Capítulo 11:

Opening:

♫Siempre vacacionar,

no vencerá a todo el mal,

y si tú,

quieres ser,

un laburante,

¡vencerás!♫

♫Con todo el esfuerzo,

llegaras a vacacionar más,

y si la plata se va,

el gaucho te guiará.♫

♫¡Milo y Kanon X!

¡luz de libertad!

porque si son tus esfuerzos como tus bolsillos,

nadie te parará♫

♫¡Milo y Kanon X!

Jóvenes inexpertos.

¡Milo y Kanon X!

Siempre arañando a fin de mes.

¡Milo y Kanon X!

Unidos por las vacaciones.

¡Milo y Kanon X!

¡Junto a Mu y Aioria!

¡Hasta el final!♫

Narrador: En el anterior capítulo de Milo y Kanon X de vacaciones… Los chicos encontraron por fin la forma de salir de ese mundo virtual al invocar a alguien perteneciente al universo de Get Backers, no obstante, aunque el plan era al principio otro, al final lograron salir por un error del juego gracias a que Makubex sabía tejer. Luego de llegar al otro mundo, los muchachos se encontraron con un nuevo asesinato realizado por un hombre de pelo azul que era nada más y nada menos, que Munakata (cosa que ellos no lo sabían, pero ya se verá esto ahora), es ahí cuando escapan entre todos después de que casi ese hacker fue traicionado por los dos caballeros, no obstante, enseguida fueron abordados por los subordinados de ese uniformado y encerrados en calzones. De ahí la autora los liberó para luego desaparecer, pero aún tenían un impedimento, el cual era salir de la mazmorra. Sin embargo, la solución a ese predicamento apareció flotando arriba de las celdas, y eso era un gato con uniforme, así que ahora deberían buscar la manera de atraparlo, aunque viéndose sin opciones, empezaron a realizar el cantico de Shaka para probar suerte. ¿Será que nuestros héroes invocaran al diablo por hacerlo mal? ¿Se arrepentirá el caballero de Virgo por haberle enseñado ese mantra a Kanon más adelante? ¿O los abrirá en canal Munakata como lo hizo con Suoh Mikoto? ¡Todo esto y más en el capítulo de hoy!

Volviendo a la serie, uno de los caballeros que estaba con los que se habían quedado en el hotel, estornudó bien fuerte, lo que lo llevó a Dohko a llamarle la atención, pues estaban en medio del festejo por la restauración de la libertad en ese país lleno de corrupción; hasta Máscara de la muerte estaba ahí.

—Che, ¿qué te pasa? ¿Te estás enfermando? —le preguntó al otro.

—Agh, no… es sólo que… —se enderezó el rubio; el que había estornudado era Shaka—. Creo que alguien usó mal alguna de las buenas enseñanzas que me dio Buda.

—¡Ah! —el Libriano le dio una fuerte palmada en la espalda casi sacándole un pulmón al pobre caballero de Virgo—. ¡Deja de pensar en cosas tan negativas y céntrate en el festejo!, porque no vamos a tener otra ocasión de ver a los hermanos Guarennes cantar Tangananica, Tangananá con un ukulele en ninguna otra ocasión —le avisó señalando con su pulgar a los intérpretes.

https://www.youtube.com/watch?v=vUgLcIUVkCY&t=3s&ab_channel=31minutos

Los chicos estaban teniendo una fiesta en la playa, mientras que Kanon y Milo, se encontraban peleando por sus vidas junto a Makubex, quien halló el gato ese flotando, y hablando de gatos, cosas budistas y más, volvamos con ellos. En lo que estaban convocando un milagro, en su lugar invocaron al diablo, o al menos eso creyeron porque empezó todo a prenderse fuego.

—¡Qué está pasando! —exclamó Makubex, quien vio que Milo y el Geminiano siguieron en lo suyo hasta que les dio a los dos un buen zape para despabilarlos, de lo contrario proseguirían con sus tonterías—. ¡Dejen de estar cantando esa bazofia!

—¡Eh! ¡Cuidadito que esto me lo sé bien! —aseguró, pero luego de darle una mirada a sus alrededores, se arrepintió de lo que dijo, en especial cuando vieron a una figura con el cabello rojo salir de entre el fuego y con unos cachos—. -w- Bueno… quizás sí nos equivocamos un poquito —avisó él juntando apenas un par de dedos para minimizar el problema en el que se habían metido ahora.

—Creo que es un Dios latino -w- —advirtió el Escorpiano.

—¿A quién le dices latino? Soy japonés —avisó el demonio, mostrando la cara, y ese era Souh; sí, el mismo tipo al que había matado el uniformado.

—¿Ese no es al que vimos morirse? —lo señaló Kanon mientras se dirigía a sus compañeros, quienes le asintieron.

De repente, apareció alguien echando la puerta abajo, descubriendo así a Munakata, quien abordó de la peor forma la escena, haciendo que Suoh diera un giro melodramático sobre sus talones para enfrentarlo.

—¡Munakata! —gritó el pelirrojo.

—¡Suoh Mikoto! —y sacó su espada (no la que tenía entre las piernas sino que la que tenía en su cintura)—. ¡Muere!

Es así cómo en un abrir y cerrar de ojos ambos reyes, el endemoniado, y el peliazul, se empezaron a cagar a palos, lo cual aprovecharon los tres prófugos para ir a la puerta que estaba abierta y escaparse por ésta; al final no tuvieron que esperar a agarrar al gato. A todo esto, ¿qué pasó con ese felino?, pues… un rosarino que pasaba por ahí vio que el animal estaba ya cocinado y se lo comió por necesidad.