Isabella llegó a la comisaría, entró, se ponía tensa cuando entraba allí, y era revisada por
La policía femenina, pero la ilusionaba ver a Andy, hacerlo sentir un poco más reconforta-
do.
Si pudiera le quitaría ese dolor por la muerte injusta de Carla y por la impotencia de no ser
creido, encerrado y acusado de ser su asesino, pero, sólo podía tratar de mostrarse se-
gura y confiada, para que él también lo creyera, aunque por dentro se estuviera muriendo
de miedo.
La llevaron a la salita, que ella ya conocía, donde debía esperar a Andy, al cabo de unos
minutos vino el policía acompañando a su hermano, se abrazaron y se dieron un beso,
Andrés dibujó su mejor sonrisa, quería Isabella siguiera sufriendo por él.
_ como estás hermanito, sé que es una pregunta tonta, pero desearía que te sientas lo
mejor posible
_ estoy bien chiquita, no lo vez en mi cara, me tratan bien, tengo un compañero de celda
con el que puedo hablar cualquier tema y con quien muchas veces, no necesitamos de-
cirnos nada, respetamos nuestros silencios
_ ah, bueno –rio Isabella- estás bárbaro y yo preocupada por vos
_ contáme, que novedades tenés, decime algo de lo que pasa en el mundo, te llamaron
de la agencia
_ muchas preguntas juntas, te voy a contar todo con lujo de detalles, pero, a mi tiempo,
por empezar, voy muy bien con mis cursos en la facu, en el colegio, estoy muy con-
tenta, tengo unos alumnos un poco ruidosos, pero cuando se entusiasman con la clase
no vuela ni una mosca
_ estoy seguro que mi hermanita, logra sacar todo su temperamento y no permite que na-
die la contradiga
_ ah no!, esa es tu opinión de mí, me considerás una déspota, pero, te equivocás, mis cla-
ses son muy democráticas, escucho todas las opiniones, aunque no coincida siempre con
ellas, todos nos respetamos
_ claro que sí, seguro que aceptás todas las opiniones, que todos digan lo que piensan,
pero, después llega la venganza en el examen y en las notas
_ sos insoportable, no puedo hablar en serio con vos
_ pero, si estoy hablando con la verdad, es que acaso la pequeña tirana, cambió tanto,
que yo recuerde, cuando no se hacía tu voluntad, me castigabas con la indiferencia y no
me hablabas por varios días
_ en serio, estás hablando de mí? De tu hermanita menor que siempre te defendió, aún
cuando eras culpable
_ claro, que sí, me defendías y luego te cobrabas el favor de alguna forma
_ bueno, pero, ahora, que soy adulta, revisé mis acciones y me di cuenta que debo ser
más comprensiva, sobre todo con mis alumnos
_ está bien, dejemos eso, sabés que te adoro y que sos la persona que más amo en este
mundo, pero, contame viste o hablaste con Manu
_ sí, me llamó y me rogó que viniera a verte, dijo que andabas llorando por los rincones
porque me extrañabas
_ si te dijo eso, que no lo creo, te mintió, yo estoy bien, me gusta que hayas venido a ver-
me, pero, tenés que seguir con tu vida y no preocuparte por mí
_ Andy, como no voy a preocuparme por vos, aunque, quizás, no debería, porque veo que
estás bárbaro y seguís siendo tan antipático y soberbio como siempre
_ aquí me estoy perfeccionando, hermanita, no creas que porque estoy en esta celda, voy
a permitir que hagas tonterías con tu vida, aunque no estemos en contacto directo, me
mantengo informado, le debés respeto a tu hermano mayor
_ ja, estoy independizada, y sabés que no hago tonterías, es que acaso, Manuel te vino
con algún chisme
_ hermanita, me estás ocultando algo?
Isabella se sintió incómoda por esconderle cosas a Manu, pero, todo era por su propio
bienestar.
_ no, estás desconfiando de mí?, sé que tu amigo, siempre se está metiendo en lo que no
le importa, que te dijo ahora?
_ no me dijo nada y sos injusta con Manu, sabés el cariño que siente por nosotros y si al-
guna vez te dijo algo que no te gustó, no fue por entrometido, sino, porque quiere prote-
gerte al igual que yo
_ les agradezco a los dos, pero, ya puedo cuidarme sola y no necesito otro hermano ma-
yor, con uno me alcanza
_ claro, y te sobra también no?
_ te quiero Andy, lo sabés bien, reconozco todo lo que siempre hiciste por mí, cuando
era pequeña e íbamos juntos al colegio, yo me sentía segura a tu lado
_ sí y también recuerdo las veces que te peleabas con tus compañeras, y venías llorando
pidiendo mi ayuda, yo iba a enfrentarlas, hasta que descubrí que vos eras la que empe-
zabas los líos
_ pero, te das cuenta que nunca podemos ponernos de acuerdo, yo te agradezco con to-
da mi sinceridad tus cuidados, te abro mi corazón y vos me tirás tus reproches
_ te juro que no son reproches, sólo quería hacerte rabiar un poco, además no quiero
ponerme melancólico, me emociona que te sintieras a salvo a mi lado
_ hablás en serio, Andy o te estás burlando de mi?
_ no, chiquita, sos mi hermanita querida, mi pequeña pendenciera – rien los dos
_ Andy, hablé con mi profesor
_ ah sí, y que te dijo que no le interesa mi caso, o que sus honorarios son muy elevados
para mi presupuesto
_ pero, por favor, como se te ocurre, cuando tu hermana se propone algo, lo consigue, el
doctor Ocampo aceptó defenderte
_ en serio, Isabella no te puedo creer, así que tu profesor aceptó hacerse cargo de mi
caso
_ así es, me dijo que vendría a verte y te iba a asesorar sobre tu declaración en Tribuna-
les
_ gracias, me estas dando una gran noticia, pero, que hay con los gastos, cómo le vamos
a pagar, yo no estoy trabajando y tampoco tengo demasiados ahorros, no puedo pedir un