El proyecto para M&Co., iba viento en popa. Todo estaba saliendo de acuerdo al plan y estaban dentro del presupuesto y el calendario establecido. Vega había demostrado una vez más ser una líder eficaz y muy eficiente. Incluso, el padre de Altair estaba bastante impresionado con su trabajo, el hombre que era escéptico y que se negaba a admitir su derrota, lo había confesado. Estaban comenzando a ver resultados, en pocos meses habían conseguido ampliar su agenda de contactos y obtener muchos más clientes y ahora mismo su asociación con CRYSTVL era de donde provenían muchos de los ingresos de la empresa. Aquella que su padre se negaba a dejar caer a pesar de que perdía socios constantemente por culpa de su maldita actitud. A veces, Altair se preguntaba qué sería de todos ellos si Liam Moretti dejara de ser un cabrón arrogante que no sabía pedir perdón. Probablemente no habrían entrado en este predicamento en primer lugar. De todas formas, algo bueno había salido porque aquel nuevo proyecto representó para él más libertad de decisión dentro de la empresa a la que estaba destinado y que nunca quiso por el poco poder que tendría sobre su propia vida. Significó también un escape para Izan, que estaba pasándola fatal en casa, y para qué iba a mentirse a sí mismo, le había servido además para conocer más a Vega Lovelace y descubrir que no eran tan diferentes como pensaba.
Incluso pensaba que ya eran amigos, al menos él ya la veía como una, porque era sencillo charlar con ella cuando no estaba a la defensiva, porque era graciosa y le gustaba que fuera curiosa porque entonces siempre encontraba algo nuevo que contarle. Estaba casi seguro de que él ya le caía bien. Aunque no lo contaría en voz alta, porque quizás Vega se reiría en su cara y le diría que dejara de ser un niño rico, arrogante que cree que todo el mundo está a sus pies, como ella siempre solía decir. Casi se ríe al recordarlo.
Ese día tenían que reunirse para trabajar en Starlight String. Habían aplazado la actualización que Vega estaba planeando porque el trabajo en CRYSTVL se había llevado gran parte de su tiempo. Pero ahora que habían recuperado mucho terreno, ella quería volver, especialmente porque había conseguido un nuevo sponsor que quería pagar una buena cantidad de dinero a cambio de una campaña publicitaria completa dentro de la app. Vega se negaba a tomar ninguna oferta hasta que las mejoras que quería hacer estuvieran listas pero esto era grande y debía darse prisa. Así que le había pedido que llevase algunas propuestas listas. Planeaba cambiar por completo los gráficos de toda la app, quería que el tema de estrellas y constelaciones estuviese mucho más presente, que fuese el sello personal de su app y además quería incluir un generador de avatares para iconos, stickers y reacciones personalizadas, todas con el estilo de ilustración de Altair. Lo cual era halagador y emocionante a partes iguales.
Se estacionó frente a su casa y le sorprendió encontrarse con el auto de Izan allí. No tenía ni idea de que él se encontraba en ese lugar y por un momento no supo muy bien qué hacer. Sabía que los últimos meses Vega se había hecho muy cercana a sus amigos, pero no se imaginaba que tanto. Y con frecuencia olvidaba que ella tenía un pequeño enamoramiento con su mejor amigo. Pero no en este momento. No ahora. Ahora era todo en lo que podía pensar. Pero era absurdo que estuviese dudando entre si era o no correcto entrar allí, porque ellos habían acordado una hora y el hecho de que estuviese diez minutos antes no tenía nada que ver con que hubiese estado ansioso por llegar allí sino porque no quería tener que escuchar alguna reprimenda por culpa de su irresponsabilidad... no era más que eso. Así que no era un problema, por supuesto que no.
Subió las escaleras y estaba a punto de tocar al timbre cuando escuchó risas. Por alguna razón, un sentimiento de tristeza lo invadió por completo. Pero fue tan fugaz que podría haber sido solo parte de su imaginación. Una sensación cálida que lo atravesó de pies a cabeza, desapareciendo de inmediato. Como el fantasma de un recuerdo enterrado demasiado hondo en su memoria como para evocarlo. No era una tristeza del todo mala, era melancolía y nostalgia combinadas con algo que no supo nombrar. Se quedó observando el timbre como si este contuviera todas las respuestas a las preguntas que tenía. Hasta que finalmente se armó de valor y lo tocó. Escuchó más risas, esta vez más ruidosas y divertidas, cuando finalmente alguien le abrió la puerta. No esperaba encontrarse a la chica de cabello claro como la miel y sonrisa brillante que lo recibió, había pensado que Vega estaba sola con Izan pero también se encontraba Adara allí y era ella quien había abierto la puerta, descalza, usando calcetines de colores. Lucía muy cómoda allí.
—¡Tai! Estábamos esperándote, entra ya —se saludaron con un beso en la mejilla—. ¿Puedes creer lo ruidoso que es el timbre de Vega? —se rio—, casi nos da un infarto.
Addie lucía tan genuinamente feliz que Altair supo que estaba pasándola bien, y que disfrutaba esta nueva amistad que se había formado entre ellas, incluso que estaba en las nubes por ello, especialmente porque Vega a veces le revelaba en exclusiva algunas de las novedades que traería Starlight String y si había alguien que fuese un total adicto a esa red, esa era ella. Se sintió culpable por haber privado a sus amigos de ello con su enemistad tonta.
La siguió hasta la cocina donde Vega e Izan estaban sentados en la isla comiendo snacks y mirando algo en la laptop de Izan. Probablemente estaba enseñándoles su más reciente cover de guitarra o enseñándoles alguna de sus nuevas producciones. Él adoraba pasar el tiempo haciendo eso. Se acercó a su amigo y lo saludó de la misma forma que lo había hecho desde los ocho años. Aquel saludo a estas alturas debería avergonzarlos pero era como su cosa especial y aunque ninguno de los dos lo dijera, lo disfrutaban mucho. Vega les sonrió desde donde estaba y luego rodó los ojos.