El salón está en silencio, lo único que se escuchan son las respiraciones y los pulsos acelerados de los que estamos presentes en la sala. Sé que por sus cabezas se están pasando miles y miles de cosas, intentando unos averiguar el significado de la canción y otros en cambio, intentando asumir que la canción es real, como yo.
No puedo creerme esto que está pasando, no puedo. Se me ha hecho un nudo en la garganta y la boca se me ha secado. Tengo unas ganas enormes de ponerme a llorar de la impotencia, de no haber podido hacer algo para que no sucediera.
Siento como las manos de María se alejan de las mías y como se levanta bajo la atenta mirada de todos para salir al jardín.
- La canción… - intenta decir Nacho.
- ¿Estáis pensando lo mismo que yo no? – pregunta Lucas.
- Por eso quería ayudar a Sofía – dice Bale.
- ¿Dani es cierto? – pregunta Sergio - ¿Ha sido maltratada?
- Yo… yo no soy quien para contaros nada – dice agachando la cabeza.
Todos comienzan a hablar a la vez pero desconecto de sus conversaciones hasta que veo entrar otra vez a María al salón. Cuando lo hace todo el mundo se calla y ella se acerca otra vez a mí.
- ¿Podemos ir a casa? Ya se ha hecho tarde y estoy cansada – me dice al oído.
Yo asiento sin decir ni una palabra.
Me levanto del sofá y cojo nuestras chaquetas. Nos despedimos de todos de una manera fría.
Al llegar al coche de camino a su casa, ninguno de los dos abre la boca, no sabría que decirle, la verdad. Estoy confuso, otras veces estoy enfadado, pero también estoy preocupado y estoy sufriendo. No es justo, esto no es justo.
Al llegar a su casa nos dirigimos a mi habitación y nos ponemos el pijama. Bueno mi pijama consiste en quedarme en bóxers. Al meternos en la cama nos quedamos mirando al techo los dos. Intento decirle algo, pero no sé muy bien cómo hacerlo.
- María – llamo.
- Dime – me contesta mientras se gira a mirarme.
- Esa canción la has escrito tú y sueles decir que lo que escribes está basado en experiencias tuyas – digo mientras sigo mirando al techo sin atreverme a mirarla.
- Así es – me dice afirmando lo que he dicho.
- ¿Te han maltratado? – pregunto soltando la bomba y esta vez la miro a los ojos.
- Sí – me contesta mientras vuelve a mirar al techo para evitar mi mirada y siento que tiene ganas de llorar.
- ¿Qué paso? – vuelvo a preguntar mientras me acerco a ella y paso un brazo por su cintura.
- No quiero hablar de ello – me contesta un poco seca.
- ¿Por qué? Soy tu novio, estás cosas me las tienes que contar – digo mientras me apoyo en mi codo para mirarla mejor a la cara.
- Lo sé, pero hay cosas que la gente no quiere compartir – me contesta.
- ¿No confías en mí? – pregunto – ¿Es eso? Porque te recuerdo que en una relación tiene que haber confianza y contarse todo. Y esto es algo muy importante y serio, María – sigo diciendo mientras siento que me estoy enfadando.
- Confío en ti, Marco. No tiene nada que ver la confianza para contarte que es lo que paso – me contesta mientras me mira.
- ¿Ah no? ¿Qué pasa que cada vez que tengas algún problema no me lo vas a decir? – sigo preguntando cabreándome cada vez más.
- Claro que te lo voy a decir – me corta.
- ¿Qué me vas a ocultar cosas e ir descubriéndolas poco a poco? Porque parecía un poco tonto al no saber que habías sido maltratada. Joder María, soy tu novio. Quiero conocer cada parte de ti, ya sea buena o mala. ¿Pero si empiezas a ocultarme cosas…? – sigo diciendo.