Parte 1
—Ha pasado mucho tiempo, Olivia
—¡Elder!
Debo admitir que su reacción me sorprendió, un abrazo no era exactamente lo que esperaba.
Esto es lo que pasó.
En el año 2018 se creó la ley “Ayudando al mundo” en Ciudad Arcadia por parte de la asociación “Misericordia”, la cual por razones de los distintos casos de abandonos en el mundo y también resultados lamentables por las guerras. Muchos niños resultaban abandonados, y en el peor de los casos morían. Bueno esto sigue pasando hoy en día, ¿verdad?
Quiero decir, el mundo siempre ha sido cruel con todos, ancianos, adultos, niños, e incluso animales. Siempre pensé que esto era lo que comúnmente llamamos “realidad”. Seamos sinceros, si no se sufre en la vida, no es una vida. Es como aquel dicho, “Si tu madre no te jode, no es tu madre, es tu tía”
En fin, la cosa fue simple. En aquel entonces vivía con Olivia en una casa… relativamente grande diría yo. Ya saben, dos pisos, una cochera, y muchos cuartos, cinco para ser más exactos. La buena vida, LA MEJOR. Pero... todo tiene su final.
Olivia y yo teníamos los requisitos mínimos para “adoptar”. El gobierno siempre hace y obtiene lo que quiere. Algunas veces solía pensar, ¿de que vale vivir si siempre habrá alguien que abuse de ti? La palabra “Se tu propio jefe” es una muy dulce mentira, algo que en verdad cuando crees que estas en la cima del mundo, sientes como caes lenta y dolorosamente, escalón tras escalón, ¡una horrenda derrota! Aunque, quizás este exagerando…
En ese entonces tenía 21 años, la primera niña que llegó fue la pequeña Emilia de 12 años, una linda niña de cabello rojo oscuro, aunque parecía guinda, piel blanca y ojos café. No mentiré, al principio estuve furioso. ¿Quién en su sano juicio le teñiría el cabello a una pobre e indefensa niña? Eso pensé, pero luego descubrí que era natural. Bueno era normal sentirme así, ¿verdad?
He visto suficiente basura en televisión, como la gran noticia del pequeño niño adicto al tabaco, o también los tatuajes a bebes recién nacidos ¿!En qué clase de mundo vivimos, eh?!
Mi vida con Emilia y Olivia fue agradable. Ahora que lo pienso, valió la pena estudiar sin descanso, ni vacaciones en la Universidad, quiero decir ¿Por qué algunas personas desean las llamadas “vacaciones”?
Aquellas “vacaciones” no son más que pérdida de tiempo, y de dinero por supuesto. Me conformo con el “tiempo libre” ya saben; sábados, domingos, feriados, y como no los viernes en la noche. Aunque esto último dejo de existir para mi desde la llegada de Emilia.
A mis 22 años ya era ingeniero civil, lo odiaba. En serio, LO ODIABA.
Pero díganme ¿acaso la frase “me gusta esta carrera” es la mera verdad?
Una vez escuche esto de mi abuelo quien era médico, “Hijo, ¿crees que me gusta ser doctor? No me disgusta, pero mis días no son los mejores. La mayoría de personas evitan decir la verdad, por miedo a ser llamados infelices. Escogí esta carrera por un motivo, facilidad. Fue muy bueno en clase de Anatomía y por supuesto en algunas ramas de la biología del cuerpo humano como también de animales. Tuve la facilidad porque leer se me hace fácil. ¿Quieres saber lo que en verdad le hace feliz a uno? Es el resultado, trabajar, trabajar, trabajar, y trabajar, cansa. Pero el tan solo ver a mi familia feliz en una casa cómoda, viajando y paseando alrededor del país, hace mi felicidad. Yo no estudie porque me guste la carrera. Estudie porque el resultado es lo que me hace feliz”
En mi caso, estudie por conveniencia. Mi padre era ingeniero civil, mis tíos también. Tenía la facilidad de aprender cuando ellos estaban a mi lado. Si hubiera tenido la opción de elegir mi estilo de vida. Hubiera deseado tener padres ricos, muy ricos. Sin embargo mi madre me hubiera obligado a estudiar. Después de todo, hasta a un millonario sin alguna asesoría o estudio le pueden tomar el pelo, ¿verdad?
Aunque hubiera preferido ser deportista, ya sabe. Correr en una cancha persiguiendo la pelota y ganando millones. Sería la vida perfecta, y futbol era un deporte que me encantaba.
Pero aun así tenía que estudiar algo. Hasta los mejore futbolistas tienen una profesión, después de todo, nada dura para siempre. Como mi tranquila vida con Olivia.
Bueno, vivir con Emilia no era tan malo, lo “mejor” vino dos años después.
Teniendo aun espacio en nuestra casa. Al estado no se le ocurrió mejor idea que llenar el espacio con la pequeña Alba de 10 años, una niña bellísima de cabello rubio hasta el cuello con una pequeña cola de caballo, ojos verdes y piel clara, debo admitir que el tiempo que pase con ellas. Fue el mejor de mi vida. Mi visión sobre la vida cambio para siempre, nunca pensé en tener hijos. El tan solo llegar a casa y ver aquellas 3 sonrisas esperándome, hacían que todo valga la pena, quizás era eso lo que mi abuelo trataba de decirme.