi negros, un leve bronceado, logrado tras unas fructíferas mini vacaciones en un balneario a mitad de año, va desapareciendo con el paso de los días. Tiene un éxito natural con las chicas, nada forzado, muchas “moscas” ansían, sólo desean, tenerlo aunque sea por un par de horitas, dedicándoles mini cartitas que la gente de otros salones les hacen llegar, algunas usan los celulares y envían testamentos por mensajería, pero siempre es una sonrisa, un movimiento, algo que más le provoca risa que ternura, y más ternura que otra cosa. Es el chico adorado de la tutora del salón y la pesadilla de todos los docentes, un “hombre de verdad” para los estándares de esta época y para la edad que ellos tienen. Practicante del skate, destaca por su habilidad con este objeto, prácticamente fue gracias a él que unos años antes aprobaron en el colegio el uso de este en los descansos, hecho que lo convirtió en un líder para sus amigos. Por lo general tiende a ser muy impetuoso, decantándose por su instinto más que por la razón sin detenerse a analizar las consecuencias, presa de su edad, inexperiencia, él solo quiere divertirse. A pesar de haber hecho, disfrutado y gozado afirma que él no está interesado ni en fumar o consumir los ilegales de entonces, al menos públicamente, bebe con moderación, trata; sin embargo, esto no lo detiene de aprovecharse de su “jale”, sus instintos o su aparente superioridad para conseguir lo que quiere, esta “alta capacidad” no significa que no haga algo cuando se le antoja o cada vez que “alguien” del género opuesto lo desee. Considera como tiene que ser, según quién, al mayor de los suyos como un idiota y a Ashley, la menor, toda risueña, pequeña, dulce y cursando el último grado de Inicial, una niña algo extraña.



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En el texto hay: batallas, batalla de imperios, batallas aereas

Editado: 06.08.2021

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