Miedo a la verdad

Capítulo 23

Era un día frio, la temperatura muy baja y una desagradable llovizna, que se impregnaba

en cuerpo y alma, aunque no llegaba a envolverte, hacía tiritar a algún desprevenido que

hubiera salido con poco abrigo, Isabella entró a la facultad, llevaba un impermeable e iba

protegida con un paraguas, vio en el pasillo al profesor Ocampo, estaba por entrar a la

sala de profesores, dudó en acercarse a saludarlo, esperó a que él tomara la iniciativa,

Pero, al ver que iba a entrar, se dirigió hacia el profesor, quien no la miró, aunque no abrió

la puerta del salón y casi en un murmullo le dijo que se encontrarían como de costumbre

en el restaurante para almorzar juntos, lo hacían casi todos los días, y luego él la llevaba

hasta el estudio. Las charlas eran triviales, no tocaban demasiado temas personales, ella

no le preguntaba sobre su vida privada, aunque él a veces sí lo hacía.

Al terminar su clase, Isabella se dirigió al local de comida, se ubicó en la mesa que siem-

pre ocupaban y lo esperó.

Estaba pensando en que ocurriría con su hermano, pero, al mismo tiempo estaba ansiosa

por ver a Antonio, se sentía atraída por él, pero, el profesor no daba señales de que sin-

tiera lo mismo por ella, sin embargo se decía que a él le costaba mostrar sus emociones

y que llegaría el momento en que le confesara que estaba interesado en ella y que le

pediría que empezaran una relación, aunque por el momento fuera en secreto.

Ella estaba absorta en sus pensamientos y no lo vio entrar, ni tampoco acercarse a la

mesa.

_ hola, ya estoy aquí, en que estás pensando, claro, por supuesto en tu hermano, pero,

te pido, que mientras estemos aquí, disfrutes el almuerzo y te relajes, quiero que con-

versemos y pasemos un buen momento

_ oh, perdón no te vi llegar, sé que no te gusta tocar temas de trabajo a la hora de co-

mer, pero, se trata de mi hermano, y quiero saber si hay alguna novedad

_ comamos Isabella, charlemos en forma distendida, y luego, te prometo que hablare-

mos de todo lo que te inquieta

_ está bien _ respondió resignada _ tengo que confiar en que todo saldrá bien

Llegó el mozo y les preguntó si deseaban que trajera la carta, o ya habían decidido lo

que iban a pedir.

_ yo voy a pedir mi plato de siempre, que usted ya conoce, pero, no sé si la señorita ya

ha decidido lo que va a comer

_ no, aún no me decido, recomiéndeme usted un plato que no lleve pescado

Al mozo le encantó que pidiera su opinión y le sugirió pollo deshuesado con la salsa de

champigñon con papas noisse, agregando que se lo recomendaba, ella sonrió y le

dijo que quería probarlo. Le trajo un vino blanco a Antonio y ella pidió una gaseosa.

Comieron y hablaron de distintos temas, él le contaba anécdotas divertidas, mientras

le daba un toque de  humor, haciendo el relato aún más gracioso, ella se reía y gozaba de

esos instantes en que nada la perturbaba y que la distraía de sus más oscuros pensa-

mientos

_ decíme vas a pedir postre _ preguntó Antonio_ yo voy a pedir helado, querés com-

partirlo?

_ sí, claro, a pesar del frio un helado me resulta placentero

Llamaron al mozo y pidieron una copa helada de la casa con dos cucharitas para compar-

tir, Antonio se rió al verla tan complacida con el postre, parecía una niña a la que le han

concedido un deseo.

_ no seas malo, no te rías de mí, es que me encanta el helado, si no fuera porque tiene

muchas calorías lo tomaría todos los días

_ no me digas que estás a dieta, si tenés un cuerpo muy armonioso, no te prives de algo

que te gusta

_ no te creas, estar así cuesta algunos sacrificios, no abusar de los postres, y gimnasio,

varias veces en la semana, de lo contrario estaría rodando como una pelota

_  que exagerada, _ rien los dos _

_ Antonio, ahora hablando en serio, si tenés alguna noticia sobre mi hermano, por favor

decime que está pasando

_ calmáte muchacha, está bien, te voy a contar, estuve en el juzgado y no tengo buenas

noticias

_ que pasó! por favor no me ocultes nada

_ no, no pretendo ocultarte nada, no es mi estilo, el juez no le concedió la libertad a tu

hermano, es más va a ser trasladado, en estos días a un penal

Isabella sintió que la angustia le destrozaba el corazón, Andy sería llevado a una cárcel,

no entendía como es que estaba pasando esto, hasta ese momento estaba segura que

su hermano saldría en libertad y esperaría la fecha del juicio en su casa.

_ no puede ser, Antonio, no puede ser, esto lo va a matar a Andrés, por qué el juez tomó

esa decisión es que no creyó en la declaración que hizo, o es que acaso piensa que pue-

de huir

_ no lo sé, quizás tu hermano se puso nervioso y no pudo contar los hechos tal como dijo

que ocurrieron, algo sucedió que hizo dudar al juez sobre lo que realmente pasó, o tal vez

notó alguna contradicción en su relato

_ ya lo sabe Andrés?

_ sí, ya se lo comuniqué

_ como lo tomó, pobrecito debe estar desconsolado, me gustaría estar allí para darle mi

apoyo

_ es lógico que no lo tomó bien, le impactó la noticia, pero, es un hombre fuerte y podrá

sobrellevarlo, yo te aseguro que hice todo lo posible para asesorarlo y que su declaración

fuera además de sincera, creible ante el juez, pero, estoy seguro que trabajando juntos

con Andrés llegaremos al final esperado, un juicio justo donde salga sobreseído

Isabella estaba desvastada, su rostro había empalidecido, sus ojos estaban a punto de

estallar en lágrimas.

_ cuando lo trasladarán _ preguntó con una voz casi inaudible_



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En el texto hay: intriga y romance, suspenso

Editado: 19.03.2022

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