Isa
Me desperté por culpa del vómito que amenazaba con escapar. Me fui corriendo al baño a echarlo todo. Ashley vino en cuanto escuchó la puerta abrirse, así que como siempre, me sujetó el pelo para que no se machara.
—Tranquila—dice somnolienta.
Cuando creo que he terminado, me vuelvo a la cama y Ashley viene con una botella de agua, dejándola en la mesilla.
—Tienes que descansar.
—Ya no tengo sueño—le contesto—¿Qué hora es?
—Las ocho y media. ¿Quieres que veamos la tele?
—No lo digas dos veces—me levanto con emoción.
Enciendo la televisión y vemos el reality que puse a grabar las dos juntas. Ash dice que son basura, pero al final se ha enganchado al igual que yo.
Hace el desayuno para las dos ya que se niega a que me levante del sillón. Mi móvil vibra y lo alcanzo para ver quién es.
Vives con una asesina
Un mensaje desconocido me manda esa barbaridad.
—Ash—la llamo y viene con el desayuno en una bandeja—. ¿Qué es esto?—le enseño el mensaje y ella se queda petrificada.
—Algún gracioso de por ahí—bufa.
—Eso mismo he pensado.
Desayunamos mientras vemos el programa. Ashley se indigna porque hay una chica que es muy dramática.
—Quita esa mierda, me estoy indignando.
—Ya me he dado cuenta—apago la tele mientras me rio.
Me quedo pensando en el mensaje que me han mandado. Con esas cosas no se juegan. Me molesta mucho que acusen a mi amiga de ser una asesina mientras que Ash es la persona más tranquila del mundo. Algún estúpido de por ahí. O eso quiero pensar.
—Tú serás la siguiente, bonita. Dime dónde está.
La mente se nubla en algo que no recuerdo muy bien.
—¿Dónde está quién?
—¿Dónde está Eryx?
—No sé quién es Eryx. Solo déjame, no me mates.
—¿Dónde está tu compañera de piso?
—¿Qué pinta Ashley en esto?
—Porque esa hija de puta es Eryx, cariño. Ahora, ¿dónde está?
Un calambre me atraviesa la espalda. Grito de dolor. Ash viene corriendo al salón para ayudarme a levantarme del suelo, pero le empujo con las pocas fuerzas que me quedan.
—¡Eres una asesina!—le acusé.
—¿De qué estás hablando, Isa?—me pregunta confusa—¿Enserio te vas a creer el mensaje de algún tarado?
—Alguien entró en casa y tú no estabas. Cuando acabé en el hospital. Espera, no fue un accidente, ¿cierto? ¿Fuiste tú?
—Me duele que pienses que yo pueda hacerte daño, Isa—su cara empezó a ponerse roja de la ira—. Si no me vas a creer, ¿para qué coño me preguntas?
—Me dieron en la cabeza y no recuerdo nada más…
—El asesino de Olivedale… Tenemos que irnos—se fue directa a su cuarto.
—¡¿Qué estás diciendo?!—grité.
No me contestó. Solo me miró cuando vino con una maleta grande.
—¡Haz la puta maleta, joder!
Me sorprendí por su tono de voz, jamás la había visto hablar así. No iba a hacer mi maleta porque ella me lo dijera. Esta era mi puta casa y no iba a moverme.
—¡Si no nos vamos nos van a matar! ¡¿Es eso lo que quieres?!—me gritó con furia.
Se hizo el silencio y escuchamos unos pasos. Ashley se sacó una navaja del bolsillo de su pantalón.
—Lárgate de aquí y escóndete—me susurró.
Yo no me lo pensé dos veces y me escondí debajo de la cama. Los pasos cada vez se hicieron más intensos. La voz áspera de mi compañera de piso retumbaba a gritos, también sonaba la de un hombre. ¿Quién podría ser? La curiosidad me mató y salí de debajo de mi cama para asomarme muy despacio por el marco de la puerta.
—Vete de aquí—Ash iba a pegar a la persona con capucha, pero éste esquivó su puñetazo.
Iba a gritar, pero me tapé la boca. Lo menos que quería era llamar la atención porque Ashley iba a matarme.
Él cogió sus manos y la estampó contra la pared. Ésta retumbó y mi amiga gruñó del dolor.
—¿No está tu amiga en casa?—preguntó el anónimo.
Esas palabras me hicieron reaccionar y volver a meterme debajo de mi cama, pero otro calambre me hizo gritar hasta quedarme sin aire.
Los pasos retumbaron hasta llegar a mi cuarto.
Esto iba muy mal.
Dash
Volví a casa de mi hermana para ver a mi madre en especial y a mis queridos dos monstruos. Gracias a lo que fuera, mi hermana no estaba, así que pasé la tarde entretenida con mi madre.
—¡Titoooooo! ¿Vienes a jugar a los coches?—el pequeño me tendió el mando de la play para que fuera a jugar.
—No lloriqueéis si os meto una paliza, enanos—se picaron diciendo que iban a ganar ellos.
Error, porque les metí una gran paliza.
—¡SEEEEEEEEEEEEEEEEEE! ¡SOY EL MEJOR!—corrí alrededor del sofá mientras que llos niños me miraron con mala cara.
—¡Eres un tramposo!—me gritó el mayor.
—¿Quién es el mejor?—me puse a bailar y a hacer el tonto. Mi madre se reía mientras que los niños se indignaron y se fueron a sus habitaciones.
—Eres un crío—me madre me miró mientras se limpiaba las lágrimas de la risa.
—Me gusta serlo—nos sentamos en el sillón y mi madre me cogió de la mano.
—¿Cómo va todo por ahí?
—Como siempre—me mostré insignificante.
—¿Y Ashley?
—Muy bien—obviamente no le iba a contar nuestra pelea. Aunque fuera su culpa por supuesto, pero yo la quería y la quiero. No puedo decir más.
—A ver si venís un día aquí.
—No es la mejor opción—no pensaba traer a mi novia aquí para que mi hermana me montara el pollo otra vez.
Cuando mi hermana entró por la puerta, decidí que era la hora de irse a casa. No me saludó ni tan siquiera, por mí mejor si hay que ser sinceros.
Me despedí de mi madre y de mis sobrinos. Cogí el coche, lo arranqué y me fui a mi casa.
Iba escuchando música cuando me llamó Oliver, diciendo que iban a salir porque Mónica se iba a graduar mañana. Dije que sí obviamente a parte porque a mi amigo le hacía ilusión y no quería hacerle el feo. Llamé a Ashley para decírselo, pero tenía el teléfono apagado o estaba fuera de cobertura. ¿Qué la había pasado? Le dejé un mensaje. Ya me contestará.