Opening:
♫ Volvemos a empezar, la historia se escribirá de nuevo.
A poca velocidad, lo sabemos bien.
Teñirse tú veras de rojo las nalgas de Milo y Kanon,
Salvarlos todos debemos, con valor. ♫
♫ Paraíso nunca fue, los 12 templos ya debes conocer.
Llevamos adentro, un putazo dormido.
¡Disfrútalooooooo!
♫ Atravesemos con decisión,
Los anos de los Dioses,
Difícil será sin perder,
¡No nos tienen que coger!
Y los putazos en acción,
Deja que te conmuevan el corazón,
Aquel mañana que se olvidó,
Volvamos todos a recordar,
En la nueva temporada que va a iniciar. ♫
Narrador: En el anterior capítulo de Milo y Kanon XX… Kanon y Aioria habían logrado terminar de negociar con la bruja de blanca nieves, pero para eso tuvieron que entregarle a Adrien, quien era el más princeso del grupo, obteniendo como resultado que él cayera dormido. Más tarde, se trasladaron a la casa de dulce, donde allí Marinette hizo una escena vergonzosa, y terminaron siendo descubiertos por Radamanthys, pero no sólo eso, también se vieron obligados a regresar las cosas que se iban a llevar. Por otro lado, lograron obtener una pequeña pista sobre cómo regresar a su mundo, y quedaron atrapados en un juego llamado el “Ascensor dimensional” gracias al idiota de Aioria. Ahora nuestros queridos amigos, tienen que enfrentarse contra un espectro que probablemente los hará sufrir. ¿Podrán superar esta valiosa prueba de valor? ¿Adrien se despertará pronto? ¿Veremos más Aioria x Mu en este capítulo o tendremos que seguir esperando? ¡Todo esto y más en… no encuentro el sinónimo para no repetir capítulo!
Una enorme tensión estaba poseyendo a todo el grupo en ese momento, pues apenas el elevador estaba trasladándose al siguiente piso, y peor aún, tendrían que pasar por otro más, lo cual llevaría algunos minutos.
—Hey, Kanon, hey —se escuchaba la voz de la mujer que se había subido al elevador, y andaba jodiendo al peliazul hace ya un rato.
—Esta mina es más pesada que una mosca de verano ¬¬ —se quejó Kanon, quien parecía que por la molestia, había desaparecido todo rastro de miedo en él.
—¡No seas tonto, no la hagas enojar, no sabemos que puede hacer! —le advirtió Marinette mientras que Aioria vio que apenas habían apretado el piso uno, subieron derechito al diez, lo que significaba que habían hecho todo bien. Sin embargo, un terrible estruendo se empezó a escuchar, fue entonces cuando todos se dieron cuenta por el mal olor que había en la cabina que la mujer espectro se estaba pedorreando, y lo hacía sin parar.
—¡Uh! ¡La puta madre! ¡QUÉ OLORRRR! —se llevó una mano al rostro el Geminiano, quien parecía que iba a vomitar.
—¡Hug! ¡Me estoy asfixiando! —el aroma le resultaba a la pelinegra tan desagradable, que no le bastaba para cubrirse con una sola mano.
—¡Que hija de puta! —gritó el Leonino que se pegó la cabeza contra el panel, el cual soltó algunas chispas, pero al parecer seguía funcionando.
—¡Tené ojo boludo! ¡A ver si nos quedamos atrapados acá con esta flatulencia!, lo peor sería morirnos con este olor a pedo, en lugar de quedar encerrados en otra dimensión —exclamó Kanon, quien luego empezó a toser por el asco—. ¡Aggg, el gas metano que libera esta guacha son como bombas atómicas! —el olor que había ahí parecía estar matando al grupo, incluso, quizás existía la posibilidad de que Adrien despertara con eso, más que nada porque su rostro se estaba poniendo morado.
—¡Por fin llegamos! —todos se alegraron, pero al descubrir que tenían que volver al piso uno, se desanimaron.
—¡No hables al pedo, Aioria! —le dio un coscorrón Kanon.
—¡Lo siento! —se sobó la cabeza adolorido.
Sin embargo, los chicos no esperaron que algo terrible fuera a pasar, ya que debajo del vestido de la chica se empezó a escuchar que algo caía.
—¿Qué fue eso? —preguntó aterrado Aioria.
—¡Le sale caca de debajo del vestido! —advirtió Marinette, que para mala suerte de ella, estaba al lado de la mina, y encima, no resistió el asco que le daba, es por eso que se puso de puntitas tratando de alejarse lo más que podía de ella.
Ante el anunció tan descabellado de la pelinegra, el pánico no se hizo esperar, y entre arañazos y empujones, salieron apenas las puertas se abrieron.
—¡Pensé que iba a morir! —gritó Aioria ahora en el suelo.
—¡Por fin aire fresco! —mencionó Kanon inhalando profundamente, pero en realidad olía a azufre.
—Dios mío, nunca debí aceptar ayudarlos —se lamentó la chica apoyándose en sus rodillas, ya que luchaba por respirar.
—Che, me parece a mí, ¿o está todo un poquito cambiado? —preguntó Kanon poniéndose las manos en la cintura.
—Ahora que lo dices… —Aioria se puso de pie y miró el paisaje junto a sus compañeros.
Los doce templos estaban prendidos fuego, y cerca de la entrada de la casa de Aries, se podía ver a los zombis dorados bailar la canción llamada “Chacarron Mocaron” mientras tenían carteles de huelga.
—Sí, parece que cambió un poquito todo —mencionó Kanon de lo más natural.
—Che, que partuza que están haciendo ahí. ¿Por qué no vamos a echar un vistazo? —preguntó el castaño.