Opening:
♫ Una botella turuturu turu turu
♫ Una botella turuturuuu Una botella turuturuturuuu Una botella ♫
♫ Botellazo Tururururu Botellazo tutututututrruruuuuu Botellazo tururu Botellazo♫
♫ Milo y Kanon turutururu se van de joda tururu se van de joda turururu y se van de joda♫
A la verga todos tururururu a la verga turururu a la verga tutururururu a la verga♫
Si ves dos Milo y Kanon, por favor, no los violes.
Narrador: En el anterior capítulo de Milo y Kanon XX… nuestro héroes nuevamente están en grandes dificultades, ya que aún no lograban dar con el baño de la casa de Acuario, es más, tuvieron que ir al boliche en el que se encontraban Shun e Ikki para recolectar información. No obstante, ellos no sabían nada de aquello, pero después de pensarlo un rato, se dieron cuenta de que probablemente Saga y Camus habían hecho algo sospechoso a sus espaldas (y no, guarradas no), es por eso que decidieron regresar al templo. Al llegar, nuestros protas se encontraron con que la fiesta había sido interrumpida de una forma abrupta, y que detrás de todo eso estaban Saga y Camus esperándolos para cagarlos a trompadas por décimo sexta vez. ¿Acaso estoy teniendo un déjà vu? ¿La fiesta volverá a repetirse? ¿Los caballeros de Atenea dejaran de ser tan boludos? ¿Quizás a la autora le tome un capítulo más esto? ¡Lo sabremos ahora en el episodio (y probablemente último) de hoy!
Como se dijo antes, Milo, Kanon, Saga y Camus, ahora se encontraban enfrentados. ¿Pero esto era todo lo que pintaba?
—Che, esto está re bueno —mencionó Milo jugando al UNO con el resto de los tres.
—Puta madre, estoy lleno de cartas. ¡Carajo! —se quejó el Geminiano.
—Siempre tan perdedor, Kanon —le dijo su hermano, quien apenas le quedaban dos cartas.
—¡Cállate! —le gruñó a su gemelo.
—Ponte serio de una buena vez, Milo —le mencionó algo irritado Camus.
—Lo siento —se encogió de hombros el Escorpiano.
—Hey, ¿no se nos está olvidando algo? —preguntó Kanon elevando una ceja. Entre el grupo se miraron, pues estaban sentados en ronda jugando al UNO y, por lo visto, ninguno recordaba qué era lo que había pasado originalmente, así que se omitió la pelea entre ellos.
—Que bah, seguro que era algo re irrelevante —aseguró Milo restándole importancia. Por otro lado, de repente apareció Mu, y al parecer estaba en una pieza.
—Hola chicos. ¿Qué están haciendo? —le preguntó al grupo.
—Qué te importa —le contestó de mala gana Saga.
—Estábamos jugando al UNO. ¿Quieres sumarte Mu? —le preguntó con muy buenos ánimos Milo.
—Lo siento, pero no creo poder, tengo cosas que hacer —se dio la media vuelta, pero luego se detuvo al recordar algo—. ¡Cierto! —se volvió hacia ellos—. Aioria necesita que le hagas un favor, Camus, así que cuando tengas tiempo pásate por la casa de Leo —le comunicó al otro.
—¿Un favor? —pestañó varias veces el frízer con patas, y luego se dirigió a sus compañeros—. Bueno, en ese caso iré ahora —mencionó, y se puso de pie—. Nos veremos luego. ¡Ah, cierto! Milo.
—¿Yo qué? —levantó la cabeza mientras comía unos pokys de chocolate.
—Arrojaré todos los dulces que dejaste en mi nevera como venganza de la fiesta —aseguró entre cerrando los ojos el Acuariano, luego se retiró.
—¡NOOOOOO! —soltó un grito desgarrador el Escorpiano en lo que se tomaba la cabeza con ambas manos y, se arrodillaba dramáticamente.
—No sé porque hace siempre tanto espamento por unos míseros dulces -w-U—asintió su hermano dándole la razón.
Mientras tanto, ahora en la casa de Leo.
—¿Tengo que llenar esto? —preguntó levantando una ceja Camus al ver el contenedor de madera lleno de agua con Aioria adentro.
—Sí, por favor, no aguanto más el dolor —gimió angustiado Aioria.
—Tch, que molesto; ¿y enserio no puedes caminar? —le volvió a interrogar.
—Sí —dijo bajando la cabeza con gran malestar—. Mu fue muy bruto… pero, aún no puedo creer lo que ha pasado; todo estuvo fuera de mis expectativas. Se supone que sería AioriaXMu, no al revés —el Acuariano se hizo el desentendido respecto a ese comentario, y decidió ayudar al caballero dorado de Leo lo más pronto posible.
—Bien, levántate un poco, no quiero congelarte las bolas —le anunció, y eso hizo Aioria, bah, como pudo. Después de que Camus consiguiera congelar el agua, llegó el hermano muerto de Aioria, Aioros, y le preguntó a la hielera con patas que había sucedido.
Volviendo a la casa de Acuario.
—La fiesta ha terminado, ¿y ahora qué hacemos? —preguntó Milo.
—No sé, se me olvidó por completo lo que quería hacer —mencionó Kanon.
—¿No tenías ganas de ir al baño? —interrogó Saga.
—¡Ah, sí! Pero ya se me cortaron las ganas con tantas vueltas que dimos —movió ligeramente los hombros en señal de angustia.
—Luego no vas a poder hacer —sonrió malévolamente su gemelo.
—Ya sé que me va a costar, así que deja de joder —mencionó Kanon haciendo una mueca.
—¡Hey, miren eso! —señaló Milo detrás de una de las columnas, donde había quedado las cenizas del DJ que tocó anoche y unos cascos (y sí, ya era de mañana).
—¿Son los restos del que ponía la música? —se inclinó el Geminiano para ver.