Cuál sería el lugar correcto para ir con un chico al que apenas conoces?
Y cuando digo apenas , lo decía en el sentido más literal de la palabra. Había visto solamente a Matthew contadas veces en mi vida y no habíamos intercambiado más que unas pocas palabras a lo largo de los años que había estado junto a Raven.
Aún así no se mostró interesado en ningún momento por mí y que de ahora en un abrir y cerrar de ojos , le parezca interesante, yo la ñoña, la invisible , la que nadie notaba salvo que Jeremy estuviese a su lado, me parecía altamente sospechoso.
Sobre todo porque parecía tan irreal que sentía que estaba en un sueño. Y no sabía en que momento el mismo podría convertirse en una pesadilla.
Porque era muy probable que fuese Raven quien le hubiese pagado para que saliera conmigo así de esa manera no tendría que lidiar con el Jeremy que actuaba como mi niñero y lo tendría para ella sola, como siempre lo había querido.
No podía juzgarla.
Sería demasiado hipócrita de mi parte hacerlo.
Porque yo también quería tener a Jeremy para mi sola , la mayor cantidad de tiempo posible.
Es por eso que la idea de tener que compartirlo con alguien más, me generaba cierta molestia.
Pero quien nos podía juzgar? Si estar junto a mi amigo era la mejor cosa que le podía pasar a una chica.
Tanto si lo podían tener en calidad de amigo como en calidad de pretendiente o novio.
Mientras Matthew manejaba a mi lado en el auto hablando de cosas a las que no les estaba prestando atención , yo estaba muy ocupada en mi mente enumerando todas las cosas buenas que tenía Jeremy.
Era atento.
Era divertido.
Tenía buen gusto a la hora de vestirse.
Sabía cocinar.
Era el centro de atención.
Sabía que decir (y la mayoría de las veces sus palabras eran acertadas).
Era hermoso.
SU SONRISA.
Su voz.
Su perfume.
La manera en que sus ojos se iluminaban cuando algo que realmente deseaba, sucedía.
Todo eso, era un combo explosivo para el corazón de cualquier chica.
Y ni Raven ni yo fuimos inmunes al mismo.
-Qué opinas?-preguntó Matthew.
-Qué opino sobre qué?-respondí sintiéndome realmente grosera al no prestarle atención cuando me estaba hablando.
-De ir a comer pizzas al shopping.
Mi cara se transformó al escuchar esas palabras. No podía hacerle eso a Jeremy. Era nuestra tradición. Y sentía que si me iba con otra persona a hacerlo, y siendo más específica, si me iba con otro chico sentía que estaba rompiendo alguna regla de nuestra amistad. Que le estaba fallando.
-Te molesta si vamos por comida mexicana?
Una gran sonrisa en su rostro se asomó dándome a entender que la idea que la había encantado.
-En serio lo dices?
-Claro que si. Tiene algo de malo?
-Es que es raro que alguien quiera acompañarme a comer esa clase de comida. Nadie entiende mis gustos.
De repente esas palabras me hicieron sentir más a gusto dentro de ese auto y me hicieron olvidar por un momento que había dejado atrás a Jeremy en manos de la serpiente venenosa de Raven.
O mejor dicho y cito sus palabras “un cuervo” que se encargaría de sacarle el corazón a cualquier chico sin importar las consecuencias.
Tendría que pasar por sobre mi cadáver para lastimar a Jeremy.
-Tacoville??
-Tacoville-afirmé.
Pasamos el resto del camino en silencio, escuchando la música que pasaban por la radio, cada uno en su mundo.
-Puedo preguntarte algo?-soltó de la nada.
-Dilo.
-Por qué dices que nadie entiende tus gustos?
-Porque Jeremy no soporta que coma comida mexicana. No entiende el porque amo la comida picante.
-Estás diciéndolo en serio?
-Claro, él es más chico de pizza y gaseosas. Yo más chica de batidos y comidas mexicanas.
-Todo eso junto?
-Claro que no – reí.
-Y cómo eso de que es un chico de pizza?
-Para él es la comida perfecta, en toda ocasión.
Y no mentía cuando lo decía.
Jeremy comía pizza cuando:
Estaba triste.
Cuando estaba feliz.
Cuando conseguía lo que quería.
Y cuando estaba frustrado.
-Dice que somos como la pizza con piña y azúcar negro- agregué- Para él somos como el condimento perfecto.
Una risa burlesca apareció otra vez en su rostro y por un momento me recordó a Raven. Cómo no hacerlo si eran tal para cuál.
-De qué te ríes?-lo miré confundida.
-Muchas personas en la escuela piensan que algo pasa entre ustedes.
Mi cara de sorpresa debió haber sido monumental ya que inmediatamente él se disculpó conmigo.
-Lo siento no quería soltarte semejante bomba de esa forma.
-No te preocupes. No tiene sentido que lo hagas.
-Está bien. Solo fue un comentario.No es necesario que le des demasiadas vueltas en tu cabeza.
-No lo haré. Quédate tranquilo. Solo quiero pasarla bien esta noche y dejar de pensar en cosas.
-Y eso haremos.
Pero él no sabía que estaba mintiendo.
Esa idea se había instalado en mi mente y ahora permanecería allí por mucho tiempo.
No habría manera de hacerme olvidar aquello.