Miedo al fracaso [2º parte]

Capítulo 11

Ashley

Isa dormía profundamente a mi lado. Se había empeñado en ver una película, así que nos fuimos al salón a ver nuestra tele. Cayó rendida en un abrir y cerrar de ojos. La llevé a su cuarto y me tumbé a su lado.

No pude coger el sueño durante toda la noche. Eran las cinco de la mañana y fue entonces cuando bostecé. Así que me tumbé de nuevo y esta vez sí me dormí.

Un ruido raro me hizo despertar. Todavía era de noche. Las cinco y media.

Genial.

El mismo ruido se repitió más fuerte. La puerta del portal hizo el ruido del ataúd de Drácula. Me levanté despacio y cogí la navaja que había dejado debajo de la cama. Una no puede ir nunca desprotegida.

Salí sin hacer ruido para atacar al imbécil que se había colado en mi casa. Me escondí detrás de la puerta de mi cuarto, que daba cara a la entrada.

Una sombra negra rebusca algo entre los cajones. Me la suda. Cojo la navaja con fuerza y salgo a ponerle la navaja en el cuello.

—¿Qué haces en mi puta casa? Te dije muchas veces que si te acercabas te mataría. ¿No te ha quedado claro todavía?

—Pero, ¿qué dices?—no era Logan, no era Dash, no era nadie que yo conociese.

—Te he hecho una pregunta. Contesta.

—Soy yo—se intentó levantar, pero no le dejé—. Soy Marc, el primo de Isa.

Me quedé trastocada. ¿Qué hacía aquí a las cinco de la mañana?

—¿Qué haces aquí?—le quité la navaja del cuello. Él tembló al ponerse de pie. Se quitó la capucha de la sudadera negra y por fin le vi la cara—¿No sabes hablar? Me quiero ir a la cama.

—¿Por qué tienes…?

—No te interesa, principito. Ahora, si me disculpas, vete de mi puta casa antes de que te raje el cuello, ¿vale? No tengo tiempo ni ganas de hablar.

—Pero yo…

—¡Fuera de aquí!

Se fue tan rápido como vino. Me di la vuelta y el corazón se me puso debajo de la lengua cuando vi a Logan detrás de mí.

—¡Joder! ¡Otro igual! ¡¿Qué haces aquí, joder?!

—No grites, guapa. No queremos que tu amiguita se despierte o que no se despierte nunca—su sonrisa de siempre me hace bufar y dar un puñetazo en el pecho—. Sabes que me gusta que me pegues.

—Eres un cerdo. Vete de mi casa ya.

—Creo que no.

—Creo que sí o tú si te llevarás el navajazo, cariño.

—Demuéstrame.

Si me tomaba por gilipollas estaba siendo un imbécil. Yo no tengo nada de gilipollas, y no me gusta que la gente que me conoce de verdad piense eso de mí.

—Pareces un fantasma—se ríe—. Con ese pelo y con tu pijama de ositos me recuerda mucho a la época de cuando te quería.

Me miré al espejo. ¡Jesusito de mi vida!  ¡Que pintas de loca! Mi pelo revuelto y mi pijama retorcido de tanto girar en la cama…

—No inventes. Tú nunca me has querido, así que deja de hacer el idiota.

—No todo lo que piensas es como tú lo ves.

Su cercanía me ponía tensa, muy tensa en realidad. No me gustaban sus jueguecitos de seducción, porque conmigo lo lleva claro.

—No pienso caer, Logan, ya deberías de saberlo.

—No mientas, fiera. Sabes que al final caerás.

—Vete de mi casa antes de que te corte todos los dedos de las manos.

Si quiere juego, va a tenerlo. No soporto ser la que siempre cae.

La cogí el borde de la sudadera y metí mi mano por dentro.

—Llevas razón muchas veces, Logan… Y en esta, en esta te vas a arrepentir porque la fiera sale a defender su terreno, y te estás metiendo de cabeza.

—Cuando te pones así no va a haber nadie quien me pare. Estarás atada a mi cama. Que pena que te soltara la otra vez, me hubiera gustado quitarte mi ropa y hacerte ver las estrellas—pone un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.

—Puede que sí, puede que no…

—Me lo voy a tomar por un sí porque sabes que a ti también te gusta.

—Siento decepcionarte, pero ahora no llevas razón. Me entristece, pensaba que eras más listo.

—Y lo sigo siendo, aunque no lo quieras aceptar. Porque soy más listo que tú, Eryx.

—Eso ya lo veremos—me separé. Le señalo la puerta para que se pire—. Fuera de mi casa.

—Me parece justo, Eryx. Recuerda que mañana será un día imborrable.

Iba a irse, pero me agarró del pelo para atraerme hacia su cara.

—¿Qué parte no entiendes de que…?

Me quedé en shock cuando Isa apareció con cara de qué está pasando aquí.

—¿Logan? ¿Has vuelto?

Le habían pillado. Todo el mundo recibe lo que da, y nunca hay excepciones.

—Isa, me alegro de verte.

—¿Qué haces aquí? ¿Vienes para quedarte? ¿Qué tal te fue en Alemania?—mi mejor amiga lo atosiga a preguntas.

Que se joda.

—Me alegro mucho de que estés aquí otra vez—se lanza a los brazos de Logan con una sonrisa—. ¿Nos vamos de fiesta esta noche con los demás? No sé si querrán verte, pero sé que les hará mucha ilusión.

—No sé, Isa—duda. Obviamente yo sabía la respuesta.

—Nos vamos a la discoteca nueva del campus.

—Me odiarán.

—Claro que no. A Oliver le hará mucha ilusión—le faltó tirarse al suelo para seguir suplicando—. Por favor…

Logan me miró, dudando. Mi cara era inexpresiva, quería que se jodiera de una vez. Me encantan estos momentos.

—Vamos. Nos hace mucha ilusión, ¿a que sí Ash?

—Por supuesto que sí.

—Bien—su cara de querer matarme me dejó con ganas de reírme. Si ya tenía ganas de estrangularme, ahora tendría mil razones más en mi contra para asesinarme como le diera la gana.

—Isa, vete a dormir, por favor.

Ella asintió y se fue, no sin antes darle un último abrazo a su “amigo” o lo que fuese.

Yo sé que él sabía lo que le había pasado a Isa, me puedo apostar lo que quieras.

—Vete de mi puta casa y no vuelvas.

—Hasta luego, Eryx.

—Definitivamente, me agotas—me pasé la mano por el puente de la nariz. No se puede estar quieto.



#1552 en Detective
#958 en Novela negra
#3669 en Thriller
#1887 en Misterio

En el texto hay: asesinatos, amor, suspenso

Editado: 25.07.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.