Mientras no me olvides, no me habré marchado del todo

Capítulo 2 - Respirar

Miro a través de la ventilla. Veo como atravesamos las nubes y siento que ella está ahí conmigo. Siempre que me subo a un avión es como si estuviera cerca, como si el hecho de estar a miles y miles de kilómetros del suelo me hicieran estar un poquito más cerca de mi hermana, de su hogar ahora.

 

Dejo de mirar por la ventanilla y mi mirada se posa en la persona que tengo a mi derecha, en mi pequeña, que se encuentra dormida en el asiento. Que rápido pasan los años y que rápido crecen. Sin darme cuenta ya tiene casi 5 años.

 

Os preguntaréis como soy físicamente. La verdad es que no soy nada del otro mundo, una chica morena, con ojos marrones. Nada poco habitual ni especial que me haga ser diferente al resto de las chicas. Simplemente soy yo y creo a fin de cuentas que es eso lo que me hace ser especial en cierta manera, que soy 100% yo misma. 

 

 

 

¿Y la pequeña Natt? Es una niña preciosa, morena como su madre y de ojos claros, heredados de su padre. A pesar de crecer sin una madre, es una niña alegre, simpática y muy sociable.

 

 

 

Y bueno aquí nos tenéis a las dos, rumbo a Madrid. ¿Por qué? Me estaba agobiando mucho en casa, con los estudios, la llegada del aniversario de la muerte de mi hermana… Mi casa se había vuelto un lugar en el que no podía respirar. Así que antes de los exámenes he decido tener unas mini vacaciones. Y por ese mismo motivo me he traído a Natt. La mayor parte del día estoy con ella, la doy de comer, cenar, la acuesto, la llevo al cole y la traigo, voy con ella al parque… En definitiva, paso mucho más tiempo que su padre con ella, ya que él se pasa el día trabajando para poder mantenerla, a la niña y a la casa.

 

¿Y por qué Madrid? Hace mucho tiempo que no veo a primo y creo que mi llegada en un momento tan importante como este, a punto de proclamarse campeones de Liga y teniendo la final de la Champions cerca, le va a dar la confianza que necesita y el cariño para afrontar lo que le espera. Además es una sorpresa, no sabe que vamos, así que espero que le guste nuestra visita.

 

 

 

El avión está a punto de aterrizar y despierto con cariño a Natt. Cojo la maleta del portaequipaje y de la mano bajamos del avión. Nos adentramos entre la marea de gente que hay en la terminal de barajas. Busco el cartel de salida y cuando lo encuentro  nos dirigimos hasta allí. Al salir de la calle los primeros rayos de sol de la mañana nos dio de golpe. Busque un taxi, nos montamos y le di la dirección de casa de mis tíos. Natt mira por la ventana con entusiasmo ya que es la primera vez que visita la capital.

 

Al llegar a casa de mis tíos, Natt corre hasta la puerta mientras yo me encargo de pagar al taxista. Cuando llego a la puerta mi tía ya había abierto la puerta y estaba abrazando a la pequeña. Pero cuando me ve no puede evitar soltar un par de lágrimas al verme y me abraza con mucha fuerza.

 

          -       Me alegro de verte cielo, ¿qué tal va todo por casa? – me pregunta mi tía mientras nos hacía pasar dentro de la casa.

              -       En casa bien, dentro de lo que cabe teniendo en cuenta las fechas que son – le digo lo más sincera que puedo.

            -       Lo sé cariño. ¿Y qué os trae por aquí? -  me vuelve a preguntar intrigada por nuestra visita.

             -       Necesitaba despejarme antes de los exámenes, en casa no había quien estuviera y he decidido traerme a Natt conmigo para que la veáis – le contesto.

              -       ¿Y qué queréis hacer ahora? Dani se ha marchado ya y tu tío se ha ido a trabajar – me dice mientras colocamos la maleta en la habitación de invitados.

           -       Creo que voy a ir a Valdebebas a ver el entrenamiento, creo que le hará ilusión vernos allí – le contesto sonriendo.

              -       Me parece bien, iré a buscar los pases para que os dejen pasar – me dice mientras sale de la habitación.

 

Mi tía llega con los pases y salgo de casa con Natt. La llevo hasta el coche de mi tía y la siento en la sillita de la parte de atrás que tenían guardado en el trastero de cuando mis primos eran pequeños.

 




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